Pier Paolo Pasolini, que cumpliría 100 años el próximo marzo, fue no solo un genio del cine con sus películas polémicas, sino un intelectual de los más geniales que he conocido. Era también escritor, semiótico y poeta. Era un hombre dulce pero de extremos en todo: en el sexo, en la política, en la religión, en el arte. Era ateo y comunista convencido, aunque respetaba todos los credos e ideas.
El Vaticano de entonces lo odiaba y odiaba sobre todo su film sobre la vida de Jesús, El Evangelio según San Mateo, en el que quiso que fuera su madre quien hiciera el papel de la Virgen María. Le parecía al Vaticano un filme comunista, cuando el comunismo era visto bajo la cúpula de la Iglesia como el demonio encarnado. Solo con la llegada del papa Francisco el filme hasta entonces execrado recibió la bendición eclesiástica. El nuevo papa confesó que El Evangelio según San Mateo de Pasolini “era quizás el mejor film que se ha rodado sobre Jesús”.
La idea del ateo y homosexual Pasolini de hacer un filme sobre la vida de Jesús fue una pura casualidad. El cineasta tenía 42 años y fue convidado a Asís a un congreso de escritores. Coincidió que también a mí me habían convidado para hablar de un tema curioso: “Jesús escritor”. Recuerdo que Pasolini se sentó a mi lado y cuando en el programa vio el título de mi ponencia, me dijo entre curioso e incrédulo: “¡Pero si Jesús nunca escribió!”. Le pedí que esperara y vería que sí había escrito. El cineasta nunca había leído los evangelios. Cuando yo conté la historia de que Jesús había escrito una sola vez y con el dedo de su mano en el polvo del suelo del templo para salvar a una mujer adúltera de la muerte por lapidación, Pasolini intrigado me dijo: “Pero no has contado qué escribió”. Le expliqué que los evangelios no lo cuentan y él, inquieto en la silla, como enfadado, me susurró: “¡Pero los apóstoles fueron locos por no contar lo único que Jesús escribió en su vida!”
Acabado el congreso, Pasolini quiso quedarse un día más en Asís para leer los evangelios. Empezó por el primero, el de Mateo, y quedó tan fascinado que interrumpió la lectura y puso enseguida en marcha el rodaje de El Evangelio según San Mateo, que sería una de las obras inmortales del arte cristiano.
Pasolini, que en aquellos tiempos en que ser homosexual podía costar la vida, un poco como hoy en Brasil, aunque entonces aún más, se asumió como tal en público y curiosamente ello le llevó joven a la muerte hasta hoy sin descifrar del todo. El día del congreso de escritores, fuimos todos a almorzar juntos. Alrededor de Pasolini se reunieron enseguida, como siempre, un grupo de mujeres para estar a su lado. Más tarde me confiaría: “Y pensar que mi pena es que me moriré sin conocer el alma de la mujer”.
Pasolini fue polémico hasta en su poesía. Y fue justamente un poema suyo publicado en la primera página del mayor diario de Italia, Corriere Della Sera, lo que le costó su expulsión fulminante del Partido Comunista. El día anterior había habido un enfrentamiento en Roma en Via Julia entre policías y estudiantes de la Universidad. Cerca de 100 policías quedaron heridos con los adoquines arrancados de la calle y lanzados contra ellos. En su poema, Pasolini condenó a los estudiantes. Según él, los policías eran el proletariado, hijos de los trabajadores pobres del sur del país, que no podían estudiar, mientras los estudiantes lo eran de familias ricas burguesas que se podían permitir no trabajar para cursar la universidad.
Desde entonces, políticamente, Pasolini fue execrado y aún hoy sigue siendo un misterio su muerte en un parque de las afueras de Roma, al parecer a manos de un amigo suyo homosexual, aunque la verdad de los hechos sigue en la oscuridad y quizás nunca sabremos la verdad.
A Pasolini lo mataron joven, pero su obra sigue viva y fue profeta cuando escribió que los suburbios que se empezaban entonces a crear en las periferias para los trabajadores más pobres serían “nidos de violencia en manos de la droga y de la policía del Estado”. Justamente lo que está ocurriendo hoy en las favelas de Brasil y en muchas de América Latina, donde el 80% de los ejecutados por la policía son siempre negros y pobres.
Al cineasta que proclamaba la libertad como el aire que necesitamos para respirar le dejaron poco tiempo de vida, porque resultaba peligroso con sus filmes y sus poesías, con sus provocaciones y sus profecías. Era ateo e inconformista, pero estuvo siempre con todas sus artes contra la ignominia y la hipocresía. Más cercano al misterio de la Navidad cristiana que tantos que se jactan de ser creyentes, mientras permiten que millones de personas tengan que pasar hambre esta Navidad y sufrir los latigazos de la hipocresía que condenaba el profeta Jesús, quien acusaba a los fariseos de “colocar sobre los hombros de los más débiles pesos que ellos mismos eran incapaces de soportar”.
Feliz Navidad de paz y concordia para todos los lectores y que el 2022 no sea peor que este que acaba. ¿Es pedir demasiado?