Ya tenemos fechas para la apertura del año académico (básica y Universidad) en dos fases: la primera el 16 de este mismo mes para el aprestamiento y la segunda de actividad programada 7×7 en octubre. Es lo fundamental de la información oficial confiable y de dominio público que tenemos al cierre de este boletín. Tenemos también manifestaciones documentadas de buena intención del Gobierno y de los organismos internacionales, también hay noticias de problemas en la implantación del regreso a clases asociados al incremento de contagios. Muestras de voluntad político-pedagógica que nos indican que la Ministra de Educación Básica recién nombrada, la alta burocracia y las organizaciones internacionales se están esforzando en dar la sensación de que al fin hay alguien que se ocupa de la Educación Nacional después de la inacción que hemos soportado desde marzo 2020. No está mal. El problema radica en que fuera de la gesticulación no se está produciendo la información confiable que le permitiría a los interesados saber si esos anuncios son otra cosa que aspavientos politiqueros de ocasión. Es el caso del anuncio formal del regreso a clases profusamente voceado por la alta burocracia, sin que se sepa prácticamente nada de lo que hace falta (las condiciones reales) contablemente especificadas, para que la apertura de las instituciones sea cosa distinta a la demagogia habitual cuando se acercan retos importantes al usufructo del poder, como es el caso de las elecciones regionales en puerta. Las condiciones sanitarias, físicas y comportamentales para la anhelada apertura. Quisiéramos una eficiencia informativa parecida a la desplegada para la apertura de los casinos.
No se están publicando como la Constitución obliga en la página web del Ministerio: http://me.gob.ve/ los resultados del año escolar 2020-2021 y mucho menos se dicen los cuantos de la inscripción ocurrida para el año académico anunciado. De modo que salvo la refacción del programa Una Gota de Amor para mi Escuela devenido en una “gótica de amor para mi escuela”, poco o nada se sabe realmente sobre estado actual de la Educación Nacional bajo visión oficial. No hay noticia por canal alguno (incluidos los caminos verdes) de la disposición a reanudar la publicación de la Memoria y Cuenta del Ministerio, que de producirse sería solo cuestión de paciencia histórica el esperar por una fuente privilegiada para reconocer racionalmente el estado de lo que en el país hace para educar a su gente. Opacidad total por parte de la información oficial, cuestión que le proporciona una importancia de primer orden a encuestas como la de EDUCAMIRANDA, cuyos resultados se reproducen en esta edición Nº 864. Se describe en ella una situación bastante preocupante que se aproxima más a lo que dice la crítica y el seguimiento académico, que a lo que señala el oficialismo. Sobre todo en lo que concierne a la importante ampliación de la brecha cultural-pedagógica históricamente evaluada entre los que tienen recursos y los que no, propiciada por las diferencias de escolaridad que forja la ineficacia e ineficiencia estatal.
864 Memoria Educativa Venezolana, paso a paso