Gustavo Franco: ¿Qué pueden hacer las ligas europeas con la Premier League?

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En la Champions League existen una gran variedad de equipos que pueden llegar a competir por ella año a año. Pero llama la atención que de forma constante, el 100% de los equipos ingleses logra superar la fase de grupos. Sólo una vez en las últimas cinco ediciones del torneo (contando la actual) no han pasado cada uno de los participantes de Inglaterra a los octavos de final —fue el Manchester United el año pasado cuando quedó tercero en su grupo y fue a competir a la Europa League, donde llegó a la final—. Ya en fases finales, es muy común ver a equipos ingleses acaparar puestos en cuartos de final y semifinales. Sólo en la atípica temporada 2019-2020 no se vio un equipo inglés en semifinales de Liga de Campeones. En la anterior, se vio una final inglesa con el 100% de los equipos de este país progresando hasta cuartos de final.

En España, los equipos que mantuvieron la competitividad de La Liga en Europa fueron Real Madrid y Barcelona, quienes tenían en sus filas a los jugadores que han marcado una época en el fútbol: Cristiano Ronaldo y Lionel Messi, respectivamente. Resulta llamativo que desde que Cristiano Ronaldo se fue de La Liga, el Madrid no ha vuelto a estar en una final europea (cuando estuvo en cuatro de las cinco últimas temporadas del portugués en el equipo). La primera temporada del Barça sin Messi ha terminado con el equipo sin poder superar la fase de grupos.

Italia sólo ha podido meter un equipo, la Juventus (equipo que dominó Italia durante la última década, prácticamente), en la final de la Champions League —aunque debe ser mencionado que esto ocurrió en dos ocasiones y en ambas perdió—. La Roma también logró llegar a una semifinal. El rendimiento, sin embargo, no ocurrió con el número de equipos que sí aportó la Premier League, ni el éxito deslumbrante a nivel de resultados que obtuvo La Liga.

La Bundesliga sólo tiene a un equipo que siempre es candidato y ése es el Bayern Múnich. El resto de equipos alemanes no parecen capaces de competir con los bávaros ni, por ende, con la élite europea. Así, el Bayern es un caso aislado de la Bundesliga que no es representativo. Otro caso similar es el de Ajax, el cual ganó cada uno de sus partidos en la fase grupo y apunta a repetir lo conseguido en 2019 cuando logró llegar a semifinales. El rendimiento del equipo de Ámsterdam no es un indicador de la liga holandesa, sino de lo muy bien que se hacen las cosas en el Ajax, capaz de reconstruir un equipo luego que, tras la sorprendente campaña de 2018-2019, perdió a Mathijs De Ligt, Frenkie De Jong, Hakim Ziyech, Donny Van de Beek o Lasse Schone.

Los equipos portugueses casi siempre son capaces de tener algún representante en octavos de final. En este caso, el Sporting de Lisboa sigue en su dinámica muy positiva y se clasificó por detrás del Ajax y en detrimento del Borussia Dortmund. Y el Benfica se benefició de la debacle del Barça para acceder a la ronda de eliminación directa. Pero usualmente estos equipos suelen ser los surtidores de talento para los grandes del continente, y sus buenos rendimientos no se sostienen demasiado en el tiempo. Con todo esto, ¿cómo competir con la Premier League?

Esta competición tiene un atractivo global que en primer lugar está basado en el dinamismo e intensidad que se ve. Tradicionalmente, se han visto partidos muy abiertos, con muchos goles y que se juegan en las dos áreas. Esto forma parte del ethos del fútbol inglés, lo cual engancha a muchas audiencias de todas partes del mundo. Esto ha sido cuidado, y los árbitros en esta liga suelen permitir un juego más agresivo, pero manteniéndolo siempre de límites leales y de no-violencia. En cambio, los árbitros suelen ser mucho menos permisivos con los reclamos que sí se ven en España y en otras ligas. Al árbitro se le respeta mucho más, y éste permite que se juegue más.

El otro aspecto a destacar de la Premier League es que no hay una casta demasiado clara y diferenciada del resto. Al menos, no como la hay en Alemania, Italia y España. Aunque es cierto que hay una élite dominadora, por lo menos hay mayor rotación de los títulos que se consiguen. Y si alguien logra repetir trofeos, es porque se tuvo que aplicar un esfuerzo descomunal. Y en esta liga, el equipo que no de un 100% de sus capacidades, lo más probable es que no gane el partido. Cualquier equipo puede ganar a cualquier equipo, porque siempre está la intensidad anteriormente mencionada. Esta intensidad es capaz de desmantelar los enfoques tácticos o el talento superior que pueda acumular un equipo.

Esta competitividad es alentada mediante el esquema con el que se financian a los equipos. Mientras en España se reparten los recursos económicos provenientes de los contratos de retransmisión a quienes mejor rating obtienen (Real Madrid, Barcelona y Atlético de Madrid) —lo cual genera una enorme desigualdad que se refleja en la capacidad de los equipos de poder competir por el título de La Liga— en Inglaterra éste criterio de repartir los beneficios económicos televisivos es usado para distribuir un 25% de los recursos. Otro 25% se reparte en función del puesto en la clasificación que se haya logrado —es decir— el mérito deportivo. El 50% restante se reparte de forma igualitaria.

A corto plazo algunos equipos pueden sentir que no se les compensa adecuadamente, pero en el largo plazo la Premier League es capaz de negociar a la alta porque tiene un atractivo muy grande. Este atractivo está fundamentado en grandes equipos que atraen grandes jugadores (Manchester United, Chelsea, Liverpool, Manchester City, Arsenal y Tottenham), la alta intensidad con la que se juega cada partido —un modismo cultural del fútbol de las islas británicas— y, por último, la alta competitividad que hay (demostrada en su máximo esplendor cuando el Leicester City ganó la liga en la temporada 2015-2016).

Las competiciones de Alemania, España e Italia deben alentar la competitividad de sus ligas, y asegurar que más equipos puedan ser considerados como candidatos al título. Un régimen como el que tuvo Juventus en Italia (2011-2012 hasta 2019-2020, inclusive) o el que tiene el Bayern Múnich en Alemania (2012-2013 hasta la actualidad) no debe ser bien visto por quienes gestionan el producto de la competencia. Porque luego, verán como el interés en esa competición baja. “Siempre gana el mismo (o los mismos)”, dirán los aficionados seguramente. En el corto plazo se van a poder ver los beneficios económicos de repartir dividendos a los que más audiencias atraen. Pero hoy, los equipos que han podido hacer frente a la situación financiera que trajo el COVID-19 y reforzar sus plantillas han sido los ingleses. Y ello se traduce en el rendimiento deportivo superior a nivel global de los representantes de esa liga.

Curiosamente, para que La Liga de España —por ejemplo— pueda competir mejor en Europa, deberá repartir sus recursos de una forma un poco más solidaria entre los equipos que la componen para que haya mayor incertidumbre y se compita mejor. Y ello generará más audiencias, lo cual podrá hacer que los futuros contratos se negocien al alza. Equipos como Sevilla y Villarreal, gestionados de forma ejemplar, seguramente verían sus resultados en Europa empezar a parecerse a los del Barcelona y Real Madrid. A lo mejor no en trofeos, pero sí en capacidad de lograr llegar a instancias finales y poder competir con la élite.

Qué decir de Italia, donde Atalanta y Nápoli hacen gala de una gestión deportiva ejemplar para competir por encima de su propio peso, sin que ello haya producido un robustecimiento del palmarés. Seguramente la Serie A no sería una cosa exclusiva de Juve, Inter y AC Milan si los recursos fuesen distribuidos de una forma más solidaria. Y nuevamente, daría un mayor interés a la competencia, permitiendo que algunos equipos acostumbrados a ser muy eficientes, sean capaces de competir no sólo en el plano doméstico sino en el continental al tener acceso a mayores recursos económicos.

Es curioso como, a veces, la solidaridad puede ser beneficiosa para quien es solidario.

Periodista deportivo. Es editor del portal web Línea de Tres

 

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