La decisión del Consejo Nacional Electoral, del pasado 21 de enero con respecto a las condiciones para la realización del Referéndum Revocatorio, son una muestra más de cómo el gobierno de Nicolás Maduro escamotea los derecho políticos de los venezolanos y cierra cualquier vía constitucional para abordar la profunda crisis que afecta al país.
Las condiciones y el cronograma establecido por el Poder Electoral son nulas, pues son de Imposible Ejecución, es un acto administrativo viciado de nulidad absoluta. En nuestra ley, la Imposible Ejecución es una categoría de un vicio de nulidad absoluta, establecida como tal por el legislador, para evitar precisamente que el Administrador, esto es, un órgano del Estado, pueda burlarse del ciudadano y mantenerlo en estado de indefensión. Es un acto, que–si existiese Estado de Derecho–, se podría recurrir ante el TSJ.
Pero sabemos que ésto NO es posible; puesto que, el Poder Judicial, el Ministerio Público, el Legislativo y el Poder Electoral –todos los Poderes del Estado–, están subordinados a las decisiones y dictámenes del Poder Ejecutivo, es decir, de Miraflores. Maduro actúa como un dictador, en un país donde no hay participación popular, no hay separación de Poderes, ni organismos de control, donde se violan la Constitución y las leyes.
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, aprobada mayoritariamente por el pueblo en 1999, luego de un proceso Constituyente, es hoy día, Letra Muerta, Maduro hace lo que le da la gana con ella. El gobierno y sus órganos afiliados, se separan cada día más de Chávez y su legado, desechan y anulan con sus torpes astucias figuras tan novedosas y únicas, como el Referéndum Revocatorio, consagradas en el Texto Constitucional, justamente para mantener vivo, activo, el Principio de la Democracia Participativa y Protagónica, el ejercicio de la Plena Soberanía del Pueblo. La opresión del madurismo asfixia a todos los ciudadanos, somete, reprime y les niega cualquier mecanismo de participación.
La decisión del ente electoral, presidido por el Profesor Calzadilla, es una burla para el pueblo, actúan subordinados a los dictámenes del gobierno, de una manera indolente, prepotente, malandra, es una manera de decir “sí, pero no”. Es verdaderamente lamentable, que los directores del ente comicial; en particular, el profesor Calzadilla –al cual conocemos y estimamos–, se preste para esta nueva patraña del gobierno, que sigue cercenando los derechos políticos de los ciudadanos.
Las condiciones anunciadas por el CNE, resultan absurdas y de imposible cumplimiento. ¿Cómo pretende el Consejo Nacional Electoral que un proceso tan complejo, como la convocatoria y activación de un RR, pueda realizarse en tan solo 5 días? ¿A quién se le puede ocurrir que se pueden recoger al menos 4 millones de firmas en tan solo 12 horas? Además, en solo 1.200 centros electorales distribuidos en todo el territorio nacional, de los cuales, a esta altura, se desconoce su ubicación, en un país donde no hay gasolina, ni medios de transporte. ¿Por qué se le niega de un plumazo, el ejercicio de los derechos políticos y de participación a los millones de venezolanos que nos encontramos fuera del país, cercenándonos un derecho humano fundamental ¿Por qué se mantiene el adefesio legal e inconstitucional de que las firmas recogidas deben corresponder al 20% del padrón electoral de cada estado, siendo este un proceso revocatorio nacional? ¿Qué garantías ofrece el CNE de que el proceso sea confiable y cuente con la debida observación y acompañamiento, para verificar que no se menoscaben los derechos de los participantes?
Las condiciones impuestas por el CNE son sencillamente absurdas, indolentes, ni un revocatorio en un Centro de Estudiantes, un sindicato o una Gobernación, podrían realizarse bajo estas condiciones. Cumplir con estas es como escalar el Pico Bolívar sólo con los dientes. Es una burla grotesca.
Pero, la actuación del gobierno ante la posibilidad del Revocatorio es una muestra, no solo de su talante indolente y autoritario, sino del terror que le tienen al pueblo, de la certeza que tiene que No Son Capaces De Ganar Ninguna Elección, que no pueden medirse con nadie, mucho menos en un RR, donde el pueblo evaluaría directamente la gestión de Nicolás Maduro. El gobierno sabe que no tiene el apoyo del pueblo, no tiene nada que defender, nada por lo cual luchar, Nicolás Maduro ha sido el peor presidente de nuestra historia y que, de continuar en Miraflores, terminará de destruir y descuajar a la patria, entregándola para mantenerse, aferrarse en el poder.
Por otra parte, es interesante observar cómo la idea del RR, a la vez que se extendió rápidamente entre el pueblo como una esperanza de cambio, suscitó, en algunos sectores políticos, todo tipo de cálculos y teorías conspirativas que sobreestiman la capacidad y posibilidades del madurismo.
De parte de las élites de la oposición tradicional, estas mantuvieron silencio y distancia con respecto a la iniciativa, producto de los intereses políticos que los paralizan, reflejando la incapacidad que tienen de asumir una posición ofensiva y determinada para lograr un cambio. Están enredados en sus pactos de coexistencia con el madurismo, en la espera de su pedazo de la torta. Otros, se mantuvieron distantes de la iniciativa, pues consideran que Maduro “no” es presidente y no lo quieren legitimar, demostrando una asombrosa parálisis, víctimas de su propia trampa conceptual, que se ha convertido a estas alturas en una forma de convivencia con el “status quo” del madurismo. Mientras que, los sectores más intolerantes y desajustados, insisten en una invasión extranjera –inaceptable para nosotros–, y no quieren nada con la Constitución.
En parte del Chavismo y otros grupos de opinión, donde se ha instalado una resignación paralizante, “de que nada cambiará”, prosperó la típica teoría conspirativa, de que, el madurismo estimularía la realización del Referéndum Revocatorio, porque éste, con la capacidad del gobierno de hacer trampa e incidir en los resultados, le sería favorable, sobreestimando las posibilidades del gobierno e ignorando una de las claves fundamentales en la política para esta situación: ante un gobierno oprobioso, ilegítimo y con mayoritario rechazo popular, se debe aprovechar “cualquier ventana táctica” que permita la movilización popular hacia objetivos políticos concretos y alcanzables.
Abrir la posibilidad del RR, como una vía concreta, con el apoyo de todos los sectores del país, le daría a la movilización popular una dinámica exponencial, es como lanzar 500 toros por la calle de un pueblo: ¡eso no lo para nadie!, pero, en todo caso, el saldo organizativo y político de un país movilizado para revocar a Maduro, reivindicando los derechos y garantías sociales arrebatadas por el madurismo, nos coloca en una mejor posición para el combate político en cualquier escenario, muy distinta a la apatía y resignación actuales del “por lo menos”.
Que se aprenda la lección de una vez por todas: éste es un gobierno débil, sin apoyo popular, que ha instaurado una dictadura en el país, profundamente violenta y violadora de los Derechos Humanos, para sostenerse en el poder. El Madurismo No Es Capaz De Ganar Ninguna Elección, mucho menos, un RR. Necesita imponer el miedo, la resignación y fragmentar el país, a la sociedad, para estimular el individualismo y el “sálvese quien pueda”, en medio de la peor crisis de nuestra historia, producto de la imposición de un salvaje paquetazo neoliberal, que entrega la patria para “la prosperidad” de su burguesía revolucionaria, mientras la inmensa mayoría, está sumida en una pobreza espantosa.
En mis escritos, entrevistas e intervenciones públicas, he denunciado el carácter profundamente autoritario y reaccionario de este gobierno, que ha barrido no solo con el legado de Chávez, sino con las más elementales conquistas del pueblo venezolano, alcanzadas a partir del 23 de enero de 1958, cuando la Junta Patriótica de Gobierno, encabezada por Fabricio Ojeda y la Unidad Cívico Militar, derrotó a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Mi posición política, desde las perspectivas de un revolucionario, ha sido la de reivindicar los grandes avances que alcanzamos durante el gobierno bolivariano del Presidente Chávez, los cuales fueron destrozados por nicolás Maduro y su gobierno, sumiéndonos en la más grave crisis de nuestra historia, la del modelo capitalista dependiente y depredador.
Las trampas y torpes astucias de Nicolás Maduro y la “élite” que se ha adueñado del país, lo deslegitima cada vez más, lo siguen mostrando en su esencia autoritaria y dictatorial. Sus acciones, más que provocar resignación en el pueblo, deben movilizarnos, convirtiendo la rabia en INDIGNACIÓN y han de ser una señal de la necesidad Urgente que tenemos de salir de este gobierno. ¡Hay que actuar con grandeza histórica, dejando atrás el miedo y los intereses mezquinos!, construir un gran movimiento nacional, que permita restablecer nuestros derechos políticos y la soberanía popular, arrebatada por una camarilla de delincuentes.
El Chavismo, arrinconado en las distintas estructuras del poder, minoría absoluta en la dirección del PSUV, el militante honesto, el hombre y mujer del pueblo, deben dejar de lado, de una vez por todas, las dudas y el chantaje. No se puede ser leal a Chávez, si se es leal a Maduro y sus políticas de entrega. Esto es una contradicción, que ha causado un profundo daño al chavismo como movimiento político; y, de no resolverse, este será barrido por el pueblo y la historia. Tampoco se puede salir de Maduro para volver al pacto de Punto Fijo, ¡hay que salir de Maduro, como única forma de volver al camino de Chávez!
El madurismo se mantiene en el poder por la violencia y las armas de la República, que, como establece nuestra Carta Fundamental, deben estar al servicio de todo el pueblo, en resguardo de las leyes, y no de una parcialidad política. La Fuerza Armada como institución, heredera de la Doctrina Bolivariana y garante de la Soberanía del país, debe revisar lo que ha sido su actuación.
Debemos colocarnos al lado del pueblo y de los más sagrados intereses de la patria, todo en el marco de la Constitución, desde la posibilidad del RR y la opción electoral, hasta la activación del artículo 350 de nuestra Constitución, que establece textualmente:
“El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad, que contraríe los valores, principios y garantías democráticas o menoscabe los derechos humanos”.