La nueva encargada del Ministerio de Educación Universitaria (Venezuela), no tendrá experiencia de la Academia, la Política Institucional y la Gestión Universitaria, pero de las estrategias electorales y las maniobras en el escenario político partidista si está curtida. Su misión política electoral está claramente definida para las universidades.
Parte I:
Cuando una persona decide seguir a Cristo de manera coherente, definitivamente corre el alto riesgo de ser asediado impunemente, criticado deslealmente, maltratado innoblemente, calumniado, perseguido y juzgado injustamente, etc.; y toda esta atrocidad basada en criterios mundanos incesantes que motivan la consolidación de la dictadura del pensamiento único, donde ser católico cristiano de verdad cada vez es más complicado en esta sociedad, porque los espacios se reducen y los ambientes son más hostiles a la fe.
Es verdad que nos podamos sentir extraños en medio de una sociedad donde se pregona la muerte cuando se defiende la vida. Inobjetable que nos podamos sentir vulnerables en medio de una sociedad donde se fomenta la cultura del odio, cuando de manera ferviente creemos, vivimos, y cultivamos la semilla del perdón como practica existencial. Es notorio, que podamos sentirnos desprotegidos en medio de una sociedad que promociona la avaricia, cuando se intenta practicar la generosidad, la caridad y la hermandad solidaria.
Ciertamente, cuando las enseñanzas de Dios ocupan el primer lugar en la vida, potencialmente genera divisiones. Cuando deben tomarse decisiones que no agradan a una comunidad o sociedad entera, irremediablemente se genera división, discordia, molestia; pero lo esencialmente importante es que sea del agrado de Dios: hay que hacerlo porque se debe obedecer a Dios, ante que a los humanos. Y por más que la sociedad vea al pecado como algo normal, o como algo que se acepta sin ningún reparo, hay que ser fieles al Padrenuestro: aunque esto genere división, discordia, molestia e indignación.
Jesucristo fue radical, y por eso mismo no toleró el mal. Él fue radical, razón por la cual no toleró la mentira. Bien sabido que hoy en día, los que manipulan las matrices de opinión y administran las necesidades humanas hacen circular mentiras en grandes magnitudes y dimensiones Por ello hay que ser radicales como lo fue nuestro Señor, y la radicalidad es tomarse la vida en serio. Radicalidad es tomarse las enseñanzas del Señor en serio. A Jesús no le dio miedo ser radical, por lo que nosotros tampoco deberíamos de tener miedo de hacer lo que debe hacerse, dejando a un lado la actitud reactiva, o de victimizarse constantemente o permitir que todo siga en decadencia.
Si queremos ser fieles al Señor, si queremos ser fieles al Evangelio, evidentemente vamos a generar división, molestia, fastidio, etcétera. No obstante, esta situación que sabemos que siempre ha estado presente, no debe desanimar la posibilidad de contribuir a dar luz en las tinieblas y orientar la salida del laberinto de la conflictividad irracional perenne, que obviamente generará fastidio, indignación y molestia a otros seres que están viviendo en la oscuridad, pero si queremos ser fieles al Señor, tenemos que ser radicales, y eso es lo que nos pide Jesucristo: ser radicales.
Entonces, las enseñanzas de Jesucristo no son para asimilarlas a medias o cuando convienen. Son para aplicarlas de manera seria, coherente, obediente y radicalmente, así generen malestar y división… «He venido a prender fuego a la tierra, ¡y cuánto deseo que ya esté ardiendo!». (Lucas 12, 49-53)
Parte II:
La Universidad pública venezolana en su conjunto representa un patrimonio educativo y herencia entrañable e irrenunciable, que exige a todos sus hijos procurar acomedidamente las 6R, es decir, su rescate, reactivación, reforma, renovación…relegitimación. Por ello de alguna forma viable, visionaria y estratégica, hay que intentar revivirla a través del reimpulso de su razón de ser, que es el quehacer educativo.
Entonces, corresponde a las fuerzas decisorias universitarias sincerar la situación, realizar las transformaciones normativas que impone la actual emergencia compleja de carácter humanitario (es insólito e insensato seguir sujetos a normas obsoletas), y cónsono a ellas, la derivación o construcción de un nuevo modelo y accionar estratégico institucional, fruto de decisiones sabias que sean cónsonas con la plataforma jurídica y las respectivas políticas universitarias: y nunca más a lineamientos de política partidista. De lo contrario, seguiremos en un laberinto sin luz: si a los que corresponde tomar decisiones trascendentales, mantienen las mismas posturas, a aquella otrora realidad diametralmente opuesta a la actual.
En este contexto sea oportuno y pertinente recordar, que para el caso de la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET), en sesión N°042.2012 de fecha 22 de mayo de 2012, el Consejo Universitario aprobó el calendario electoral para elegir autoridades universitarias para el período 2012-2016 y decanos, período 2012-2015. Asimismo el 4 de julio y 7 de agosto del 2012 se celebraron los dos procesos electorales.
Convocatoria ésta que fue avalada por toda la comunidad universitaria con una relevante y significativa participación de los diferentes sectores que la integran: 73 % de los docentes, 74% de los administrativos, 73% de los obreros, 35 % de los estudiantes y 6% de los egresados quienes, con su voto, demostraron genuina vocación democrática mediante un mensaje contundente para definir los destinos institucionales en los dos comicios.
Por otra parte, es muy importante tener en cuenta y consideración, que la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) en sentencia N° 266 del 17-02-2.006 señaló: “el principio de igualdad implica un trato igual para quienes se encuentren en situación de igualdad -igualdad como equiparación-, y un trato desigual para quienes se encuentren en situación de desigualdad -igualdad como diferenciación- (véase sentencia N° 898/2002, del 13 de mayo).
Consecuentemente el establecimiento de las diferencias debe ser llevado a cabo con base en motivos objetivos, razonables y congruentes”, por lo que se define sin ambigüedad un lineamiento normativo muy claro y preciso en relación al numeral 3 del artículo 34 de la Ley Orgánica de Educación (LOE): la “igualdad de condiciones” no necesariamente es sinónimo de “voto paritario” o “uno a uno”.
En tal sentido, resulta una verdad no solamente innegable e inocultable, sino además irrebatible e irrevocable, los diferentes recursos introducidos ante la Sala Electoral y Constitucional del TSJ de Venezuela, apelando a favor del reconocimiento del proceso electoral legal y legítimo que determinó la elección de las autoridades universitarias para el período 2012-2016 y decanos para el período 2012-2015.
Entonces, a la luz de lo acontecido durante todos estos años, de múltiple complejidad y conflictividad de todo tipo que incluye la electoral universitaria, encima que tiene un significado en estricto legal y constitucional, es un hecho público, notorio y comunicacional, que no obstante con el periodo vencido se mantienen en sus honorables cargos las autoridades y decanos de la UNET; lo cual conduce a una deducción más que evidente: el acto administrativo que permitió elegirlos ha sido completamente válido e irrefutable.
En base de todo lo antes expresado, se pudiera actuar proactivamente desde la misma Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET) para convocar de manera perentoria las elecciones universitarias para nuevas autoridades y decanos, teniendo como soporte legal su propio reglamento electoral y con la comisión electoral respectiva. Esta opción es viable y legalmente factible, además es preferible a estar sujetos a que el régimen gubernamental siga administrando la agenda nacional que incluye la universitaria y entre ella la electoral. No se pierde nada, y al contrario se ganaría en legitimidad, gobernabilidad y autonomía institucional, que tanta falta le hace al país y al sistema universitario en general.
Finalmente, para el bien del Estado venezolano y las instituciones que la integran (entre ellas las universidades, organizaciones gremiales y sindicales como FAPUV), debe desarraigarse la errada cultura consuetudinaria de quedarse “eternamente” en los cargos de elección, con el vago argumentando que “son insustituibles y los únicos que pueden evitar la intervención, garantizar la gobernabilidad y con ella el orden, la estabilidad, la paz y la tranquilidad”.
Fuente: “Perspectiva Económica y Académica Contemporánea”. UNET. Años: 2018 al 2021. Pedro Morales. pedromoralesrodriguez@gmail.com @tipsaldia. WhatsApp: +584168735028