No sé qué responder a esa pregunta. Es como preguntarse «porqué nací, y además aquí»… «Porqué mis padres son mis padres y no son otros». No tenemos respuestas para esas preguntas.
Pero no tener respuestas, no quiere decir que no tengamos conocimiento de lo que somos. Somos venezolanos, porque nacimos en Venezuela. Al igual que somos herederos de los que nos dejen nuestros padres, somos herederos de lo que nos aporta Venezuela: el gentilicio, la nacionalidad, los territorios, las riquezas, la cultura, la idiosincracia, e inclusive, hasta las deudas que el país tiene.
En otros tiempos, la riqueza del país nos proporcionaba bienestar: buena educación, alimentación, seguridad, entre otros beneficios.
Mientras en estos tiempos, puede resultar algo complicado explicar a nuestros herederos: hijos y nietos, que no hace mucho tiempo teníamos bienestar, y que no era necesario irse a vivir a otros países para tener oportunidades en la vida, y sobre todo, para comer tres veces al día.
Hoy en día, el legado es de miseria. Y eso, los que tuvimos una vida plena de bienestar, estamos obligado a recuperarlo. ¿Por qué? Por una razón muy sencilla: somos venezolanos, el país es nuestro y debemos entregarlo a nuestros herederos, mejor que como lo heredamos nosotros.
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