Pedro Morales: ¡Jezu, ufam Tobie!

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Ciencia, religión y lo espiritual hacia una sola realidad

La ciencia sin religión es minusválida, la religión sin la ciencia es ciega. Einstein, 1930.

Recientemente en una red social, se le hizo llegar una solicitud a un distinguido académico que cuenta con un significativo número de respetables seguidores. La misma estaba formulada en los siguientes términos:

Respetado doctor. Agradezco el apoyo para hacer posible este producto académico: sin fines de lucro. Se necesita la colaboración para concretar y divulgarlo: https://bit.ly/3I7dO6f La ponencia relacionada fue exitosa: https://bit.ly/3HYuuNb  Dios les bendiga.

Por otro lado la respuesta fue la siguiente: “No veo cómo se puede mezclar la fe con la ciencia. Son dos caminos diferentes. Ambos son válidos, pero mezclar ambas cosas lleva a confusión. Es un dislate, con todo respeto. Aristóteles, conjugar (“conflate” en inglés) ambas cosas. No creo que tú lo logres, con todo respeto. Me parece una empresa vana. Deja a Dios en las alturas y a nosotros en el laboratorio”.

Si la ciencia y religión buscan respuesta para las mismas preguntas, como por ejemplo el “Big Bang”, entonces: ¿Por qué se consideran  enfrentadas? ¿Es necesario que una niegue a la otra? La ciencia no dice nada sobre la existencia de Dios, y si es ciencia, entonces es causal suficiente para dedicar espacio y tiempo en el estudio científico, metodológico y epistemológico de Dios y su influencia espiritual en todas las dimensiones, áreas y disciplinas  de la vida humana terrenal.

Además, el conocimiento científico, aunque en ocasiones cae en el extremo cientificista, sus principales características fundacionales se sostienen sobre la base del continuo cambio dinámico, innovador  y trascendental, alejado rotundamente del pensamiento único. Por ejemplo, la misma “Teoría de Relatividad” de Einstein tuvo fuertes críticas y resistencias por parte de los científicos clásicos, que negaban los principios, postulados y enunciados donde se levantaba tal teoría que amenazaba el orden imperante de la “Física Clásica”: pero al final de cuentas se impuso la nueva teoría,  dada las evidencias y resultados contundentes que cambiaron y aceleraron el progreso de la humanidad. Pero también debe recalcarse un análogo fenómeno que se generó con el propio Einstein,  en relación al nacimiento de la “Física Cuántica”.

“El que tiene oídos para oír, oiga. De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis.  Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos; Para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y con el corazón entiendan, y se conviertan, y yo los sane.  Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen.  Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron” (Mateo 13: 9-18)

Seguidamente considérense las siguientes historias que conjugan la estrecha relación entre ciencia, religión y espiritualidad. Estas fabulas puedan que no sean reales, pero en la dimensión espiritual son de profundo impacto en el plano  existencial:

I)  Alejandro III de Macedonia, mejor conocido como Alejandro Magno (Julio del 356 a.C. – junio del 323 d.C.), hombre poderoso, gran guerrero y luchador, majestuoso Rey de Macedonia, Hegemón de Grecia, Faraón de Egipto, gran Rey de Media y Persia, para quien no había ninguna nación que se le pudiera enfrentar, porque todos caían arrasados y  sometidos  bajo su Imperio, logró acumular a través de este proceso indetenible de conquista, extraordinarias riquezas, poderío ilimitado en lo terrenal y vertiginosa fama alusiva: Alejandro el Grande.

Sin embargo, cuando llegó el momento final de su vida y cayó enfermo en cama, llamó a sus sirvientes más cercanos y colaboradores para expresarles la necesidad que se cumplieran tres deseos al momento de su muerte. Estos eran los siguientes:

1ero. Cuando muera, los mejores médicos del imperio que me han atendido siempre, que sean los que carguen mi ataúd al lugar donde van a reposar mis restos.

2do. Por donde vaya pasando mi ataúd, ustedes en la misma medida lanzarán las riquezas acumuladas que he acumulado durante toda mi vida.

3ro. Abran dos huecos, uno a la derecha y otro a la izquierda, a cada lado del ataúd, quiero que mis manos salgan y queden colgando.

Entonces los sirvientes preguntaron: ¿Por qué se quiere que se hagan cumplir esos deseos? ¿Cuál son su significado? Les explicó Alejandro Magno diciéndoles lo siguiente:

Quiero que los mejores médicos carguen mi ataúd cuando yo muera para que todos entiendan que cuando llega el momento de la muerte, ni los mejores doctores en medicina  de este mundo nos van a poder salvar, porque todos estamos predestinados a morir. Quiero que vayan arrojando toda la riqueza por el camino para que todos se den cuenta, que lo material logrado en esta vida terrenal nos corresponde dejarlo aquí, y no lo podemos llevar, porque además no nos sirve para nada.  Y la voluntad referida a que queden mis manos colgando a ambos lados del ataúd, es para que todos se den cuenta que con las manos vacías llegué a este mundo y con las manos vacías me voy de él…

II) Un experimentado alpinista caracterizado por no creer en Dios (un ateo impetuoso), tomó la decisión de escalar una de las montañas más encumbrada, de mayor pendiente y peligrosidad de la cordillera de su localidad. Habiendo cumplido con el protocolo y planificado meticulosamente todo lo relacionado con dicha travesía,  en determinado día comenzó ascender hacia la cumbre.

No obstante, iniciada la actividad escaladora se presentaron algunos imponderables  que retardaron el tiempo calculado con anterioridad para llegar a la cima. Esto repercutió negativamente en el sentido que llegó la oscuridad de la noche encontrándose aún en la ruta hacia el pico, pero en su sector más empinado, escabroso y de gélido ambiente.

Situación apremiante, que aún con su dilatada experiencia y sobresaliente trayectoria como escalador, súbitamente se aceleró su adrenalina a grados incontrolables, a nivel de pánico (por la amenaza apremiante de perder la vida si no lograba llegar a lo alto de la cima),  lo que le hizo romper la concentración y tranquilidad debida, por lo que al tratar de clavar la estaca para continuar el ascenso, dado el apresuramiento que tildaba en lo irracional, lo hizo de forma incorrecta, quedando débil y suelta, lo que trajo como consecuencia que al dar el siguiente esfuerzo para continuar subiendo, se soltó el soporte de la cuerda y se vino cuesta abajo abruptamente (en el medio de la total oscuridad) hasta que fue frenada la cuerda por matorrales montañosos que hicieron que el montañero quedara colgando.

En la impotencia plena por no poder hacer nada en un escenario ensombrecido y presto al congelamiento, entro definitivamente en un estado de miedo muy intenso y manifiesto, y de pronto se dijo para sí mismo: “nunca he creído en Dios, pero si existe entonces que me salve”, y empezó a gritar muy fuerte. “Dios, si es verdad que usted existe, sálveme, si es verdad que usted está, sálveme y voy a creer en usted, pero no me quiero morir, sálveme”.  Y cuando gritaba y gritaba con fuerza, de pronto escuchó una voz que le decía: “hijo, soy yo, soy Dios el que te está hablando. Te puedo salvar si tú quieres. ¿Quieres que te salve? ¿Estás dispuesto a hacer lo que te diga? Entonces saca el cuchillo que traes y corta la cuerda, déjate caer”  (imaginemos tal situación y decisión). Este hombre se quedó impactado e indeciso, no sabía qué  hacer.

Al día siguiente  en la mañana,  cuando llegaron los rescatistas lo encontraron sin vida (afectadas quizás sus extremidades en extremo, pero principalmente haber sufrido la  hipotermia de la montaña), colgado de la soga porque nunca la cortó, no le hizo caso a Dios. Pero cuando lo encontraron todos quedaron impactados, porque lo hallaron suspendido a menos de un metro y medio de altura del suelo: como no podía ver donde estaba debido a la desesperación, miedo y a la “oscuridad” en todos los sentidos, no se percató que su salvación estaba tan solo a metro y medio del suelo.

Convergencia formal de la ciencia, la religión y lo espiritual:

Quitada en definitiva el obstáculo del katejon desde este próximo 8 de diciembre de 2021, que indica la antesala de la apertura del sexto sello apocalíptico y el esperado  momento de la “iluminación de conciencia”, todo agravará inusitadamente  en al menos los cinco frentes más representativos: sanitario, económico, social, ambiental-ecológico y espiritual.

En efecto, la crisis multifactorial in creciendo a nivel mundial, que se está manifestando  por ejemplo en:  i) El empeoramiento de los fenómenos naturales producto de los fenómenos antropogénicos, que han perjudicado críticamente los limites planetarios, y que se manifiesta entre otros por el cambio climático extremo; ii) La pandemia inflacionista, la escasez de suministros, la potencial hambruna, y el crecimiento exponencial de la pobreza en todas las dimensiones, es decir, carestía, escasez y hambre; iii) La aparición mutante multiplicativa de los patógenos inducidos, y la imposición de vacunarse de forma anticonstitucional y contraria a los derechos humanos fundamentales, etc..

Digresión: en relación a este último punto, las personas en  general se preocupan por no contagiarse con el covid-19 (o con algunas de sus mutaciones agravadas), pero no les importa infectarse del pecado y toda la apostasía asociada: la cual representa un alto y verdadero riesgo que  conlleva perder en definitiva la vida eterna en el ámbito espiritual, que es lo realmente trascendente.

Por tales razones, hoy más que nunca se requiere un tratamiento de todas las disciplinas del saber desde una óptica espiritual, y en el caso que nos ocupa, de la Economía Política, pero de desde una perspectiva espiritual: en continuo dialogo interdisciplinario entre las materias asociadas y relacionadas como por ejemplo, la economía, la teología y la física.

¡Jezu, ufam Tobie! (en polaco) o ¡Jesús, yo  confió en ti!, representa la conversión sincera del ser, la oración con humildad, el cumplimiento estricto a la  Voluntad del Padrenuestro,  y el depositar o abandonarse con completa fe y convicción a la Divina Misericordia de Dios, respecto a todos esos momentos inevitables de angustia, desesperación, pánico, de tristeza, de melancolía, etc., originados por los múltiples  problemas que se encuentran presentes y latentes en la vida. Así que, en los momentos de “oscuridad” o “apagón”  que equivalen a episodios de tinieblas y tribulación, o los que vendrán en mayor grado de oscurecimiento o “blackout”,  hoy más que nunca la ciencia, la religión y la espiritualidad deben converger formalmente hacia una sola realidad: ¡Jesús, yo confío en ti!

Referencias:

Einstein, A. (1930). Religion and Science. The New York Times. USA.

Morales, P. (2021). Pensamiento único materialista, cientificista radical y mecanicista extremo. Emisora Costa del Sol, Venezuela.

Fuente: “Perspectiva Económica y Académica Contemporánea”. UNET. Años: 2018 al 2021.

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