Que un Partido político cumpla ochenta años es un acontecimiento digno de comentarse. Si eso ocurre además en un país como el nuestro, sin mucha tradición institucional, es más sobresaliente todavía. Lo cierto es que se está cumpliendo el octogésimo aniversario de la fundación de AD el 13 septiembre de 1941.
Acción Democrática fue el partido político más importante en la segunda mitad del siglo XX venezolano. Y da la casualidad que esos sesenta años que van desde la muerte del General Juan Vicente Gómez y su larga tiranía de 27 años hasta el final del siglo XX son los años mejores de la historia venezolana como nación independiente. Nadie podrá negar el protagonismo estelar de AD durante esos cincuenta o sesenta años.
AD se inició con muy buen pie. El nombre del partido es espectacular. No puedo imaginar un mejor nombre para un partido político que Acción Democrática. Acertaron también con el color que escogieron para distinguir al partido, el color blanco es la síntesis de todos los colores. Finalmente, el himno, cuya letra fue escrita nada menos que por el primer poeta popular de nuestro país, Andrés Eloy Blanco.
Como si todo eso no fuera suficiente, el grupo de compatriotas que apareció entre los fundadores del partido no podía ser más distinguido: Rómulo Gallegos, Andrés Eloy Blanco, Rómulo Betancourt, Juan Pablo Pérez Alfonzo, Luis Beltrán Prieto Figueroa, para no nombrar sino a los más distinguidos y me permito agregar dos nombres que son mis adecos favoritos: Gonzalo Barrios y Luis Esteban Rey.
A lo largo de una vida política me tocó ser adversario y colaborador de Acción Democrática. Me tocó dirigir a una Juventud Revolucionaria Copeyana en los años del gobierno constitucional de Rómulo Betancourt. Fue la JRC la que defendió la estabilidad del gobierno de Rómulo Betancourt. Me siento muy orgulloso de lo que hicimos. AD había perdido a su juventud en la vorágine de la violencia que se desató en el país a raíz del triunfo de Fidel Castro en Cuba en 1959.
Me tocó volver a colaborar con Acción Democrática en la defensa de la Constitución y la democracia frente a los intentos de golpe militar de 1992.
AD tuvo las tres cosas que un partido político debe tener para tener éxito. En primer lugar un programa atractivo. En segundo lugar una organización eficiente y finalmente una estrategia inteligente: apostar a la lucha de masas y a la ruta electoral. El 18 de octubre fue un pecado de impaciencia juvenil que tendrían que expiar con mucho sufrimiento unos años después.
En el día de su cumpleaños hago votos por una larga y fructífera vida para la familia acción democrática.
Seguiremos conversando.