En las elecciones para la gobernación de Barinas, el régimen montó descaradamente una farsa grotesca, digna de una dictadura bananera, como las de Somoza, Trujillo o Papa Doc Duvalier en Haití. Freddy Superlano, el candidato de la oposición gana limpiamente superando el ventajismo, abusos, intimidaciones y violencias del partido oficial y la Contraloría del régimen alegando “ex post facto” una inhabilitación, que había sido eliminada por el propio Maduro en un decreto anterior a la votación, anula su elección y el Tribunal Supremo (TSJ) madurista llama a nuevas elecciones para el 9 de enero. Al postularse la esposa del gobernador electo e inhabilitado, quien no ha tenido un cargo público en su vida, sin ninguna vergüenza, la inhabilitan y hacen lo mismo con el otro candidato que la oposición presenta en alternativa. Inhabilitan también al candidato chavista disidente del Partido Comunista, para tratar de evitar dividir el voto oficialista. En Venezuela el régimen decide quien puede o no puede ser candidato de la oposición. Para colmo, uno de los que se han vendido al régimen por “un puñado de dólares” y usurpan el nombre y los símbolos del partido Acción Demócrática, presenta a un conocido “colaboracionista” como candidato “express”, con la evidente intención de tratar de dividir el voto oposicionista.
La conducta del régimen en este caso demuestra fehacientemente que en Venezuela el camino electoral puede y debe servir para protestar, movilizar y motivar políticamente a la población, pero, por sí solo, no sirve para el cambio de gobierno. Si el régimen es capaz de montar esta tragicómica farsa, para impedir que la gobernación del estado Barinas, cuyos gobernadores han sido todos miembros de la familia Chávez, es evidente que no tiene ninguna intención de entregar el poder central por la vía electoral. El apoyo de la comunidad internacional es absolutamente indispensable para la oposición, aunque no suficiente y la comunidad internacional respalda a Guiadó y la AN del 2015, como las únicas instancias legítimas. Es relevante a este respecto notar la invitación de Biden a Guaidó, para el reciente Summit de la Democracia. El camino electoral debe ser acompañado de un aumento de las presiones internas y externas. Las sanciones deben continuar y aumentar, especialmente las personales y deben ser ampliadas a los familiares de los dirigentes del régimen. Europa y España en particular, deben actuar al respecto. Internamente, la espontánea protesta social por el desastre socioeconómico y de los servicios públicos, debe organizarse y coordinarse políticamente. Todas las transiciones de un gobierno autoritario a uno democrático en el último medio siglo, como España, Polonia, Chile, Sur África, Nicaragua, Brasil, entre otras, se han dado por una combinación eficiente de presiones nacionales e internacionales. En algunos casos, hubo también acciones de fuerza que complementaron los otros caminos, como en Nicaragua con la “Contra” y en Sur África con la guerrilla del ANC. El posible quiebre interno del régimen, que podría facilitar una transición, debe ser buscado utilizando varios “caminos” a la vez, internos y externos.
@sadiocaracas