Y las compañías fósiles, bancos e inversores quieren que estalle
Los bancos comerciales, entre ellos el Santander, han concedido 267.552 millones de euros para proyectos de expansión en el Ártico entre 2016 y 2020. Un dinero clave para la industria fósil, dispuesta a aumentar su producción un 20% en los próximos cinco años.
El Ártico lleva años con un gran letrero gigante que dice que no puede más, que experimentará situaciones nunca vistas, y que esto tendrá efectos en otras zonas del planeta. Aun así, a los grandes responsables de esta situación parece no importarles demasiado comprometer la vida presente y futura. Según un nuevo informe de la ONG Reclaim Finance, las empresas petroleras y de gas están dispuestas a aumentar la producción en el Ártico en un 20% en los próximos cinco años, es decir, de 11,5 millones de barriles equivalentes de petróleo al día en 2020 a 13,7 millones al día en 2026. Y lo harán gracias a los cientos de miles de millones de dólares de apoyo de bancos e inversores, entre ellos el Banco Santander.
Para 2030, la gasista rusa Gazprom tiene previsto aumentar su producción en un 14%, la empresa internacional de energía con sede en Houston, ConocoPhillips, en un 36%, y el grupo empresarial francés Total Energies en un 28%. Estas cifras podrían ser mayores si se explotan todos sus activos, apunta el informe.
Entre 2016 y 2020, 120 bancos comerciales proporcionaron más de 314.000 millones de dólares (unos 267.552 millones de euros) para proyectos de expansión en el Ártico. Aproximadamente el 34% fueron a través de préstamos y el 66% a través de la emisión de bonos y acciones. A la cabeza de la lista está, una vez más, el estadounidense JPMorgan Chase, con 18.600 millones de dólares (unos 15.847 millones de euros). Le siguen VTB Group, Sberbank, Barclays y Gazprombank.
El Banco Santander ocupa el puesto número 30. A pesar de ser uno los bancos que se comprometió a aplicar las llamadas políticas de restricción del Ártico, de 2016 a 2020, la entidad presidida por Ana Botín proporcionó aproximadamente 3.800 millones de dólares (3.238 millones de euros) a empresas que están desarrollando nuevos proyectos de combustibles fósiles en el Ártico. Shell, Total Energies y Repsol son las tres compañías que han recibido la mayor parte del dinero. Preguntados por Climática, Banco Santander no ha querido hacer ningún comentario al respecto y se ha limitado a adjuntar la Política de Gestión de Riesgos Medioambientales, Sociales y de Cambio Climático.
Como señala el informe, actualmente el 28% de los yacimientos de petróleo y gas del Ártico se encuentran fuera del ámbito de exclusión geográfica del banco. El Santander, explican, utiliza una definición restrictiva del Ártico: el Círculo Polar Ártico. Esto significa que el banco aún puede proporcionar apoyo directo a nuevos proyectos de petróleo y gas en toda la región.
Los inversores también están facilitando el dañino auge del petróleo y el gas al poseer alrededor de 272.000 millones de dólares en proyectos fósiles en el Ártico hasta marzo de 2021. BlackRock, habitual en este tipo de listas, encabeza la clasificación, con 28.500 millones de dólares invertidos en proyectos de petróleo y gas en la zona, seguido de Vanguard y Credit Agricole (a través de Amundi). Ninguno de estos tres tiene políticas de exclusión en el Ártico.
«La lucha contra la crisis climática requiere que dejemos de construir infraestructuras que permitan seguir extrayendo energía de los combustibles fósiles –como el gasoducto de GNL del Ártico– y que, en cambio, centremos nuestros recursos en obtener energía de fuentes renovables», pide Jennifer Francis, científica principal del Centro de Investigación Climática de Woodwell que ejerce como subdirectora en funciones.
Lo que pasa en el Ártico no se queda en el Ártico
Este análisis se produce poco después del mayor informe sobre el estado del planeta a consecuencia del calentamiento global de la atmósfera. En él, el IPCC alertaba de que el Ártico, que se calienta tres veces más rápido que el planeta, ha experimentado en las últimas décadas una disminución récord de su capa de hielo. Es más: durante la década que acaba de terminar, la superficie media anual de hielo marino del Ártico alcanzó su nivel más bajo desde al menos 1850. El principal causante: las actividades humanas.
Un deshielo, además, que tiene efectos en otras partes del mundo. Por ejemplo, las grandes nevadas del pasado invierno en Europa estarían impulsadas por la pérdida de hielo marino en el Ártico, según una investigación publicada en la revista Nature Geoscience.
Y no hay vuelta atrás. Para antes de 2050, acorde a las estimaciones del IPCC, “es probable” que el Ártico esté prácticamente libre de hielo marino en septiembre al menos una vez, independientemente del nivel de emisiones actuales y futuras. Que este no se convierta en un evento recurrente dependerá de no alcanzar niveles de calentamiento más altos, avisaban los especialistas en su último informe.
Además, no es la única consecuencia que se cierne sobre el Ártico: cada vez hay menos animales. Un informe reciente del Consejo Ártico ha registrado una drástica caída en las poblaciones de renos y aves de la tundra a causa del cambio climático.
«El Ártico es una bomba climática, y nuestra investigación demuestra que la industria del petróleo y el gas está empeñada en hacerla estallar, echando por tierra nuestras posibilidades de evitar un colapso climático galopante», apunta Alix Mazounie, una de las autoras del informe. Eso sí, no son los únicos culpables: «Las instituciones financieras han financiado a estas empresas, burlándose de sus propios compromisos climáticos».
El informe corrobora así la hipocresía de muchas de las instituciones financieras señaladas. Y es que, aunque 20 de los 30 principales bancos que impulsan la expansión de los combustibles fósiles en la región del Ártico cuentan con las llamadas políticas de restricción del Ártico, ni una excluye el apoyo a las empresas que desarrollan nuevos proyectos de petróleo y gas en la región. En el caso de los inversores es peor: solo dos de los 30 principales cuentan con una política al respecto.