La crisis económica en Venezuela no da tregua y menos al sector industrial en el estado Táchira, que se ha visto afectado en los últimos años debido a la falta de inversión y ausencia de apoyo por parte del régimen de Nicolás Maduro.
Estos lugares con grandes extensiones de terreno ocupados por numerosos galpones, reflejan inoperatividad y abandono, pues sus dueños no tuvieron más remedio que finiquitar sus actividades, dejando allí grandes maquinarias que son la evidencia de que en otrora formaron parte del desarrollo productivo de la región.
El estado Táchira cuenta con seis zonas industriales que hoy muestran un panorama desalentador debido a las distorsiones económicas que se padece en el país. Este parque industrial se distribuye entre los municipios García de Hevia, Pedro María Ureña y en cuatro sectores de San Cristóbal: Puente Real, Barrancas, Paramillo y Las Lomas.
El empresario y directivo del condominio del Complejo Industrial de Puente Real, Jesic Parra, señaló que este sitio se creó en 1980 con 32 galpones de 800 metros cuadrados cada uno, donde se contó con fábricas de radio, niquelados y hasta estructuras para viviendas.
Por más de dos décadas, todas las empresas estuvieron operativas, pero con la llegada del año 2000, todo empezó a decaer, y los propietarios tuvieron que ingeniárselas para sobrevivir en medio de la situación de declive que se iniciaba en Venezuela.
“Algunos comenzaron a alquilar los galpones, y esto se agudizó en 2018 cuando la zona de Puente Real pasó a ser un depósito comercial”, expresó Parra.
Aunque reconoció que existe un leve movimiento económico, debido a las importaciones que se hacían desde Colombia mediante el extinto “protectorado” (auspiciado por Freddy Bernal, actual gobernador de Táchira). Sin embargo, asegura que los comerciantes apuestan por la producción regional.
“Nosotros estamos tratando de producir en el país, pero nos sale muy costoso, debido a las leyes, la cantidad de impuestos que hacen que aumente los costos, lo que incide en el producto final, por lo cual cada vez serán menos las empresas que quieran seguir trabajando”, apuntó.
Según Parra, en la zona industrial la actividad económica mermó drásticamente, a tal punto que los establecimientos laboran solo medio día, por lo cual todos los días “parecen domingo”, ya que la soledad abunda a lo largo y ancho del lugar. “Este espacio que llegó a contar con más de 3.000 empleados, hoy día no superan los 200, representando una disminución del 94% del personal”
A esto se suma que la mano de obra calificada se fue del país en medio del éxodo de venezolanos, que huyen hacia otras naciones en busca de mejores oportunidades y una mejor calidad de vida.
Una opción que estarían tomando los propietarios de los galpones es alquilar la mitad del espacio para que funjan como depósitos de mercancía. “Como no hay tanta capacidad financiera para traer materia prima, los galpones son divididos hasta en cuatro partes y se alquilan, por lo que el movimiento empresarial que se ve es de distribuidoras y ninguna productora”, acotó.
Promesas incumplidas
El presidente de la Cámara de Comercio en el municipio García de Hevia, William Roa, denunció que desde hace 20 años, el Gobierno ha prometido la activación de la zona industrial de La Fría, pero hasta ahora no se ha concretado absolutamente nada.
Los galpones se encuentran desmantelados, los cables del fluido eléctrico fueron robados y el lugar está lleno de maleza. No realizan trabajos de mantenimiento desde hace mucho tiempo.
“La mala administración de los gobiernos de turno municipales, regionales y nacionales, abandonaron esta zona en la cual se cría ganado. Está llena de monte y hasta se han construido viviendas cuando deberían crear empresas que ayuden al crecimiento comercial e industrial de nuestro municipio y de toda la zona norte”, apuntó.
En este sitio existían 33 empresas instaladas, de las cuales la mayoría no están operativas, incluyendo dos que pertenecen al Estado venezolano. Durante la reciente campaña a la gobernación de este estado fronterizo, Freddy Bernal, prometió la recuperación de la zona, la cual se encuentra paralizada por falta de recursos que impide el empuje.
Aunque los rubros que se producirían nunca han sido estimados por las autoridades, se cree que las empresas que serían instaladas generarían más de 365 empleos directos.
Caída drástica
El eje de frontera no escapa de esta realidad, pues según Mónica Ochoa, presidente de la Cámara de Comercio de Ureña, de las 3.000 empresas que hacían vida en la zona industrial, solo se encuentran operativas 300, cuya producción se halla entre el 5% y el 10%.
“Tenemos un serio de problema en cuanto a compradores, pues las personas prefieren ir a la ciudad de Cúcuta, en Colombia, para adquirir los productos cuando bien pueden hacerlo en Ureña, donde contamos con todo tipo de artículos, entre ellos, jeans, zapatos, entre otros, los cuales son de calidad” aseveró.
Para Ochoa, la pandemia del Covid-19 aceleró la crisis en este sector productivo, donde los empresarios tuvieron que migrar hacia otras actividades para poder subsistir, y quienes no pudieron cambiar de rubro, pues no tuvieron más remedio que cerrar sus puertas.
Reconoció los avances de las pocas alianzas que han podido sostener con el Ejecutivo, para poder movilizar mercancías desde la zona de frontera hacia el interior del país.
Sector automotriz
El empresario Douglas Pérez mencionó que desde 2019, el sector carrocero se encuentra asfixiado, debido a la falta de insumos, por lo que las siete empresas que se dedicaban a este rubro en la frontera resultaron aniquiladas.
Esto trajo como consecuencia que al año se dejaran de producir unas 1.500 unidades de transporte público, lo que representa el 70% de la producción nacional. “Es necesario que se ponga un reparo a esto, pues con el impedimento que se tiene de no permitir el paso de mercancía por los puentes internacionales, no podemos ir a buscar la materia prima para poder trabajar”, agregó.
Lapatilla.com