Alejandro Bautista González: Reconstruir a Venezuela IX

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Reto del próximo Gobierno Democrático

Antes de entrar al sector industrial, debo referirme a algo muy interesante que por lapsus en la redacción del artículo anterior, pasó inadvertido hacer mención de un importante  incentivo para el sector agropecuario. Se trata de recomendar al próximo gobierno democrático que se den los venezolanos, designar una Comisión Especial, integrada por abogados competentes para que estudien la restitución de la propiedad privada, entiéndase fincas, hatos (incluidos semovientes, maquinarias y equipos agrícolas) que fueron expropiados tanto por Chávez como por su sucesor y establecer responsabilidades contra aquellos funcionarios causantes de dichas transgresiones.

Reconstrucción del sector industrial

Reconstruir el desmantelado sector industrial venezolano, no es tarea fácil. Recientemente fue publicada una declaración emitida por un importante organismo empresarial venezolano, cuyo inicio decía “…El 93% de los empresarios nacionales no creen que se produzca una recuperación económica e institucional del país sin que primero haya un cambio de gobierno, de acuerdo con el más reciente estudio realizado por la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria)”.

Se trata de una Encuesta Económica-Institucional, formulada con motivo del reciente Congreso 2021 de dicho Organismo. Allí se revela que 43% de los empresarios opinan que, ante una eventual recuperación, será necesario incentivar la inversión privada y la desnacionalización de la industria petrolera, mientras que el 34% considera que debe existir un esquema híbrido de inversión público-privada.

Son opiniones de entes directamente afectados que con razón o sin razón, lo cierto es que el sector industrial venezolano, en general, que sobrevive a la debacle económica se encuentra altamente disminuido y desalentado, sumándose a ello las dificultades que a partir del 2020, como consecuencia de la pandemia del covit19 confrontan todos los sectores del país y del mundo.

Un reciente informe del BID, fechado en agosto de 2020, presenta con crudeza la realidad del panorama nacional que hoy enfrentamos. En el refiere que “…El   colapso   en   que   se   encuentra   la   economía   venezolana   no   tiene precedentes.  La  economía  se  contrajo  un  70%  entre  2013  y  2019;  a  esto se suma una reducción esperada del 30% en 2020, lo que la ubica dentro de las mayores crisis del mundo. Como parte de esta crisis, ha habido una estrepitosa  caída  del  poder  adquisitivo  de  los  hogares  y  un  consiguiente incremento de la pobreza y de la desigualdad. Por otro lado, los indicadores sociales  se  han  deteriorado  sustancialmente  y  la  provisión  de  servicios básicos se ha desmoronado. La pandemia de la COVID-19 se encuentra en la fase exponencial, y la capacidad de reacción por parte del sector público es muy limitada. Los recursos fiscales no alcanzan para proveer alimentos a la población y la condición del sector salud es apremiante…”

La industria venezolana está destrozada. Nuestro deber de venezolanos es  rescatarla. El sector se encuentra en una situación de postración, y no hay un solo indicador que muestre algo positivo en este proceso a lo largo de los últimos años. Nos hemos quedado atrás en inversión, internacionalización, innovación y generación de encadenamientos productivos. No hay otro ejemplo en el mundo actual, en los últimos 20 años, de algún país que deliberadamente destruyera así su industria nacional. Por esta razón especialmente no hay alternativas para que un país como Venezuela no se dedique intensamente a lograr el consenso nacional alrededor de un plan de desarrollo industrial y agroindustrial compartido y ejecutable.  Reto que debe hacer suyo el próximo gobierno democrático que dirija este país.

Poseemos las mayores reservas petroleros más grandes del mundo e irresponsablemente escasea, entre otros, los combustibles y gas, que satisfacen necesidades prioritarias en el transporte, el agro, generación de energía, la industria en general y en el hogar. Igualmente e indispensable necesidad es reconstruir el sector petrolero, principal generador de recursos para avalar e impulsar el desarrollo de la Nación.

Reactivar la industria, así,  es fuente clave en la estrategia de desarrollo, no solo porque es eslabón fundamental de la transformación, del comercio, de la integración económica, sino porque es fuente principalísima para el desarrollo de la tecnología, la innovación, la educación y la generación de empleo estable y de calidad. Venezuela debe poner en práctica políticas y estrategias  para la creación de nuevos sectores y la modernización de sectores sensatos, respetando las restricciones dadas por su tamaño, su grado de desarrollo y la estructura productiva de su economía. La diversificación de la estructura productiva, mejorando la mezcla de productos y el vector de especialización internacional, es un determinante para garantizar la productividad respecto a la frontera tecnológica internacional y, por lo tanto, de la aceleración del crecimiento de la productividad agregada en economías abiertas. En este escenario la industria juega un factor importante para la reconstrucción de Venezuela, tal cual lo propone y exige el pueblo soberano. ¡¡Que se activen las chimeneas del desarrollo en democracia y libertad!!

Doctor en Cooperación Internacional, Integración y Descentralización (CIID)

 

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