Carlos Casanova: Los hechos hablan

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El resultado electoral del 21 de noviembre 2021, deja lecturas de obligatoria reflexión toda vez que cambian los parámetros donde se desenvolvía el mundo político, conduciéndonos a nuevas realidades, a partir de las cuales se proyecte una fase nueva del ejercicio político para las fuerzas democráticas.

Dos grandes realidades, el oficialismo es la minoría más grande, y la oposición MUD y Alianza salieron derrotadas. Para este análisis es importante destacar que los dos sectores perdieron votos en relación a la elección anterior, revelando entonces una pérdida de acompañamiento tanto al chavismo como a la oposición, situación que debe hacernos reflexionar ya que esa tendencia a la baja en la oposición se debe detener.

La última referencia que tomaremos para la oposición es la elección regional del 2017, que en relación al 2021 pierde sumando los dos factores de la alianza y la MUD, 1.497.454, comparado con la caída electoral para el mismo periodo, para el PSUV su pérdida en votos es de 2.265.774, pierde aún más que la oposición.

Ahora bien una alta abstención calculada en 58,2%, con lo cual podríamos decir que los abstencionistas deben sentirse satisfechos del resultado, más sin embargo sirve esta alta abstención para explicar que su promoción, más su natural comportamiento y otro derivado de causas objetivas, si no tiene un plan de continuidad en el día después, sola no produce efectos, más aun si consideramos que un propósito de la revolución es acabar la cultura democrática de votar en razón de que el modelo de estado comunal no se alimenta de elecciones sino de designaciones para lo cual, eliminar la cultura del voto es bienvenida en su estrategia.

La revolución chavimadurista sabiéndose minoría avanzaron en el propósito de dividir a la oposición, paradójicamente lo lograron y les dio resultado, ahora la gran pregunta es ¿seguirán divididos sabiendo que unidos pudieron lograr más gobernaciones y alcaldías que el chavismo? Una respuesta lógica sería que se unirán, pero eso no es lo que sucederá, logrado el propósito de dividirlas, la estrategia ahora es mantenerlas divididas desde las cúpulas hasta sus bases.

La abstención y la disminución del caudal electoral revelan una profunda crisis de liderazgo en el país considerando al mundo político gobernante, colaborador y opositor, este mundo político está siendo ejercido desde las minorías, y es indispensable recuperar la vocación de mayorías y de poder.

Por otro lado, la participación electoral sirve si tiene un plan posterior, los observadores de la Unión Europea y los que han participado en otros procesos dan cuenta de la falta de transparencia, y esto es importante, ya que una jugada de participar con la oposición dividida era presentarse en la comunidad internacional para exhibir su triunfo como legítimo cosa que no sucedió sino todo lo contrario.

Ahora bien, se ganaron 117 alcaldías y 4 gobernaciones, y estas deben servir en principio para evitar que la Asamblea Nacional siga la discusión de la ley de ciudades comunales que van en segunda discusión con 10 artículos aprobados, en razón a que estas instancias que se crean propenden a diluir sus competencias en los mal llamados autogobierno comunal.

Así encontramos como al Zulia le arrebatan tres competencias que en la Constitución se le atribuyó a las gobernaciones de estado, de 19 competencias que ya no tienen el resto de gobernaciones.

No hay presión si no existe movilidad, la inamovilidad nos lleva al habituamiento y a la admisión de que viviendo en crisis nos acostumbremos a la crisis dejando de serla por habituarnos a la pobreza.

La sociedad no puede seguir a los divisores, el valor más caro de la sociedad es la unidad, y si los divisores se mantendrán así, entonces se debe avanzar en construir una nueva oposición desde las regiones, en la oposición fracasó el centralismo partidista, se debe romper el monopolio de las decisiones y de la participación.

Por cierto la escogencia en primarias de quienes deben ser los dirigentes de la oposición es originalmente del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica propuesta formulada en el 2018, y considero está vigente aún.

 

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