Una encuesta realizada en Reino Unido concluye que una mayoría de personas prioriza que los ricos paguen más impuestos que cubran los costes del cambio climático a la expansión del turismo espacial.
El estilo de vida de los superricos ha sido cuestionado en numerosas ocasiones desde un punto de vista climático. Un auténtico lastre a la hora de enfrentar el calentamiento global. Ajenos a su contribución a la crisis climática, en 2021 varios multimillonarios han continuado con sus andaduras: Jeff Bezos y Richard Branson, entre otros, han encontrado en el turismo espacial un nuevo negocio. Se espera que 2022 sea el año clave para este sector, pero no todo el mundo lo ve con buenos ojos.
Una encuesta realizada a 2.000 personas en Reino Unido concluye que una mayoría prefiere que los ricos paguen más impuestos para cubrir los costes del cambio climático antes que la expansión de los viajes espaciales. El estudio ha sido elaborado por la agencia británica de comunicación y relaciones públicas Transmission Private.
La idea de que los ricos paguen más impuestos la refrenda el 70% de las personas encuestadas. Para el 75%, quienes tienen más poder adquisitivo deberían dirigir sus recursos a enfrentar los problemas climáticos y ambientales en lugar de priorizar los viajes especiales. Solo un 8% considera que los superricos ya están haciendo lo suficiente.
Por grupos de edad, son las personas más jóvenes quienes menos apoyan la subida de impuestos para la gente rica.
Los multimillonarios, ajenos a la opinión pública… y a la ciencia
«Hemos alcanzado la desigualdad estratosférica«, dijo el director internacional de campaña de Oxfam, Deepak Xavier, en julio de 2021, cuando Virgin Galactic y Blue Origin –compañías de turismo espacial de Branson y Bezos, respectivamente– lanzaron sus primeros vuelos con tripulación. «Multimillonarios que arden en el espacio, lejos de un mundo de pandemia, cambio climático y hambre. Esto es una locura humana, no un logro humano», añadió. Y la historia resuena ahora a esa película recientemente estrenada.
Para Bezos, por ejemplo, la causa está justificada: con los viajes espaciales busca «preservar la Tierra». Al menos, eso es lo que dice Blue Origin en su web: «Debemos ir al espacio para aprovechar sus recursos y energía ilimitados». Una postura que Bezos llegó a defender durante su intervención en la pasada cumbre del clima, la COP26 celebrada en Glasgow. Allí mismo, el astronauta británico Tim Peak dijo estar decepcionado al ver que los viajes espaciales se han convertido en experiencias de lujo, cuando, para él, la idea es «usar el espacio para la ciencia y para el beneficio de todos».
Si el objetivo es preservar la Tierra, los viajes espaciales no parecen la vía más ecológica. El lanzamiento de un cohete produce hasta 300 toneladas de dióxido de carbono en la parte superior de la atmósfera, donde puede llegar a permanecer durante años.
El mejor ejemplo sobre desigualdad en emisiones de CO2
Que no todo el mundo contribuye de la misma forma al cambio climático es una afirmación ampliamente documentada. La desigualdad en las emisiones de gases de efecto invernadero es algo que aborda el informe Desigualdad Global 2022.
Este reciente análisis –publicado el pasado diciembre– califica los viajes espaciales como el ejemplo más ilustrativo sobre la desigualdad en las emisiones. El turismo espacial es solo para ricos: se espera que estos viajes cuesten desde varios miles de dólares hasta varias decenas de millones de dólares por viaje.
Sobre emisiones, dicho informe apunta a que se necesitan apenas unos minutos dentro de un viaje espacial para emitir al menos la misma cantidad de dióxido de carbono (CO2) que emitirá un individuo que pertenezca a los mil millones de personas con menos ingresos del mundo durante toda su vida. «Este ejemplo demuestra que no hay límite para las emisiones de carbono de los ultrarricos», concluye el informe.