Ser el entrenador de la Selección de Fútbol Nacional de Venezuela es un trabajo que no sólo requiere las dotes clásicas de un entrenador. Es decir: ser un estudioso del deporte tanto a nivel táctico como estratégico, liderazgo y capacidad de motivar a los dirigidos. También es necesario un conocimiento del entorno en el que se desarrolla el fútbol del país, entenderlo y navegarlo. No en vano, los mejores resultados históricos en clasificación a mundiales y en la Copa América se han obtenido con entrenadores venezolanos, ya sea Richard Páez, César Farías o Rafael Dudamel.
Hay que entender, por ejemplo, que durante 27 años de Rafael Esquivel ejerció la presidencia de la Federación Venezolana de Fútbol. Este período finalizó en 2015 con el arresto en Suiza y extradición a Estados Unidos de Esquivel. Desde 2016 hasta nuestros días, Laureano González finalizó el período de Esquivel y luego fue electo para el período 2017-2021, el cual no completó tras renunciar a la presidencia. El interinato de Jesús Berardinelli finalizó con su detención y posterior fallecimiento lo cual obligó a la FIFA a intervenir la federación con —nuevamente— Laureano González al frente del comité que normalizaría la situación.
El entrenador portugués José Peseiro seguramente vivió situaciones inéditas en su carrera relacionada con el fútbol. Empezando con el hecho de que el presidente de la FVF que le dio su confianza renunció al mes de llegar Peseiro. O el hecho de que no percibió su salario por 14 meses, lo cual terminó por forzar su renuncia.
Si bien el funcionamiento de la FVF ha sido opaco y poco democrático, lo que sucedió desde el arresto de Rafael Esquivel ahondó en esa dinámica y la expuso. Y los momentos más surrealistas, hay que decirlo, se produjeron durante el período de Peseiro al mando de la selección. Hay que saber valorar esto para evaluar con justicia su andadura como técnico de nuestra selección. Fue confirmado el 4 de febrero de 2020 y sólo un mes después Laureano González renuncia a la presidencia para dejar su primer vicepresidente, Berardinelli, al mando. Éste luego fuera arrestado, y posteriormente falleció mientras estaba detenido (fue internado bajo vigilancia).
Hubo un comité de regularización que condujo a elecciones —presidido por quien renunció en primer lugar, Laureano González—, y de esas elecciones salió electo Jorge Giménez, en una plancha que incluye al exministro de Deportes, Pedro Infante. Prácticamente durante toda la estancia de Peseiro en Venezuela estuvo marcada por la deriva y el vacío de poder en el ente regulador del fútbol venezolano.
Cuando por fin la nueva junta directiva toma el poder, pues se da la situación que era una junta que no había confiado en José Peseiro. Y esto sumado a la situación del impago hace que resulte muy difícil trabajar. Así, se produjo la salida del entrenador portugués. Leo González entró como interino, y aunque el balance no es positivo, si hubo una mejoría en el juego. Eso puede ser atribuido a un efecto revulsivo, o al hecho de que González, siendo venezolano, entiende la situación a la que debe enfrentarse.
Leo González recientemente declaró que no seguiría como interino, sino que se debería oficializar su posición o apartarse. Cosa completamente normal. Así, empezaron los reportes de un nuevo inquilino del banquillo de la selección que debería hacerse oficial tras el partido en contra de Chile, el mismo día. Que incluso el entrenador estaría en el hotel en Chile para conocer a los jugadores. Pero tras la derrota 3-0, al momento de que se escribe este texto, todavía no se conoce a un nuevo inquilino del banquillo Vinotinto. Ni se ha dado a conocer una ratificación de Leo González.
Sea un entrenador nacional o internacional, el elegido tendrá que rápidamente hacerse la idea de que este trabajo no es como cualquier otro y que conlleva retos bastante únicos. Que hay que hacer un trabajo psicológico, como bien dice Richard Páez, para convencer al jugador de sus propias capacidades. Hacer de tripas corazón, y luchar en desigualdad de condiciones.
Lo bueno es que ya el universo de jugadores que tiene la Vinotinto para elegir no tiene nada que envidiarle a lo que pueden disponer las demás selecciones. Con exintegrantes de una selección que salió subcampeona del mundo, sólo cabe preguntarse de qué sería capaz esta selección si hubiese tan sólo un ápice de normalidad.
Periodista deportivo. Es editor del portal web Línea de Tres – @GusFrancoH