Lamentablemente, las negociaciones entre el gobierno madurista y el Grupo de los Cuatro, parte de la oposición democrática venezolana, promovidas por el Reino de Noruega y facilitada por el gobierno de México, después de la firma del memorando de entendimiento de agosto de 2021, fueron interrumpidas abruptamente antes de iniciarse la tercera ronda de conversaciones. En la primera reunión, el oficialismo y la oposición venezolana anunciaron 2 acuerdos, sorprendentes en su contenido por no ser temas considerados en dicha discusión, en los cuales se ratificaba la defensa de nuestra soberanía sobre la Guayana Esequiba y la protección social del pueblo venezolano, que incluía la creación de una mesa nacional de atención social. En el segundo encuentro, las partes aseguraron haber alcanzado posiciones cercanas para enfrentar la crisis social, económica y política, además de identificar algunos “mecanismos de consulta con diferentes actores políticos y sociales”. El avance logrado en dichos encuentros se interrumpió, antes de iniciarse la tercera ronda de negociaciones en el mes de octubre de 2021, como consecuencia de haber sido extraditado el empresario colombiano Alex Saab desde Cabo Verde a Estados Unidos, a quien el gobierno madurista había incorporado como delegado en dichas negociaciones. En protesta, Nicolás Maduro decidió no asistir más a los encuentros, suspendiendo las conversaciones entre el régimen autoritario y la oposición democrática.
No hay duda de que la decisión tomada por el gobierno madurista de incorporar a Alex Saab, un empresario colombiano, en la comisión negociadora no puede justificarse. Se puede inferir que altos funcionarios del gobierno madurista, temerosos del contenido de sus declaraciones y de su vinculación en negocios, posiblemente irregulares, en Estados Unidos, Colombia y Venezuela, consideraron designarlo como delegado en la comisión negociadora para evitar su posible extradición desde Cabo Verde. Recientes informaciones confirman que su acusación se tipificará por el delito de lavado de dólares en negocios irregulares en Estados Unidos, el cual podría ser penado hasta con 20 años de cárcel. Alex Saab ha dicho que no cooperará con el gobierno estadounidense. Es posible que inicialmente esa posición se pueda mantener por un tiempo, pero la experiencia con otros procesados, sometidos a juicios por delitos cuyas sanciones son muy severas, es que al pasar cierto tiempo en prisión la voluntad se debilita y terminan colaborando con las investigaciones. De todas maneras, los expertos en negociaciones consideran que el diálogo eventualmente se restablecerá. Así lo mantienen Carmen Beatriz Fernández, profesora de Sistemas Políticos de la Universidad de Navarra; Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, y Francisco Alfaro Parejas, politólogo y analista del propio proceso de paz.
La profesora Fernández mantiene que el simple hecho de haberse sentado a conversar, en México, los principales actores políticos venezolanos, fue un importante avance. Es verdad que existe la percepción de que el diálogo no ha sido todo lo deseable que se esperaba en cuanto a avances concretos, pero eso es normal, es “lo realista” en ese tipo de conversaciones. “Este proceso ha sido mucho más discreto que los otros procesos anteriores, que han sido abortados sin ni siquiera haberse iniciado. Creo que la actual realidad podría considerarse como un buen augurio…” El profesor Benigno Alarcón sostuvo que “no existían suficientes expectativas antes de iniciarse dichas conversaciones debido a ser una negociación totalmente asimétrica donde las dos delegaciones se presentan con agendas que son incompatibles entre sí: el gobierno madurista busca reducir progresivamente las sanciones financieras impuestas por los Estados Unidos y la oposición espera lograr lentamente mejorar las condiciones electorales para fundamentalmente conseguir una elección presidencial…” El politólogo Francisco Alfaro Parejas considera como normal las dificultades en el proceso de diálogo debido a las marcadas diferencias en los objetivos establecidos por los dos actores. “Sin embargo es un acierto que el proceso sea visto como “incremental”, que deje abierto las posibilidades de acuerdos parciales, mientras se logra continuar analizando y buscando alternativas en los temas más complejos”.
El régimen madurista ha convertido la prisión de Alex Saab en un grave obstáculo para la continuación del diálogo con el sector de la oposición democrática (el G4) que ha decidido participar. En efecto, Nicolás Maduro ha expresado: “Todavía no hay suficientes condiciones para volver a instalar unas nuevas conversaciones, pues se requeriría que hubiese una respuesta por ‘el secuestro’ de Alex Saab, quien, para mi gobierno, es un diplomático”. Gerardo Blyde, jefe de la delegación opositora, mantuvo en un programa de la emisora Circuito Éxitos que “un hombre y su extradición fue más importante para Maduro que millones de venezolanos”. De todas maneras, se mostró optimista: “El diálogo puede reiniciarse. Creo que lo están repensando: requieren volver a una mesa de negociación que produzca los pasos necesarios para re institucionalizar a Venezuela”. Coincido con esa posición. Creo que los intereses del régimen y en particular los del propio Nicolás Maduro deberían conducir a reanudar el diálogo. No hacerlo contribuiría a agravar la tragedia de los venezolanos, pero también su ilegitimidad, el rechazo internacional a su gobierno, y la gobernabilidad, al generar motivos suficientes para el surgimiento de una protesta violenta. No obstante, a la luz de las experiencias en diálogos anteriores, mi optimismo es limitado. Si no existiera el pretexto Saab, muy probablemente encontrarán otro. ¡Ojalá reflexionen!