Maryclen Stelling: Ese “otro”

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Celebramos la mesa de diálogo en México, etapa inicial de un arduo proceso que tendrá sus baches, desencuentros, avances y retrocesos.

El dialogo, una necesidad nacional, pasa obligatoriamente por las condiciones internas de las fuerzas políticas atrincheradas cada una en su verdad, enfrentando conflictos internos, compelidas al ineludible reconocimiento y respeto del otro en tanto interlocutor legítimo y valido.

Todo ello en un difícil contexto multidimensional que ha desembocado en una crisis profunda, demandando con urgencia la búsqueda de consensos para atenderla. Sin obviar la prueba democrática que suponen las próximas elecciones regionales y presidenciales que requieren determinadas condiciones políticas internas.

En el ámbito electoral el Gobierno, a pesar del caso Samán, luce más sólido que las oposiciones fracturadas, atrapadas en sus luchas intestinas por el poder, incapaces hasta el momento de lograr un consenso y, por lo demás, a merced de un juego geopolítico que las limita en tanto actores nacionales democráticos.

Celebramos los “dos acuerdos parciales firmados en México”. Sin duda, un vital primer paso de un difícil recorrido que debe resultar en un pacto democrático de convivencia a largo plazo, imposible de evitar, posponer u obviar.

En Venezuela se ha consolidado tanto en el ámbito privado como en el público una narrativa de polarización… Relato que inevitablemente está presente, de forma explícita o implícita, en la mesa de diálogo en México. Sin embargo, deberá dar paso o transformarse en una narrativa del reconocimiento, respeto del otro y de “su verdad”, en tanto interlocutor legítimo.

Compartimos la definición del dialogo como un manejo coordinado de significados, suerte de “comunicación entre diferencias simultaneas”. Ello supone manejar la tensión entre los actores dialogantes, mantenernos en nuestro terreno y, a la vez, estar abiertos al otro. Implica una participación mutua, es decir participar con el otro, no para el otro ni sobre el otro, dado que el objetivo no es persuadir sino entender al otro y ampliar perspectivas. Modelo a seguir en tanto practica colectiva de promoción de la necesaria reconciliación social.

¿Seremos capaces de permanecer en nuestro terreno, oír y respetar la verdad de ese otro?

@maryclens

 

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