Se trata de una mujer, un hombre y una menor de edad. Llevaban más de 20 años en la región de São Félix do Xingu y se dedicaban a repoblar las aguas con tortugas. En 2020 fueron asesinados 227 defensores de la naturaleza.
Nuevo crimen contra personas que defienden el medio ambiente. En esta ocasión ha ocurrido en la región de São Félix do Xingu, en el estado de Pará, en la Amazonia. Una familia, conocida por la liberación de tortugas y por las actividades en defensa de la tierra y los ecosistemas en la zona donde residían, ha sido asesinada a tiros por personas aún sin identificar.
Se trataba de José Gomes, apodado Zé do Lago, de su esposa Márcia y de la hija de ambos, Joene, menor de edad. Sus cuerpos fueron localizados este pasado fin de semana por el hijo de la pareja. Según medios locales, llevaban en la zona más de 20 años y se dedicaban a repoblar las aguas con tortugas.
Este caso no es un hecho aislado. Defender la biodiversidad y el entorno se ha convertido en una actividad de riesgo para muchas personas, sobre todo en América Latina. Salvo uno, todos los asesinatos registrados en 2020 tuvieron lugar fuera de América del Norte, Europa y Oceanía.
Ese año –último recuento disponible–, al menos 227 personas fueron asesinadas por defender sus hogares, la tierra y los ecosistemas vitales para la biodiversidad y el clima, según el informe anual de la ONG Global Witness.
En Brasil, el número de personas asesinadas por motivos medioambientales en 2020 fue de 20, lo que lo convierte en el cuarto país con más crímenes de este tipo. En primer lugar está Colombia, con 65 personas asesinadas. Le siguen México y Filipinas, con 30 y 29 asesinatos, respectivamente. En el caso de Brasil y Perú, recoge la investigación, casi tres cuartas partes de los ataques registrados tuvieron lugar en la región amazónica.
Las cifras se repiten año tras año sin que nada cambie. En 2019, 24 personas defensoras de la tierra y el medio ambiente fueron asesinadas en Brasil. Además, como resalta en sus investigaciones la organización que recopila estos datos, los ataques mortales son solo la punta del iceberg. Detrás hay muchas otras acciones violentas: intimidación, vigilancia, violencia sexual o criminalización.
Desde Amnistía Internacional se han hecho eco del suceso y han querido recordar que «las amenazas, agresiones y asesinatos de defensores y defensoras del derecho al medioambiente, íntimamente relacionado a las luchas por justicia ambiental y climática y a la resistencia de los pueblos del campo, los bosques y el agua, no constituyen casos aislados en Brasil».