Sobre el revocatorio, hasta ahora, no hay una postura oficial de los partidos de oposición, en especial del G4. Esta segunda parada política de 2022 viene precedida por la derrota del chavismo en Barinas. Sin embargo, analistas consultados por TalCual advierten que, aparte de la unidad, se requieren de acuerdos políticos, negociaciones con el gobierno de Maduro. Ambos factores lucen lejanos, pero los opositores deben engranar maquinaria y movilización para el 2024
La ruta de un posible referendo revocatorio contra Nicolás Maduro se abrió con la aprobación que hizo el Consejo Nacional Electoral (CNE), el 17 de enero, de las tres solicitudes recibidas.
Estas peticiones fueron activadas —una vez cumplido el 10 de enero la mitad del período de mandato presidencial— por el Movimiento Venezolano por el Revocatorio (Mover), Todos Unidos por el Referendo Revocatorio y el Comité Ejecutivo Nacional de Confedejunta, junto con el Comité de la Democracia Nacional como Internacional.
Hasta ahora no hay una postura oficial de los partidos de oposición, en especial de los que integran el G4, sobre el respaldo a esta segunda parada política de 2022, la cual viene precedida por la derrota del chavismo en Barinas, el pasado 9 de enero.
La decisión no luce fácil, puesto que, tanto unirse a la cruzada por el revocatorio o saltarse esta vía y esperar hasta el 2024 —cuando toca celebrar elecciones presidenciales— conlleva un costo político de altos quilates.
En ese contexto, el revocatorio contra Maduro es una papa caliente. De allí que en este trabajo, TalCual pondera los escenarios que debe encarar la oposición ante el referendo y los factores que tendrán que tomar en cuenta para llegar con buen pie a la estación de 2024.
Pedro Benítez, historiador y analista político, recuerda que la sociedad venezolana tiene dos experiencias intentando hacer uso del revocatorio como recurso político, desde que la Constitución de 1999 lo estableció como un derecho. Al revocatorio del 2004, que ganó el expresidente Hugo Chávez, se logró llegar tras una persecución sostenida desde el 2003 y, en 2016, el gobierno de Maduro se valió de artilugios judiciales para detener el proceso.
«Con base en esa experiencia, todo indica que la única manera como se puede activar el mecanismo del referendo revocatorio es mediante un acuerdo político de alto nivel con el gobierno de Maduro. Y creo que el único que tiene la posibilidad, que la veo remota, de llegar a ese acuerdo se llama Juan Guaidó. ¿Por qué Guaidó? Porque es el que tiene el apoyo de los Estados Unidos y tiene las llaves de las sanciones, que es lo que a Maduro, supuestamente, le interesaría flexibilizar», subraya Pedro Benítez.
El analista, que fue parte del equipo directivo de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), añade que la ruta del revocatorio es, al mismo tiempo, poco factible. Esta afirmación de Benítez se sustenta en experiencias previas, no solo de 2016 sino también del viacrucis que vivió la oposición en la ruta al referendo en 2003.
«Me llama muchísimo la atención nuestra precaria memoria colectiva como sociedad. Se nos olvida el trauma que implicó el intento de activar el revocatorio en 2003 y todas las secuelas que eso trajo. Hubo muchas familias cuyas vidas fueron destruidas. Cuando se dice que la oposición no es capaz de reunir firmas, me parece un enorme desprecio a lo que ocurrió en esa etapa. Los que éramos adultos y estábamos en ejercicio de nuestros derechos políticos, vimos cómo gente se tuvo que ir del país porque no conseguía trabajo», expresa.
Benítez recuerda la persecución derivada a partir de la Lista Tascón, que incluyó la data de quienes solicitaron el revocatorio contra Hugo Chávez. “¿Cómo firmas y quién te garantiza que no haya persecución política?», plantea.
Asevera que no hay razones para presumir la intención de fondo de quienes promueven el revocatorio. «Pero hay un contexto de estos 20 años del cual no nos podemos escapar», esgrime.
Se necesita una coalición poderosa
El politólogo Fernando Spiritto coincide en la importancia de que, antes de pasar por el tamiz del revocatorio, haya algunas garantías que, por ahora, lucen lejanas.
Se detiene, con enfásis especial, en la imperiosa necesidad de superar los obstáculos institucionales a través de una negociación con el gobierno de Maduro. Spiritto cree que, en el marco de las negociaciones, bajo el auspicio de Noruega y que actualmente están suspendidas, debería llegarse a ese acuerdo.
«Pero yo no lo veo probable y tampoco está claro que se retome el proceso de negociaciones. Y el gobierno tampoco es tonto para llegar a un acuerdo en torno al referendo», advierte Spiritto.
El 13 de enero, durante el aniversario de Copei, Juan Guaidó se refirió al revocatorio, pero prefirió denominarlo «evento plebiscitario».
Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional (AN) de 2015 y reconocido como presidente interino por un grupo de países, también señaló a la negociación tras el anuncio del CNE sobre la apertura a este posible camino.
«Creo que puede ser una oportunidad si logramos una coalición poderosa y a través de, por ejemplo México, lograr condiciones. No es una sola variable. La figura del revocatorio existe en la Constitución desde 1999 y no su activación ha sido exitosa en el pasado. Ahora, si logramos nosotros movilizar, ejercer mayoría, lograr llevar como punto de agenda la elección libre y justa en México, el apoyo de la comunidad internacional y la movilización del pueblo de Venezuela, puede ser una opción para catalizar esa elección», expresó Guaidó, el 18 de enero.
En ese sentido, Juan Guaidó, que nunca ha mostrado convicción hacia el revocatorio, le concedió el beneficio de la duda. Pero, a su vez, advirtió que «no hay buena intención en el anuncio de un CNE tutelado por Maduro» acerca de la activación del mecanismo. No obstante, destacó que la oposición debe sopesar la opción como mecanismo para movilizar a la ciudadanía.
¿Aguantar el revocatorio?
Daniel Varnagy, doctor en ciencias políticas y profesor en la Universidad Simón Bolívar, argumenta que si los estudios de cultura política han reflejado bien la realidad, se esperaría que vaya a iniciarse un movimiento para apoyar el referendo revocatorio.
Sin embargo, expresa que «la contrapartida es que, desde el punto de vista de la sociedad civil, hay que vencer el desánimo, la desconfianza, elementos que se han potenciado desde hace tantos años. Todo esto mientras no hay, todavía de manera clara, un liderazgo que sea una opción de cambio».
De esta manera, señala, existen unas fuerzas que están interactuando: la fuerza del descreimiento, de la desconfianza, versus la fuerza de la esperanza.
Sobre la posibilidad de saltarse el revocatorio e ir allanando el camino para las presidenciales, Daniel Varnagy indica que el referendo puede verse como un ensayo para el 2024.
«Yo lo veo como un tema de procesos y no solamente de política. Es decir, el ejercicio de un referendo revocatorio en sí mismo no es malo, a sabiendas de que la probabilidad de que haya un resultado favorable al cambio de presidente es muy baja. Pero a mí sí me parece que, en este caso, se daría inicio al ejercicio de buscar alternativas de liderazgo», enfatiza Varnagy.
En ese orden, manifiesta sus dudas sobre la efectividad de hacer el revocatorio este año, porque el índice de desconfianza es extremadamente alto y en política ese factor se acerca mucho a la desmovilización.
«Pero es un arranque de un proceso y el proceso es el que va a obligar a los partidos políticos a que, de verdad, desfenestren esos liderazgos fracasados y de mirar, quizás, en otra dirección sobre quiénes van a ser sus futuros líderes políticos, muchos de ellos, pienso yo, están exiliados», explica.
Varnagy afirma que el punto clave es que los liderazgos que están emergiendo establezcan un contacto con las bases de la sociedad civil. De allí su tesis del revocatorio como un experimento, un evento previo a la elección presidencial.
«Pero, debe tenerse cuidado en separar oportunidad política y esperanza. Hay que tener mucho cuidado de ilusionar a la sociedad venezolana con un resultado que probablemente no se dé; pero sí entenderlo como la oportunidad de generar una búsqueda de nuevos liderazgos políticos», insiste el profesor de la USB.
Fernando Spiritto no recomienda montarse en el tren del revocatorio. Pese a esto, recuerda, que, en política, las cosas van muy rápido.
«Para que el revocatorio sea una jugada exitosa, también tiene que haber una unidad total, hay que reproducir en el país lo que pasó en Barinas, que todo el mundo se sumó al candidato Sergio Garrido, ahora gobernador del estado, y eso fue muy importante. De hecho, Garrido gana matemáticamente porque todo el mundo se unió, no se dividió el voto opositor y eso le dio la mayoría», acota.
Actualmente, Spiritto no vislumbra unidad en la oposición a nivel nacional. Además, subraya que el revocatorio requiere de una movilización total que solo se concretará en unidad.
«El mejor candidato es la unidad. Para que la gente se movilice para el revocatorio, tiene que ver primero que haya unidad monolítica de los factores de oposición. Después, hay que superar los obstáculos institucionales que son bastantes y que el gobierno sabe jugar. No solamente el CNE, también el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), los tribunales. El obstáculo institucional es muy grande, como sucedió en 2016, cuando un pequeño tribunal del interior detuvo todo el proceso», refiere Spiritto.
Para Varnagy fue trascedente el triunfo opositor en Barinas del pasado 9 de enero, el cual, contra todo pronóstico y gracias a la unidad y organización opositora, pudo alcanzarse. Pero, señala que el reconocimiento que hizo el gobernador Sergio Garrido de Maduro como presidente desinfló los ánimos.
Oposición sin ente decisor
Una cuenta que, acota Pedro Benítez, debe sacar la oposición venezolana es que siempre se plantea carreras contra el tiempo. Con esto, los adversarios de Maduro, lejos de alcanzar la meta lo que han hecho es alejarla más.
«En 2017, el país no aguantaba más y había que salir de Maduro a como diera lugar. En el 2018, el país no aguantaba más y por eso no votamos, tratando de ilegitimar a Maduro y provocar su caída. Estamos en el 2022 y Maduro sigue en el poder», ironiza el exdirigente de la MUD.
Entonces, advierte, el liderazgo opositor tendría que sincerarse, «y yo creo que lo han hecho; lo que pasa es que hay mucha presión de la opinión pública. Entonces, se dejan imponer agendas que se sabe que no son factibles y terminamos en este siclo de crear expectativas y frustraciones”.
El analista indica que los resultados de Barinas podrían impulsar el revocatorio porque la sociedad venezolana tiene mucho deseo de cambio. Sin embargo, señala, hay una premisa que debe atenderse: ¿Cómo conviertes ese deseo en hecho político? La oposición no tiene instrumentos para hacerlo, más allá del voto, y para que el voto sea efectivo necesita un mínimo de coordinación».
De allí, el argumento de Benítez sobre la necesidad de una instancia de coordinación y un ente decisor de la oposición. Refiere que, en el caso de Barinas, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) sacó 25 mil votos más en la elección del 9 de enero, con Jorge Arreaza, quien «no era un buen candidato».
«Esto se dio porque tiene la primera maquinaria electoral del país y todos los recursos del Estado a su disposición. Eso es así y va a ser así. Y la única manera que tiene la oposición de derrotarlo es con unidad y no tiene una instancia de coordinación política, y me parece que nadie está trabajando en eso. La instancia que había era la MUD, y la propia oposición la destruyó. Lo vimos el 21 de noviembre cuando se perdieron gobernaciones en 10 estados porque no hubo coordinación política», sostiene Benítez.
Uno de los mayores desafíos opositores es trabajar, de cara a 2024, en esa instancia unitaria. Enfatiza que si se da el revocatorio y gana el sí, la oposición no tiene una estructura para la escogencia de un candidato presidencial.
«Para el 2023 ya debería existir esa instancia decisora, con unas reglas claras, que sea aceptada por todo el mundo, que tenga un mecanismo para elegir ese candidato y estar preparados para cualquier eventualidad, como ocurrió en Barinas. Y de aquí a allá solo se tiene un año. Lo importante es empezar este proceso. El hecho cierto es que todo el mundo está buscando una salida electoral, el hecho está en ponerse de acuerdo en el cómo», afirma Pedro Benítez.
Este aspecto también es apuntado por el politólogo Fernando Spiritto, quien es partidario de que la oposición logre una plataforma, equivalente a lo que en su momento fue la MUD.
«De la MUD no nos podemos librar. Aunque sea con otro nombre hay que regresar a ella. Lo otro es crear una maquinaria a nivel electoral que cuide los votos y que haga imposible el fraude. La única manera es organizarse y que la gente se movilice. No estoy tan seguro de que el G4 está muerto. Si el G4 hace lo que tiene que hacer puede perfectamente recuperar el capital político que ha perdido», resalta el profesor de la UCAB.
Spiritto no cree que estos grupos pequeños, que dice están trabajando muchos de ellos de forma muy honesta, tengan la capacidad política de movilizar a la gente y tarde o temprano los caminos llegan al G4.
«El G4 es la única entidad que eventualmente puede echar adelante el revocatorio o presentar otra ruta», concluye.
Por su parte, Daniel Varnagy llama a defenestrar a los «líderes atávicos y senectos» de los partidos políticos que recogieron una militancia muy importante en distintos momentos de la historia.
«La segunda recomendación es mirar también hacia afuera del país a todas esas personas que obtuvieron cargos públicos y tuvieron que salir exiliados, entre quienes hay personas que se están formando, y también a los nuevos liderazgos políticos que algunos declinaron participar en estas elecciones regionales», recuerda.
Los cambios en la ruta
En junio de 2020, camino a las elecciones parlamentarias, el presidente de Avanzada Progresista (AP), Henri Falcón, dijo que el pueblo venezolano está decidido a echarlos con votos. «¡Vendrá el revocatorio! Antes las parlamentarias, regionales y locales también. ¡Cuenten con eso!» escribió en Twitter.
Las afirmaciones de Falcón fueron en respuestas a los señalamientos de Maduro, durante la celebración de la Batalla de Carabobo, el 24 de junio. «El año que viene si recogen las firmas, podremos ir a un revocatorio de mi mandato. Y si el pueblo decide que debo irme, lo haré, pero democráticamente», expresó el gobernante.
Sin embargo, AP, partido que apoyó a Sergio Garrido en Barinas el pasado 9 de enero, no ha asomado ninguna posición oficial sobre las solicitudes del revocatorio realizadas hace unos días. Luis Augusto Romero, secretario general de Avanza Progresista y miembro del parlamento que domina el PSUV, salió al paso del revocatorio, el 18 de enero.
«Si el 2024 parece muy distante para quienes promueven el revocatorio, más lejos está el 2030. Sensatez en la estrategia y responsabilidad en la conducción. Aprendamos de los errores», dijo Romero en Twitter.
Sofía Nederr – TalCual