Este octubre está resultando interesantísimo. Al que antes era el día del descubrimiento ahora no sabemos cómo llamarle porque el nombre se lo cambian a cada rato. Podría ser Amor a Primera Vista, que fue lo que ante la belleza de nuestros cielos y playas ocurrió a los que –en unas carabelas incomodísimas– vinimos de “allá” para encontrarnos el 12-10 con los que estábamos “acá” y, como comúnmente pasa en los pros y contras del amor, se produjo esa mezcla que hoy somos, asombrándonos de que –con la cantidad de asuntos que requieren solución ya– el N° 1 de aquí le envíe a su homólogo rey de “allá” una carta para que pida perdón por los desmanes que unos tipos cometieron aquí hace 500 años omitiendo, sin embargo, los que con monótona regularidad siguen cometiéndose aquí contra indígenas del AMO (Arco Minero del Orinoco) y, lo que son las coincidencias, el mismo 12 murió en la cárcel un general disidente de el proceso demostrando, de manera ejemplarizante, que disentir puede ser tan nocivo como fumar cigarrillos pero, avanzando en el tiempo llegamos al 16, Día de la Alimentación.
Ay, tan lejana para ese 54% de la población que estadísticamente carece de “seguridad alimentaria” mientras habrá que ver cuánto ha co$tado y cue$ta defender al que queda de lo más bien como hippy tardío con atuendo naranja y larga cabellera negra CLAPturado en donde nació la caboverdiana Cesárea Évore para ser trasladado al Miami tan soñado por unos cuantos.
Nunca falta con qué entretenerse y, aparte del covid-19, aparece la fiebre amarilla entre plagas evadidas durante administraciones anteriores de menos recursos pero con vacunas y control sanitario, reaparecidas para fastidiar sobre todo al sector de pobreza que, según algunas estadísticas, abarca el 94% total que no ha emigrado todavía y que no sabe cómo acudirán sus hijos al próximo inicio escolar en locales ruinosos y de míseros salarios para personal docente y administrativo tras la huida de recursos esfumados bajo el mando de el proceso durante un lapso más o menos similar al de la Alemania derrotada en la 2° guerra mundial, enfrentada a la postguerra sensatamente superada y ubicándose entre las economías más exitosas que, ante lo nuestro, invita a evocar a Juan de Castellanos premonitoriamente ante las ruinas de Nueva Cádiz: Aquí fue pueblo plantado/ Cuyo próspero partido/ Voló por lo más subido/ Mas apenas levantado/ Cuando del todo caído…
El título lo advirtió: Esto es un Batiburrillo…
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