Ángel Lombardi: Los ciclos políticos en la historia de Venezuela (1810-2021)

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La cronología en la historiografía es un criterio o método muy utilizado por su utilidad didáctica. Igual el análisis histórico permite múltiples abordajes sin olvidar nunca que la historia no permite ni tolera la verdad única en cuanto a opinión e interpretación aunque es “objetiva” en el dato o hecho, suficientemente respaldado por testimonios, documentos y por cualquier método científico de constatación. Uno de los temas más polémicos son los hechos y procesos políticos, en donde todos opinamos, casi siempre en función de un sesgo ideológico o político o simple pre-juicio para no hablar de la omnipresente docta-ignorancia.

Los ciclos políticos nuestros, cualquier otro criterio es válido, los identifico por etapas en función de las estructuras de poder dominantes y los liderazgos personales más visibles. Identifico dos estructuras políticas operativas y eficientes para llegar al gobierno y tratar de conservarlo. El partido-militar y el partido de masas. Sé que hay otras estructuras de influencia y poder, pero que no son objeto de estos comentarios.

El partido militar es la preeminencia en el poder político de los hombres de armas, como se dice y de la propia institución una vez establecida. Entre 1810 y 1830, la ruptura con el orden colonial y el proceso bélico hace inevitable el liderazgo militar que simboliza de manera preeminente y meritoria Simón Bolívar y los otros jefes patriotas. Entre 1830-1860, el predominio y monopolio del poder y del gobierno de los “hombres de la independencia” Páez/Monagas/Soublette/etcétera. También parecía inevitable, por el empobrecimiento y anarquía general del país, además de la desarticulación social y territorial. La llamada guerra-federal crea una brecha generacional, aunque vinculada con el poder anterior, pero con otra visión, en la perspectiva de los cambios de la propia sociedad, de la economía y el mundo exterior. La historia siempre está en movimiento. Comienza “otra” etapa política (1860-1899) con el protagonismo de Antonio Guzmán Blanco, general y doctor y Joaquín Crespo y otros. En 1899, la invasión tachirense de Cipriano Castro y la larga hegemonía andina hasta 1958, con la interrupción conocida de 1945-1948. A mi juicio una explicación probable, además de otras, de esta larga dominación, es la institucionalización de las fuerzas armadas (Academia Militar por Castro y Gómez, Aviación por Gómez, Guardia Nacional por López Contreras y el predominio en ellas de la oficialidad andina y particularmente tachirense). En 1945 hay una alianza del partido militar y AD partido de masas, que empieza a emerger, con los cambios sociales y económicos de las últimas dos décadas, como resultado de la nueva economía petrolera. Marcos Pérez Jiménez es el epígono de esta dinastía tachirense. En 1958 irrumpen con fuerzas los partidos políticos de masas y el proyecto democrático que viene en desarrollo visible desde los años 30 del siglo XX. Es la Venezuela de la modernidad y el futuro. Con muchos aciertos y algunos errores que permitieron que el partido militar volviera a tener preeminencia y control del poder. Su mayor dirigente lo expresó claramente: “soy un soldado y lo seré siempre” con el plan Bolívar 2.000 involucró y comprometió a la institución armada y ello ha seguido hasta hoy.

Estas notas apenas pretenden “posicionar” una terminología para la discusión. Partido militar/Partido de masas, en una coyuntura en que ningún partido es de “masas” divididos y grupusculizados como están. Renovar los partidos políticos. Que se reconecten con la gente.

Creo que es esencial para retomar el proyecto democrático nacional y que las fuerzas armadas sean la institución del Estado que la constitución define y no un instrumento de un gobierno y de una ideología. Soldado y oficial que tenga vocación política activa, una vez retirado, puede ejercerla como ciudadano. Los partidos además de re-inventarse en y para la democracia, tienen que entender que hay una ciudadanía en formación y una sociedad-civil, que cree en la política y quiere actuar en ella y ser protagonista, con o sin partido.

 

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