“El movimiento se demuestra andando” Diógenes de Sinope
Se dice de Diógenes, aquel pensador sin duda extravagante, irreverente y directo, que en una ocasión se le acerca el mismísimo Alejandro Magno y le pregunta: « ¿Puedo hacer algo por ti?», a lo que Diógenes le responde: « ¡Apártate, me estás tapando el sol!».
Es famoso aquel relato en que Diógenes, el filósofo cínico, enemigo de fórmulas, convencionalismos sociales y máscaras, salió a la plaza de Atenas en pleno día portando una lámpara y, mientras caminaba, decía: «Busco a un hombre».
«La ciudad está llena de hombres», le contestaron de inmediato, a lo que él respondió: «Busco a un hombre de verdad, uno que viva por sí mismo, no un indiferenciado miembro del rebaño».
Hoy, si bien nos haría mucha falta la lámpara de Diógenes para salir de esta pesada penumbra, más propia de Transilvania que de la primera ciudad que contó con iluminación eléctrica en nuestro país, podemos estar seguros que contamos con esos hombres que saben hacer política, que tienen algo más que un paquete provisional con fines electorales y, sobre todo, que son líderes con autoridad moral dispuestos a encabezar el esfuerzo conjunto para verdaderos logros ante los delicados y apremiantes problemas tanto de cada municipio como de nuestro estado. Hombres de trabajo, respaldados por capacitados equipos y que estarán en permanente contacto con la sociedad. Y algo de mucha importancia en estos cruciales momentos de nuestro devenir como país: hombres curtidos en la lucha por la libertad, en la defensa de valores y principios: todos aquellos que constituyen derechos básicos, todos aquellos derechos que no son negociables. Hombres que harán lo necesario por iluminar la ruta libertaria.
Se acerca el momento de apartar el anticipado pesimismo de muchos y la desconfianza de otros. Hoy, una vez más, se hace necesario intentar que no nos devoren las pasiones políticas, las hipotecas partidistas o las estrategias del mercadeo político que sobran en momentos tan complejos.
La legitimidad electoral, el voluntarismo personal y las ganas no son suficientes para gobernar nuestro terruño. Eso lo saben los candidatos, y por eso resulta delicado adelantar lo que harán para cumplir con tantas declaraciones bien intencionadas.
Los improvisados, lo enseña la historia, sólo confunden, endeudan y desilusionan; de ahí que un populista o un politiquero no le sirva a nuestra región. Reiteramos que no es momento para esas jugadas del librito político, entre las que se destaca desprestigiar antes que controvertir, con la recurrente declaradera que en muchas ocasiones no es ni clara, ni completa, ni veraz. Nadie elige a un eterno coro de indignados como concejales, alcaldes o gobernadores.
Los esfuerzos que se hacen por la unidad no deben ser únicamente para evitar una futura derrota. Deben también servir para que los factores democráticos puedan ofertar buenos candidatos, que, en fin de cuentas, es lo que espera la ciudadanía.
Y, a todas éstas, la lista de aspirantes sigue creciendo, en ella hay de todo. Hay personas que cuentan con apoyos, experiencia y compromiso para llevar adelante tan ardua gestión; hay también malos precandidatos, pero posibles buenos tribunos. Hay quienes definitivamente carecen de todo respaldo popular, pero se venden como si valieran mucho.
Como siempre, la unidad sólo se logra con el reparto equitativo del poder. Dejar a todos contentos no es fácil, pero el esfuerzo se debe hacer. Entonces… ¿Por qué tanta arrogancia? ¿Se pondrán de acuerdo para escoger a los más aptos y comprometidos?…
Se dice que Diógenes era cínico pero no un tarado. Sabía que si uno busca con ahínco un hombre puro corre el riesgo de encontrarlo. Simplemente Diógenes sólo buscaba un buen candil que iluminara de noche su rostro para que otros lo reconocieran, mientras él volvía al barril donde ya lo esperaba su perro.