Si en el mundo globalizado que vivimos, cualquier acontecimiento que ocurra en el planeta resulta significativo para nuestra vida política-social, más importante resulta para España conocer lo que ocurre en América Latina. Nuestros lazos culturales y fraternales, comerciales y lingüísticos, han hecho siempre que nos sintamos próximos a aquel gran y diverso continente.
Lamentablemente, en mi opinión, conocemos muy poco lo que allí ocurre en su día a día, salvo grandes titulares o hechos significativos. Por lo que me gustaría que América Latina tuviera un protagonismo mayor en los informativos de los distintos medios de comunicación españoles.
Este mes de noviembre será un mes significativo, ya que viene con una agenda electoral que puede producir cambios importantes en los diferentes gobiernos.
Argentina votará el próximo 14 de noviembre a los representantes del Congreso de la nación argentina. Y, según los sondeos, se prevé la derrota del gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, siendo actualmente favorito un conglomerado formado por “Juntos por el Cambio”.
En Chile se votará el 21 de noviembre. Encabeza las encuestas el candidato ultraderechista José Antonio Kast, que sobrepasa en sondeos al izquierdista Gabriel Boric. El aumento de la popularidad de la ultraderecha se debe a la mala situación económica, a la polarización extrema y al malestar social.
A finales de mes, el 28 de noviembre, votará Honduras. Con una situación frágil, una descomposición de partidos con 15 candidatos a la presidencia (aunque parece que tan solo cuatro tienen opciones), con la estela de corrupción que deja el anterior presidente y con una grave crisis estructural agudizada por la pandemia del Covid que supone un 73% de pobreza (siendo un 52% de pobreza extrema).
Según los sondeos, también apunta al cambio de partido en el gobierno, situándose como favorita la candidata de izquierda, Xiomara Castro, esposa del expresidente Manuel Zelaya, derrocado por el golpe de Estado del 2009.
Y, para iniciar este periplo electoral, la primera cita la tenemos este próximo domingo 7 de noviembre, que votará Nicaragua, en medio de una tensión social inaudita, bajo el mandato de Daniel Ortega, que pretende lograr su reelección después de haber encarcelado uno a uno a todos los candidatos de la oposición.
Nicaragua va así a unas elecciones con un solo candidato: Daniel Ortega. Más bien un tándem, ya que Ortega se acompaña de su extravagante mujer, la “copresidenta” Rosario Murillo.
Como bien dice la escritora nicaragüense Gioconda Belli, “el gobierno de Daniel Ortega ha perdido la razón”. Se ha convertido en un régimen dictatorial cruel, vengativo y sin compasión.
Recordemos que Ortega comenzó la preparación de estas elecciones con una fuerte represión en junio, con la encarcelación de los aspirantes opositores, entre ellos Cristiana Chamorro, la hija de la expresidenta Violeta Barrios de Chamorro, que en 1990 derrotó en las urnas al propio Ortega.
Según una encuesta de Gallup, el 76% de los nicaragüenses considera ilegítima la reelección de Ortega y estas elecciones como una farsa. O, como bien ha dicho, Josep Borrell “estas elecciones son un fake”. “El señor Ortega se ha preocupado de encarcelar a todos los contendientes políticos que se han presentado a estas elecciones y no podemos esperar que este proceso arroje un resultado que podamos considerar legítimo, (sino) todo lo contrario”.
Lo que ocurre en América Latina no solamente es importante para ellos, también para España, para Europa, para el conjunto del planeta. En cambio, tengo la triste sensación de un alejamiento más grande que el océano que nos separa, de una cierta indiferencia, de quien se encoge de hombros y mira hacia otro lado.
Ojalá este mes de noviembre fuera una espiral constante de noticias latinoamericanas que nos acercaran más a la vida y sufrimiento de esta diversa, rica y compleja comunidad hermana.