La estrategia del gobierno de Nicolás Maduro para burlar a la CPI

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La Dirección General de Contrainteligencia Militar en Boleíta, Caracas, cambió el director, todo el personal y ya no hay rastro de las salas de tortura. Entre las estrategias del régimen venezolano, para enfrentar las denuncias por violación de Derechos Humanos, y burlar la investigación de la Corte Penal Internacional (CPI), está buscar “responsables” de los hechos atroces que han cometido y los que ocurrirán posteriormente. Para liberar a los funcionarios de Dgcim y Sebin de responsabilidades fijan sus ojos en los funcionarios del Ministerio Penitenciario, a quienes hicieron firmar un contrato obligándolos a permanecer diez años al servicio de la DGCIM.

Sebastiana Barráez – Infobae

“Es un contrato irrevocable”, confiesa a Infobae un custodio que no entiende esa nueva figura legal. A criterio de este funcionario, que ahora presta servicio en Boleíta, “hay algo oscuro en eso porque ni siquiera nos explicaron qué significaba. No entiendo cómo es que pertenecemos a un organismo, pero nos obligaron a firmar un contrato así a otro. Le confieso que eso da miedo, porque ya uno sabe lo que ha sucedido en este sitio y podemos terminar como responsables los que nada tenemos que ver”.

Desde la publicación en la Gaceta Oficial Nr. 42.125 del 12 de mayo 2021, el decreto 4.610 ordena a la DGCIM y al SEBIN transferir el ejercicio de las funciones de custodia de los detenidos al Ministerio Penitenciario. Es así como los principales centros de tortura de los organismos de Inteligencia ya no son parte de los cuerpos de Inteligencia. El traslado de los detenidos ha durado meses y aun no concluye, especialmente por la gran cantidad de presos políticos militares y civiles.

“Aquí nace el hombre nuevo”, es lo que se lee al entrar a la sede de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) en Boleíta, Caracas. La Cadena de Mando también la quitaron. Más adentro, incluyendo en el área llamada La Pecera, hay varias fotografías de Hugo Chávez, Nicolas Maduro hasta del guerrillero argentino che Guevara.

El nuevo director encargado de los detenidos repite, como si tuviera tatuada, la frase: “voy a consultar con la Ministra del Servicio Penitenciario, Mirelys Zulay Contreras Moreno y esto es un Centro de Máxima Seguridad”.

Hay rostros nuevos, llamando la atención la cantidad de femeninas. Visten el uniforme donde se lee Ministerio de Penitenciaría y gorra con visera donde se lee: “custodio”. A la pregunta de dónde estaban antes de llegar a ese lugar, uno de ellos responde “de la Universidad de la Seguridad (UNES), egresados en materia de seguridad penitenciaria. La UNES nos colocó al servicio del Ministerio Penitenciario, porque exigían que para la DGCIM no enviaran a los que ya tenían experiencia sino a los que se entrenaran aquí día a día. No querían a nadie que tuviera contacto con instituciones carcelarias”.

“Apenas empezaron a llegar aquí los nuevos custodios los llevaron a una oficina y les hicieron firmar ese contrato, donde además exigieron que debíamos tener exclusividad con la institución. A los funcionarios que llegaron de la Policía Nacional, los devolvieron, porque no quisieron a nadie que trajera formación de otro sitio que no sea la UNES y recién egresados”.

En la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) hay militares, civiles y algunos jefecitos de la guerrilla, especialmente del Frente Décimo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que dirige Gentil Duarte. “Ellos son muy distintos a los otros detenidos, casi no hablan y apenas me he dado cuenta de que tienen acento colombiano o llanero. Pero se niegan a decir sus nombres, ni siquiera los alias”, dice uno de los custodios.

A los guerrilleros y a los dos señalados por la tortura y asesinato del capitán de corbeta en julio 2019, no los obligaron a uniformarse y están aislados de los presos militares y civiles.

Borrando evidencias

La transformación que le hicieron al sitio es realmente impresionante. Los consejos de ciertos delegados de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos fueron acelerados. Siempre las paredes grises, mucho vidrio y mobiliario nuevo.

El cambio se nota no solo en la apariencia sino en las horas de visita ampliadas a tres, para los que tienen “derecho a la visita”; incluso le irían a permitir por primera vez en seis meses, desde que está detenido a partir del 14 de mayo 2021, la visita a quien era presidente de la empresa Lácteos Los Andes, coronel Luis Augusto Piligra Jiménez, apresado en medio de un escándalo de corrupción junto con su esposa Amelys Aracelys Cabrera Gómez.

En el pasillo del sótano donde está la Dirección de Investigaciones hay una puerta que siempre permanecía cerrada y tras la cual se encontraban personas detenidas con ciertas condiciones; ahora la abren para dar apariencia de no tener nada oculto.

El sitio de tortura llamado El Ascensor, que según versiones de varias víctimas fue un lugar atroz, que era un sitio muy pequeño, una habitación con paredes acolchadas al estilo psiquiátrico, pero más sombrío, donde metían al detenido durante días; ahí defecaban, orinaban y comían. Eso desapareció.

Entre los altos oficiales que han estado en la DGCIM se encuentra el General (Av) César Mejías Camacaro, quien fue detenido en septiembre 2020, por la desaparición de Carlos Lanz.

Uno de los presos que causa suspicacia entre los detenidos es de origen libanés, pero habla perfectamente el español: “según me dijeron los custodios que estaban antes a él lo trajeron a mediados del año en curso y se llama Rabbi Abdalá”.

“Él no habla casi nada, prefiere estar solo, bien vestido y perfumado como si al levantarse debe prepararse para ir a la oficina. Él recibe un trato preferencial, además porque puede pagar y por ello goza de privilegios”.

“Cuando yo llegué aquí ya ese señor estaba detenido pero los otros custodios contaban que nadie lo visitaba y que le permitían buena ropa, baño diario y comidas a la carta que traen de los mejores restaurantes de Caracas, además de permitirle frecuentes salidas al sol”.

El resto de los presos si acaso una vez a la semana le era permitido bañarse y solo pueden recibir los alimentos que les trae la familia y que les entregaban después de varias horas. “Lo que sí supe por un custodio que está desde hace tiempo es que a Rabbi lo tuvieron un tiempo en la Casa de Los Sueños, pero después lo trasladaron a una celda cercana a la del general Mejías Camacaro”.

 

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