Tal como lo admitió un gran exponente del pensamiento político moderno, es precisamente la psicología del saber que contiene en su interior un interés por el mito, tal como toda escritura creativa contiene en su recóndito una atracción por la psicología”. Estas afirmaciones fueron expresadas en 1936, por Thomas Mann, en una conferencia sobre “Freud y el futuro”. Les rendía tributo a los servicios aportados por el psicólogo del Inconsciente o de las capas más profundas del alma, el gran escritor de hecho percibió a través de él su mirada al futuro.
¿La mitología clásica y su función simbólica?…
Esta narración fabulada se basará en una revelación que el autor Karl Kerényi narró en su libro, (Die antike Religión) donde lo utilizó para responder a la pregunta “Que es la Mitología”. Dicho descubrimiento fue hecho por Sir George Grey. Este personaje fue enviado por el gobierno británico a Nueva Zelanda en 1845, y poco después nombrado Gobernador General. En 1855 apareció su publicacion intitulada: Polynesian Mythology and traditional history of the New Zealand Race as furmisbed by their Priests and Chief, (London John Murray). Sir George Grey describe en el prólogo como yegó a escribir esa obra. Las experiencias que lo llevaron hacerlo son tan interesantes que podrían ser recogidas en el prólogo de cualquier versión de una mitología viva. “Cuando yegué apunta Sir George, encontré a los nativos, súbditos de su Majestad envueltos en hostilidades con tropas de la Reina, contra quienes hasta ese momento habían peleado con notable éxito. Tanto descontento se había generalizado entre la población nativa, que allí donde los disturbios no habían ocurrido todavía, muchas razones hacían suponer que pronto estallarían, como sucedió poco después, en varias partes de las islas. Pronto me di cuenta que no podría gobernar exitosamente ni espera conciliar a un pueblo numeroso y turbulento, con cuyo lenguaje, maneras, costumbres, religión y modos de pensamientos estaba yo escasamente familiarizado. A fin de curar agravios y aplicar remedios que no hirieran sus sentimientos ni militar contra sus prejuicios, era necesario que yo fuera capaz de escuchar pacientemente, en todo momento y en todos los lugares, las historias de sus sufrimientos, y de darles una réplica amable, aun si yo no pudiera ayudarlos, acogido a términos que no dejarán dudas en sus mentes de que yo comprendía con claridad y sentía con ellos, y de que realmente estaba bien dispuesto hacia ellos. Esas razones y otras de igual fuerza me hicieron sentir que mi deber era entrar en conocimiento, con la menor dilación posible, del lenguaje de los neozelandeses, es muy difícil de comprender cabalmente para entonces no se había publicado ningún diccionario (a menos que se pudiese llamar así un vocabulario); tampoco había libros en esa lengua, que me permitieran estudiar su construcción; difería formalmente de cualquiera de las lenguas antiguas y modernas que yo conocía; y mis pensamientos y mi tiempo estaban tan ocupados en los menesteres del gobierno en un país entonces asediado por muchas dificultades y con una rebelión formidable encarnizándose en él, que apenas podía yo hayar muy pocas horas para dedicarme a la adquisición de una lengua no escrita y difícil. Hice sin embargo lo mejor que pude y dediqué entusiasmado todos mis momentos libres a una tarea de cumplimiento necesario para yevar a cabo adecuadamente cada deber hacia mi país y hacia el pueblo al que se me comisiono gobernar.
La paz o la guerra…
Pero pronto se presentó una dificultad nueva y muy inesperada. Del lado de la facción rebelde aparecían comprometidos abierta y furtivamente, algunos de los viejos, menos civilizados y más influyentes jefes de la isla. Yo tenía que discutir con eyos, personalmente o mediante comunicaciones escritas, asuntos que implicaban paz o guerra y de lo que dependía el futuro de las islas y de la raza nativa, de modo que era esencial en el mayor grado que yo comprendiera completa, enteramente sus pensamientos e intenciones, y que no malinterpretaran en absoluto la naturaleza de los compromisos que adquiría con eyos. Para mi sorpresa, sin embargo, encontré que estos jefes, en sus conferencias conmigo o en sus cartas, citaban fragmentos de antiguos proverbios, en explicación de sus puntos de vista e intenciones o bien hacían alusiones que descansaban sobre un viejo sistema mitológico. Y bien era claro que las partes más importantes de sus comunicaciones estaban encarnadas en esas formas figurativas, los intérpretes estaban muy perplejos, ni podían (a veces) traducir los poemas o explicar las alusiones y no había explicación existente que arrojara luz sobre esos asuntos o que diera significado a la gran masa de palabras a que los nativos apelaban en tales ocasiones. De modo que me vi obligado a contentarme con una declaración general, breve de lo que algún otro nativo creía que el autor de la carta pretendía transmitir por el fragmento del poema que había citado o por las alusiones que había hecho. Debo añadir que incluso la gran mayoría de los jóvenes cristianos estaban tan desorientados en estos asuntos como los intérpretes europeos. Estaba claro que yo no podía permitir como Gobernador del país, que un velo tan tupido quedara echado entre yo mismo y los jefes influyentes a quienes tenía el deber de atraer hacia los intereses y la raza británicos, y cuya estimación y confianza, lo mismo que de sus tribus, era mi deseo asegurar, y con quienes además era necesario que sostuviera la relación más irrestricta. Solo una cosa podía hacerse bajo tales circunstancias, y esta era familiarizarse con el antiguo lenguaje, de país, recoger sus poemas y leyendas tradicionales, inducir a los sacerdotes a impartirme su mitología y a estudiar sus proverbios. Durante más de ocho años dediqué gran parte de mí tiempo disponible a esos propósitos. Ejercí realmente este deber en mis momentos libres en cada parte del país por la que pasé y durante mis muchos viajes de una región a otra de las islas. También estuve siempre acompañado por nativos, a aun en todo intervalo proseguí sobre estos temas. Además del desconocimiento del imaginario y sus mitogenias, (el mito es movilizador),(22 años no han sido suficientes entre nosotros? no terminamos de admitir que cada mediación, tiene sentido, que hay polos de confrontación dialéctica donde el mito nos persuade, tanto en los relatos como en los sucesos que nos rodean intensamente, es expresión de las emociones originales que están en las bases de todas las formas culturales.
La búsqueda de un liderazgo en el país y sus propios mitos.
El Mito no puede ser respondido, ni por la fuerza, ni por la ciencia, ni por la filosofía. Obligatorio profundizar el campo al debate ciudadano que es un deber patriótico, porque las ideas se disputan para convencer. Las armas para desolar. Este régimen se ha impuesto más ayá de los votos que le proporcionan todavía una exigua legitimidad en esta etapa, por la vía de la coerción y complicidades, rige es una coalición gobernante, auxiliados por una oposición que ha mostrado absoluto desconocimiento del imaginario popular y falta de decisión democrática. El mal nacional de la imprevisión, y la corrupción que en gobiernos era el contrato social oculto ahora es una directiva de poder presente en factores gubernamentales pero que no ha sido en vez de ser obstáculo. ha servido para el accionar externo de quienes se plantearon el reto del control hegemónico del país, y establecer redes de una amalgama indigesta de perversidades, en pos de liquidar la Republica, este cuadro de hechos nos ha afectado excesivamente porque el grueso de los pocos sectores orgánicos que sobreviven se han trasladado a los extremos de la desidia. Pareciera que la única solución de fuerza sería una insurrección popular y pensar en eya en la Venezuela del petróleo, del oro, del dame lo mío, de la bolsa Mercal, y de la novedosa vanguardia de francotiradores que desde tendidos de sombra accionan su letal arsenal a través del el entramado new desde sus Pendrive, Blogs, WhatsApp, Facebook, Instagram, Telegran, Twitter, Google y una centena más de ultimas aplicaciones, juran estar reeditando a Leningrado, los cursantes de las Escuelas Superiores en los curso de Estado Mayor de los ejércitos EEUU, Chino, Ruso, Ingles, Israelí, les hacen seguimiento con fruición, agotados en la madrugada alguno se acuestan a seguir su sueño, pero hay una incontestable premisa si no se tiene pueblo-pueblo, sino embluyinados que solo se bañan con agua caliente, no es posible el asalto final. Eso es solo posible en Averger y Capitán América. Quienes dentro de la oposición calculan la idea de establecer a cal y canto una transición, olvidan que la experiencia histórica del forzamiento de realidades así sean cubiertas de paraguas jurídicos-formales, e ingentes apoyos inclusive fácticos, la experiencia muestra que se sabe cómo se inician, pero que no es posible visualizar el desenlace, como lo evidencia la historia, quienes se beneficiarán de esos cambios que terminan al servicio de los intereses, podría agotar centenares de cuartiyas, enumerando casos inspirados los más de buena fe. No hemos entendido que los sectores ciertos de poder sienten especial debilidad por guardar las formas. Este gobierno en su articulación que no nos gusta ni su estética, ni su eficacia, ni su asalto a las finanzas públicas, dio en sus inicios la sensación de un gran volumen de obras públicas nacionales, estatales y municipales cercanas al barrio, alejándose por ahora de la construcción de hormigones de concreto armado como lo hacía Pérez Jiménez; las misiones, las pensiones, además en el clásico asistencialismo socialcristiano en materia de alimentación; que se las ha trasladado aun con todas las gigantescas corruptelas e insuficiencias al pueblo a la pata del cerro, es decir, al piedemonte, los mercales, pedevales y bonos, con los que los tiene medio surtidos con algunos comestibles. Eso indica que en esos sectores al final sobreyevan este estado de cosas. Y ahora los van a limitar a lo básico para el consumo y no para el acaparamiento domiciliario. Otra de las razones del gobierno se basa en el desconfianza popular frente a esta camada de aristados dirigentes de la oposición, en sus posturas medrosas cara al número dudosos triunfos electorales del gobierno y su inconsistencia de no realizar con firmeza los reclamos frente los indudables abusos del CNE; También el raquitismo funcional y estratégico en el seno de la oposición, la que solo se mueve con el influjo de crecidos recursos logísticos, que demuestra el pase a retiro de la mística política, base esencial para un desempeño sólido y fructuoso. Contados se mueven a pisar la caye a diario en la oposición si no tiene ingentes racionamientos y esa es su penosa debilidad. De ayí que los partidos políticos refugiados en el grueso de Comisionados Regios, de Embajadores y Pretores de nuevo cuño, (MUD), han apelado a una oposición emocional, y algunos los radicales están roncos de gritar y los venezolanos ya aburridos del consignamos, (hay que sustituirlo y enjuiciarlo) y hágase la luz de iniciativas voluntaristas sin propósitos concretos ni acciones bien reflexionadas, sin finalidades definidas en el mediano ni largo plazo, sin organización no hay acción posible, eya es la garante, de la capacidad de movimiento; Otra razón son la interferencia manifiesta de los sectores financieros a la oposición, lo que provoca la desconfianza del pueblo. Los que hayan sido dirigentes no importa el signo ideológico saben del rechazo en el pueblo militante a estos grupos. No es de gratis que a los dueños de capitales que eyos presumen detrás de estos grupos se les percibe a nivel popular saben que se han congraciado con el nuevo capital rojo, (léase bolichicos) y con el capital extranjero, quienes, por su carencia de habilidad devenida en torpeza, no gozan de un apoyo más categórico.
Para concluir:
Ya en el país en abril de 1993 escribía Guillermo Sucre: “Ahora no se dilucida nada, sino que todo se incrimina. Hay un descaro tal en el lenguaje que solo es imaginable en mentes despiadadas o viles, o demasiados estúpidos. Con palabra. Con palabra escandalosa, sin embargo, son muchos los que han ido adquiriendo notoriedad; aún se enriquecen y prosperan”. Y añadía: “También es posible decir que ya no hay verdaderos homenajes: la palabra del reconocimiento no puede ser la del rastrero y pretencioso halago. Entre la insolencia y el servilismo, ¿Dónde ha quedado en Venezuela el sitio para la palabra viril? Citaba, Sucre entonces, a Camus en referencia a la prensa carroñera, (igual podría extenderse hoy a la actuación de la mayoría de los medios de comunicación, blog, y redes en general): “Una sociedad que acepta ser entretenida por una prensa deshonrosa y por un miyar de bufones cínicos, corre a la esclavitud pese a la protesta de aquellos mismos que la degradan”. En su narración ponía Sucre frases que son aplicables hoy a ciertos guasones del poder establecido, y de sus constrictores que aspiran a sucederlos, “Hacen ver que son fuertes, sabios incorruptibles. No le creemos muchos. Nunca han tenido que luchar o sacrificarse para nada, mucho menos por la verdad. Héroes de mentirijiyas, un buen soplo de aire puro ¿de dónde vendrá? Los borraría a todos con solo de ser de aire puro”. (Revista los Cuadernos de la Cordura, Niro 197, abril 1993).
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