Los medios de comunicación internacionales se hacen eco regularmente de episodios de violencia sexual, en todo el planeta, que además de causar un sufrimiento irreparable a los involucrados, zahieren profundamente a los ciudadanos de bien que nunca entenderemos como el ser humano es capaz de semejantes maldades hacia personas adultas (particularmente mujeres) y menores que, por el azar de la vida, se ven expuestos a vivir, en primera persona, lo que nunca debería acontecer. Especial prevalencia tiene en los países en conflicto, como detallaremos más adelante.
Para la OMS la violencia sexual incluye: “violación en el matrimonio o en citas amorosas; violación por desconocidos o conocidos; insinuaciones sexuales no deseadas o acoso sexual (en la escuela, el lugar de trabajo, etc.); violación sistemática, esclavitud sexual y otras formas de violencia particularmente comunes en situaciones de conflicto armado (por ejemplo fecundación forzada); abuso sexual de personas física o mentalmente discapacitadas; violación y abuso sexual de niños; y formas “tradicionales” de violencia sexual, como matrimonio o cohabitación forzados y “herencia de viuda” [1]
Naciones Unidas, en una publicación del año 2018 titulada Violencia Sexual relacionada con Conflictos. Informe del Secretario General de las Naciones Unidas [2], documentó más de 2.500 casos de violencia sexual en los 19 países que, en esa fecha, estaban en conflicto. Destacó que es un fenómeno que involucra a ambos sexos y a todas las edades, aunque con una mayor ocurrencia entre las mujeres (8 de cada 10) y las niñas (1 de cada 10). Además, es una realidad invisibilizada y de la que es complicado determinar su significación con precisión, a resultas de la falta de información derivada de la “intimidación y la estigmatización de los supervivientes” y de la imposibilidad de obtener apuntes fehacientes. Naciones Unidas reconoce que las revelaciones que ofrece son una aproximación y que “no puede dar cuenta de la gran cantidad de incidentes no denunciados que ocurren en todo el mundo”.
Detalla más de 500 violaciones e intentos de violación coligados a los conflictos armados. En el continente africano, sobresalen la República Democrática del Congo, Malí, Sudán y Somalia. Por sexo y edades, las mujeres adultas estuvieron más concernidas en la República Democrática del Congo y la República Centroafricana, mientras que hubo más niñas en Sudán (Darfur) y Somalia.
Del continente americano, se pormenorizan datos sobre Colombia, con un total de 254 víctimas de violencia sexual en 2018 (232 del sexo femenino, de las cuales 214 fueron mujeres, 18 niñas, además de 14 hombres, 5 a desconocidos y 3 a personas pertenecientes al colectivo LGTBI).
Otras zonas en conflicto de las que consignan apuntes, sin informaciones privativas, son Iraq, donde durante ese año el ISIS siguió liberando a las mujeres y niñas detenidas; Libia, en donde desaparecieron 17 mujeres y niñas, de un centro de detención o Siria, que se distinguió por los matrimonios precoces y forzados y los duros castigos hacia los varones acusados de homosexualidad.
En la Unión Europea, según diversas encuestas de victimización, cerca más 3,7 millones de mujeres (1,9% del total) sufren violencia sexual. En España, según la Macroencuesta de Violencia Contra la Mujer 2019, entre las mujeres de 16 o más años, el 13,7% (2.802.914) sufrieron violencia sexual a lo largo de su vida (con su pareja actual, parejas pasadas o personas con las que mantuvieron relación, aunque no fueran parejas estables), y el 1,8% (359.095 mujeres) durante los 12 meses previos al estudio [3]. Resaltar que en 2018 fueron investigadas 8.379 personas por posibles delitos sexuales y condenadas judicialmente 2.754 (32%)
En estudio Análisis empírico integrado y estimación cuantitativa de los comportamientos sexuales violentos (no consentidos) en España[4], se puso de relieve que del total de los abusos sexuales en 2018 y 2019 en torno al 15% fueron a menores, con una mayor incidencia entre las niñas (entre los 6 y 15 años) que entre los niños. El abuso grave físico y repetido se radicó el 4%. Lo anterior hay que valorarlo teniendo en cuenta que tan sólo se denuncia entre un 5% y un 15% de estos hechos, cuando quienes están afectados son los más pequeños.
Por último, subrayar que se calcula que tan solo son detectados el 2,17% del total de las agresiones sexuales que tienen lugar, anualmente, en Europa. En el mundo esta tasa baja ligeramente al 2,14%, y en España nos movemos en cifras parejas. Lo cual, como despuntamos anteriormente, es un problema muy relevante, pues la vía para luchar contra la violencia sexual es conocerla en todos sus matices y promover cuantas medidas sean necesarias que impidan que asuntos tan dolorosos e inhumanos sigan teniendo lugar por parte de una humanidad que se dice civilizada, aunque personalmente tenga mis dudas.