Fredy Contreras Rodríguez: Nueva etapa en la vida del Táchira

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Con la elección de gobernador, diputados, alcaldes y concejales, se abre una nueva etapa en la vida política, económica y social del Táchira, cargada de retos, que representan el futuro de las nuevas generaciones de tachirenses y la reorientación del proyecto de vida en común, que es la tachiranidad, en su esencia misma.

Comienza un nuevo ciclo en la vida regional, con el reto de asumir con valentía y firmeza la realidad que nos agobia, con la Constitución del Estado como sistema de coordenadas primario que orienta al gobernador para desarrollar su gestión; es la referencia básica y fundamental que delimita con precisión el proyecto de vida regional, cuya característica medular es nuestra ubicación geográfica.

En efecto, la Constitución del Táchira califica a la entidad federal -no puede ser de otra forma- como una comunidad democrática, plural en lo étnico y social, inspirada en los valores trascendentales de la libertad, la justicia, la igualdad, el trabajo y la honestidad, que aspira a desarrollarse en comunidad, bajo los principios de la solidaridad y la justicia social, considerando que la ubicación geográfica de la región, como frontera, le permite compartir una comunidad de intereses de variado tipo con los países hermanos y en particular con Colombia, en tanto y en cuanto somos la puerta de entrada y salida al sur del continente americano y como tal, somos la región de Venezuela que tiene el doble papel de garantizar la seguridad y la soberanía territorial, y a su vez, ser la puerta giratoria que facilita y sobre la que gravitan los procesos de integración, en todos sus ámbitos.

Gobernar al Táchira no es fácil por esta particularidad geográfica. Hacerlo con el mayor interés, obliga al ejercicio de la Política como ciencia y oficio; pero, como ya afirmamos, el ejercicio de la Política -con P mayúscula- no es fácil en nuestro estado y mucho menos, cuando dicho ejercicio se expresa en la conducción de las instituciones del poder público, en particular la Administración Pública estadal, pues la otra, la política con p minúscula (irresponsabilidad, negligencia, corrupción, desidia, burocracia, ineptitud, diatriba inútil, gritazón, incapacidad, escándalos) es la que nos agobia a diario; la que desdibuja una tarea que es vital para las sociedades políticamente organizadas; para mal de la sociedad, la política con p minúscula es la que se expresa como un hecho normal en la cotidianidad, haciéndole perder credibilidad a los pactos sociales y creando un ambiente nocivo para la democracia, para la participación de los ciudadanos en los asuntos públicos, para la ejecución de planes y programas de interés general y, en general, para la convivencia ciudadana pacífica, comunitaria y fraterna.

En esta nueva etapa de la vida societaria tachirense, la Política -con P mayúscula- debe ser punto de honor en el quehacer diario de los nuevos gobernantes; madre y maestra en las actuaciones del poder regional, para que ocurran los cambios que todos queremos.

Ingeniero industrial. Agricultor urbano.

 

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