La valentía que demostró el pueblo democrático de Barinas en la repetición del proceso comicial para elegir el Gobernador de dicho Estado, se ha traducido en un hito emblemático en la historia política venezolana en lo que va de siglo XXI. En efecto, el 9 de enero de 2022 la población de esa región llanera se volcó masivamente a votar para sacudirse el agobiante peso de la dinastía dictatorial de los Chávez. Se puede afirmar, con muchas posibilidades de acertar, que la memorable victoria de los barineses fue un acto soberano de ciudadanía un tanto al margen de los compromisos partidistas individuales. Los electores se trazaron como punto de honor, propinarles un contundente revolcón a todos los involucrados en el escandaloso delito electoral cometido el 21 de noviembre de 2021.
Es conveniente recordar que en esa última fecha citada el candidato opositor resultó electo gobernador. Pues bien, las cabezas visibles de los cinco Poderes Públicos Nacionales, un operador “alacranizado” del régimen, dos candidatos importantes designados por el centralismo, la dinastía Chávez, incluyendo el mito del fallecido megalómano barinés, se asociaron para delinquir electoralmente en Barinas. Esos diez factores confabulados fueron humillantemente derrotados en un solo día. Jamás los falsos bolivarianos habían experimentado un revés de esa magnitud. Mención especial hay que hacer con respecto al hoy conocido como “Inhabilitador General de la República” (él se considera contralor) Figuradamente, este siniestro operador de la dictadura fue flagelado con diez sablazos electorales, bien repartidos entre la espalda y el trasero.
Procede hacer un comentario adicional, con respecto al Presidente del partido “Soluciones”. Me refiero a un dirigente en el que confiaba, dada su condición de reconocido líder nacional. Es necesaria una reflexión en tal sentido; porque Claudio Fermín sabía que nada tenía que buscar y sí mucho que perder. Luego surge una interrogante: si su derrota era un hecho anunciado, ¿cuál era entonces su propósito? Esta pregunta sólo puede ser respondida con otra: ¿la finalidad era dividir los votos de la oposición? Si éste fue su objetivo, subestimó lo que es capaz un pueblo cuando decide quitarse un yugo de encima. Ahora este comentario callejero es tan fuerte que ensordece: “Claudio llegó a Barinas como un cadáver político insepulto, y los barineses le dieron merecida sepultura”.
Por otra parte, quizás la más importante en función del futuro nacional, son las reflexiones que se derivan de la hazaña de la heroica Barinas. La capacidad de análisis de nuestro liderazgo democrático debería activarse de inmediato, porque la rotunda e indiscutible victoria de la entidad llanera, podría multiplicarse a lo largo y ancho del país. Incluso es un signo nada despreciable, a la hora de abordar el panorama electoral de los meses venideros; entre los eventos posibles habría que pensar seriamente en el referendo revocatorio, en el entendido que en cualquier proceso comicial que se presente, la oposición tiene que unirse toda; la aglutinación de fuerzas democráticas aseguran el triunfo en cualquier evento en el que se participe. ¡Ya quedó demostrado que el voto es la vía, para salir de la tragedia roja!
Educador / Escritor – urdaneta.antonio@gmail.com – @UrdanetaAguirre