Está surgiendo ante nuestros ojos un nuevo orden mundial, distinto al que había prevalecido en las últimas décadas.
¿Qué fue lo que pasó en Afganistán? No fue poca cosa. Estados Unidos, la primera potencia política, militar y económica del mundo, fue derrotada por unos talibanes “primitivos y atrasados”. Estos mismos talibanes, con la ayuda norteamericana, habían derrotado previamente a la Unión Soviética y a sus propósitos imperialistas en la región.
Vale la pena profundizar en el análisis de lo que significa lo ocurrido en Afganistán. Está surgiendo ante nuestros ojos un nuevo orden mundial, distinto al que había prevalecido en las últimas décadas.
Mi generación comenzó a existir inmediatamente después de finalizar la segunda guerra mundial. De esa guerra emergió Estados Unidos como líder indiscutible del llamado “mundo libre”. Al cabo de poco tiempo tendría que compartir el liderazgo global con la Unión Soviética, que había jugado un papel fundamental en la derrota del eje Berlín-Roma-Tokio. Son los años de la guerra fría cuyos protagonistas principales fueron precisamente los Estados Unidos y la Unión Soviética.
Finalizando la década de los años ochenta cayó el muro de Berlín, símbolo de la dominación soviética y en los años subsiguientes colapsó aquel imperio construido sobre la base del marxismo-leninismo y de la dictadura del proletariado.
Se inició entonces un breve período de un mundo unipolar, en el cual existió una sola potencia hegemónica, con un poder militar absolutamente superior a cualquier otro, incluso superior al poder militar que se hubiera podido organizar como alianza contra el imperio. La supremacía militar llevó al liderazgo norteamericano a sentirse “dueños” del mundo y a pretender imponer su voluntad en todo el planeta: en Irak, en el Medio Oriente, en Irán, en Libia, en Siria, en Centro América, en el Caribe y hasta en Rusia y en China.
Pues bien, lo que acaba de ocurrir en Afganistán es justamente que se ha puesto en evidencia el fin del mundo unipolar. Está surgiendo un nuevo orden mundial. No digo que ese nuevo orden será mejor o peor. Lo que sostengo es que será distinto, China y Rusia emergen como un polo que no puede ignorarse. Vladimir Putin y Xi Jinping están construyendo una alianza que desafía el poderío norteamericano. Es un nuevo tiempo de turbulencia política, influido por el tema energético y por asuntos climáticos y geopolíticos distintos a los que prevalecieron a final del siglo XX.
Seguiremos conversando.