​​Rafael Ramírez: La verdadera cara del madurismo

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El espectro político del madurismo ha estado sacudido por el escándalo de la detención de diputados y alcaldes del PSUV, capturados in fraganti en el tráfico de drogas, lo que parece ser solo la punta del iceberg del fenómeno, que hemos denunciado en artículos anteriores, de la penetración del narcotráfico en la política nacional.

El escándalo provocó una respuesta adelantada del gobierno, quien, a través de sus bots de twitter y redes sociales, lanzó las consignas de “Mano de hierro” y “Caiga quien caiga”, para hacer creer que las detenciones policiales eran parte de una campaña, una línea de acción del gobierno. De esta manera, el madurismo trata de desvincularse de tales hechos, tirando a la hoguera a los supuestos implicados y agregando otros acusados supuestamente involucrados con el tráfico de combustible.

Sucesivamente, los más flamantes representantes del madurismo, salieron asumiendo posturas teatrales en la Asamblea Nacional, con intervenciones destempladas, rasgándose las vestiduras y amenazando a los diputados presentes –convirtiéndolos así en sospechosos–, hasta que el fiscal sicario, como siempre, salió a cerrar el capítulo, prácticamente condenando a los indiciados. Hasta ahora, no ha caído, ni caerá ningún “jefe” del madurismo.

Tras varios días de intensidad mediática, el gobierno se despachaba el escándalo tapándolo con otro, con la táctica permanente de “correr la arruga”, así pasan los años y nadie discute el fondo del asunto.

El tráfico de drogas, así como, la utilización del poder para la comisión de cualquier delito, es condenable y debe ser sancionado. Pero el problema de fondo, es que lo sucedido aquí no es un hecho aislado; más bien, es otra muestra de la verdadera cara del madurismo, de los valores y conductas que se han cultivado y estimulado desde el gobierno de Nicolás Maduro y que tienen expresiones mucho más graves que éstas, pero las que, sin embargo, ni el gobierno ni el PSUV condena y reacciona airadamente. Veamos algunos casos, emblemáticos, que muestran la verdadera cara del madurismo:

El PSUV, en pleno, asistió a la sesión de la Asamblea Nacional, el 22 de noviembre de 2016, donde se discutió el caso de los sobrinos de Cilia Flores capturados in fraganti y luego condenados en los EE.UU. por tráfico de drogas. El tema fue objeto de debate por sus claras implicaciones políticas, al estar los acusados vinculados familiarmente a la pareja presidencial; pero además, porque se alegaba que los sobrinos Flores utilizaron en sus operaciones, nada más y nada menos, que el hangar presidencial. En aquella oportunidad, los diputados del PSUV se “batieron» en una defensa acérrima de los implicados, así nada más, en lo que el mismo madurismo llama “solidaridad automática”.

Luego, la canciller de Maduro, Delcy Rodríguez, viajaba permanentemente a Nueva York, no para atender reuniones en la ONU, sino para avanzar con  el desarrollo de una estrategia de negociación con los EE.UU., donde el gobierno ofrecía de todo a los americanos para canjear a los sobrinos Flores, además de pagar la defensa de los mismos utilizando para ello un empresario, a cambio de importantes contratos en PDVSA para el manejo del coque en el norte de Anzoátegui.

Ante hechos tan graves como éstos, la conducta del PSUV y del madurismo, contrasta abiertamente con lo sucedido en 1989, cuando la Revolución Cubana –por mucho menos que ésto– fusiló, nada más y nada menos, que al General Ochoa, héroe de la Revolución y de la guerra de Angola, junto a otros combatientes, que se involucraron en el tráfico de drogas. Fidel era claro y rectilíneo en la defensa de los valores e integridad de la Revolución. Allí, aunque estemos en contra de la pena de muerte, es evidente que  hay una línea de conducta coherente, practicada en primera línea por Fidel y la dirección de esa, una verdadera Revolución.

Otro caso que devela el verdadero rostro del madurismo, es el de Álex Saab, empresario colombiano, señalado de estar incurso en todo tipo de delitos, que ha sido permanentemente respaldado por nicolás Maduro desde que era canciller, asignándole contratos y, luego, ya como presidente, concediéndole importantes negocios petroleros y todo tipo de actividades con el nuevo gobierno, en particular, los de importación de alimentos, y las ya tristemente célebres “Cajas Clap”.

A partir de la captura de Álex Saab, sobre quien pesan acusaciones de la Justicia Norteamericana, la Cancillería Venezolana no se conformó con otorgarle la nacionalidad y convertirlo en Diplomático “Express”, sino que, emitió sucesivos Comunicados en su defensa, designandolo como un “Agente Diplomático”. A la vez, en las redes sociales, se ha desplegado una intensa campaña de apoyo al mismo, llevándolo a la categoría de héroe nacional –lo cual demuestra como las RRSS pueden ser manipuladas– mientras que, lastimosamente, el psuv se dedicaba a hacer murales y pintas en su defensa. La operación de propaganda ha sido apoyada  desde  los medios oficiales y por declaraciones del mismo Nicolás Maduro, Diosdado Cabello, hasta la grotesca-ridícula imagen de la delegación venezolana, encabezada por Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional, durante las mesas de diálogo en México, donde portaban cartelitos con la foto del “héroe” del madurismo, mientras le daban una patada a la mesa de negociaciones.

Más tarde, se develaría un documento donde, en 2016, ya con PDVSA en totales manos de nicolás Maduro y con Delcy Rodríguez como Directora de Asuntos Internacionales de la empresa, se firmó y otorgó un Contrato de 8 Millones de Euros al famoso abogado español Baltazar Garzón, quien se ha constituido en el representante legal de Álex Saab.

Pero, la verdadera cara del madurismo, hay que ponerla en su correcta dimensión, en correspondencia con el modelo económico que impulsan sobre lo cual debería abrirse un debate sobre cuál es el sustento ético y moral de éste “modelo de prosperidad” del gobierno.

Mucho más repudiable que el tráfico de drogas, es la entrega del país, la pobreza y la desigualdad, es decir las razones que motivaron al Comandante Chavez a insurgir el 4 de febrero de 1992.

Lo que ha sucedido con el Arco Minero y con PDVSA es un ejemplo de la entrega de la Patria que deberían generar una respuesta contundente del PSUV, pueblo y las Fuerzas Armadas.

En el Arco Minero, se ha producido el peor daño ecológico y social de toda nuestra historia. Los factores que conforman el madurismo, entraron con sus empresas e intereses a devastar toda el Área Amazónica, ubicada al sur del país, en el estado Bolívar, en la extracción del oro y otros minerales estratégicos, han afectado 11.200.000 de hectáreas de bosques protegidos como Parques Nacionales, en una acción depredadora que ha llegado hasta el mismo Roraima y el Kerepakupai Vená (Salto Ángel).

Esta acción y las ambiciones del madurismo, no sólo han destrozado el ambiente, bosques y ríos, sino que han desplazado de sus tierras a nuestros pueblos indígenas, empujándolos a la pobreza y al drama social, el tráfico de droga, la explotación sexual, y todo tipo de delitos que suceden con complicidad del Estado, incluyendo las Fuerzas Militares, quienes cohabitan con grupos irregulares y delincuenciales que se han apoderado del territorio.

Pero más grave es lo que sucede con la industria petrolera, el madurismo arrasó con la empresa más importante del país, el sostén de la economía e instrumento para el ejercicio de la soberanía sobre el manejo de nuestro petróleo y gas, encarcelando y persiguiendo a cientos de trabajadores y gerentes, a la vez que, los operadores y agentes del madurismo, entraron a “saco roto” a la empresa, para hacer toda clase de negocios, y desviar sus recursos operacionales, provocando su colapso y con ella la grave crisis de nuestra economía.

A partir de la designación del General de la Guardia Nacional Manuel Quevedo como presidente de la empresa, no solo se militarizó toda su estructura, sino que, al amparo de decretos y sentencias inconstitucionales, se entregó PDVSA y el negocio petrolero a las empresas y amigos del madurismo  para encargarse no sólo de las actividades de producción, sino de la entera comercialización del petróleo venezolano, haciendo “lo que les viene en gana” con un recurso que es de todo el país, concretando fabulosos negocios personales, que, sin embargo, han significado la ruina y la pobreza de sus propios trabajadores y de todos los venezolanos.  Luego, al amparo de la inconstitucional “Ley Antibloqueo” –aprobada de espaldas al país– en el ANC, nuestra empresa nacional se remata y con ello se entrega el manejo del petróleo y el gas a las transnacionales e intereses privados.

Podríamos mencionar muchísimos  otros elementos y hechos para configurar el rostro y la esencia de lo que es el madurismo como expresión política del nuevo pacto entre elites, de la traición al pueblo.

Entre otros debemos mencionar la imposición del brutal paquetazo económico de Maduro, que ha arrebatado los beneficios económicos y sociales conquistados por los trabajadores, condenado a nuestro  pueblo a sobrevivir con un salario mensual de 2,5 dólares, muy por debajo del umbral de la pobreza de la ONU, ubicando en este nivel al 94,5% de los venezolanos, sean éstos, trabajadores, profesores, profesionales, obreros, quienes han tenido que conformarse con un “por lo menos”, mientras sufren a diario la falta de los servicios básicos (luz, agua electricidad, transporte, alimento, salud).

El gobierno ha sumido al pueblo; en particular, a los jóvenes, en la desesperanza, lo que ha llevado a más de 6 millones de venezolanos a salir del país, dejando todo atrás y afrontar en el exterior todo tipo de situaciones penosas y atropellos de todo tipo; otros recomenzando su vida desde cero, mientras, el gobierno, no solamente los ignora, sino que aprovecha para sacarles hasta el último dólar posible, en los trámites y las remesas que envían para sus familiares que quedaron atrás.

Toda esta tragedia la padece la mayoría del país, mientras la burguesía revolucionaria y el funcionariado de civiles y militares que sostienen al madurismo, esa ínfima minoría, disfrutan de privilegios groseros, del “milagro madurista” que, tal como sucede en los países más desiguales de América Latina y donde existe una fuerte presencia de una economía ilegal es solo para ellos. En un país colapsado, empobrecido, arruinado como el nuestro, sin embargo se crean burbujas de lujo y derroche para el regocijo y disfrute de los nuevos dueños del país: restaurantes, hoteles, casinos, discotecas, y todo tipo de fantasías, los que tienen acceso a dólares o se apropiaron de las riquezas del pueblo. Mientras, tanto la inmensa mayoría, está condenada a la miseria y la injusticia social.

También podríamos mencionar como hecho muy grave, la inacción del madurismo ante la presencia de las transnacionales en el Territorio Esequibo, donde el gobierno “dejó hacer, dejó pasar”, buscando acuerdos con la ExxonMobil. Un hecho tan grave que vulnera nuestros derechos soberanos sobre este territorio en reclamación y nos arrebata de facto nuestra fachada Atlántica.

Otro elemento que muestra el verdadero rostro del madurismo ha sido el remate y entrega de las empresas del Estado, desde PDVSA hasta las creadas durante el gobierno del Presidente Chávez para diversificar nuestra economía y construir el socialismo, que han sido entregadas al círculo del madurismo y a su élite, a empresas que, como el mismo Nicolás Maduro ha reconocido –como si fuese un recién llegado al país– luego de 8 años en el poder, han sido quebradas y entregadas a sus amigos.

El mismo Maduro en 2018, durante el anuncio de su paquetazo, calificó a las iniciativas socialistas del Presidente Chávez como “Falsos Positivos”, y aseguró, que los privados, sus privados, le enseñarían cómo activar el aparato productivo, pero en realidad, todo ha sido un desastre, pero nadie dice nada, el silencio del PSUV ha sido vergonzoso.

Nadie discute, nadie opina, ni el PSUV, ni los medios de comunicación, ni los intelectuales, ni siquiera los partidos de la oposición. La razón de ello es EL MIEDO.

Pero de todos estos hechos mencionados anteriormente, tal vez el rasgo más distintivo característico del madurismo ha sido el ejercicio de LA VIOLENCIA contra todo el país. EL MIEDO, LA CENSURA y LA VIOLACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS EN EL PAÍS, SON LOS RASGOS MÁS CLAROS DE LA CARA DEL MADURISMO.

El terror se ha impuesto en toda la sociedad, como un mecanismo de control social, nadie escribe, nadie dice, nadie hace, porque tienen la certeza de que serán detenidos o sufrirán cualquier represión. Incluso, ante la iniciativa de la activación de un Derecho Constitucional, como el Referendo revocatorio, el madurismo, rebosante de fascismo, amenaza a los venezolanos en revisar uno a uno sus nombres, y tener la lista de los firmantes, lo que, en un país, bajo el gobierno de Maduro, significa la CERTEZA de cualquier acción en contra de los ciudadanos.

Todos los organismos internacionales, sin excepción, han denunciado al gobierno de Nicolás Maduro por la VIOLACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS DE LOS VENEZOLANOS. La Alta Comisionada de la ONU, la ex Presidenta Michelle Bachelet, en sus Informes denunció que la violación de los Derechos Humanos, ES UNA POLÍTICA DE ESTADO DE Nicolás Maduro. La Comisión Internacional Independiente del Consejo de los Derechos Humanos, denunció la comisión de CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD, por Nicolás Maduro y su gobierno, incluyendo más de 14 mil ejecuciones extrajudiciales en las zonas populares, LA PERSECUCIÓN SELECTIVA –de la que yo mismo soy objeto– los encarcelamientos, confiscaciones de residencias, torturas, muertes en custodia, son acciones represivas que constituyen delitos y han llevado a la Corte Penal Internacional, POR PRIMERA VEZ EN LA HISTORIA DE AMÉRICA LATINA, a abrir una investigación en contra del gobierno, por la perpetración de CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD en contra de los venezolanos.

El gobierno de Maduro ha creado grupos represivos, como el FAES y el CONAS, y transformado organismos como el SEBIN y el DGCIM, en órganos de represión del pueblo, con un fuerte componente criminal que ha perpetrado, por ÓRDENES DIRECTAS DE SU LÍNEA DE MANDO, miles de crímenes en los barrios; o ejecuciones sumarias como el asesinato de Oscar Pérez; encarcelamientos arbitrarios y tratos crueles y degradantes, como de los que han sido objeto los trabajadores de PDVSA, como el caso del Ingeniero Pedro León y de Eudis Girot, así como los oficiales presos, como el Mayor General Rodríguez Torres y el Comandante Martín Chaparro; las torturas y muerte en custodia, como los casos del Capitán Rafael Acosta Arévalo, Nelson Martínez, Fernando Albán, y más recientemente del General Raúl Isaías Baduel.

En mi caso he sido victima de la PERSECUCIÓN SELECTIVA de Nicolás Maduro y su gobierno, por denunciar el desastre en la conducción del país, la destrucción y entrega de la industria petrolera, de PDVSA, de nuestra soberanía y denunciar la violación de los Derechos Humanos como Política de Estado, de cientos de trabajadores, oficiales, militares y dirigentes políticos, indígenas y sociales, a manos del gobierno.

Esta posición, estas opiniones, me ha costado un implacable acoso del gobierno de Maduro, quien, desde el primer día de mi renuncia, el 4 de diciembre de 2017, ha desatado una feroz campaña, utilizando todos sus medios para desprestigiarme y levantar acusaciones falsas de todo tipo, en lo que se ha convertido en una permanente operación de linchamiento moral y de tortura en mi contra. El fiscal sicario y el poder judicial corrupto, han sido utilizados como instrumentos de persecución en mi contra por Nicolás Maduro, han ocupado mi casa y la de familiares cercanos, toda esta violencia me ha obligado a estar en el exilio, donde he contado con el apoyo de Organizaciones Internacionales de Derechos Humanos, y se me ha otorgado el estatus de PERSEGUIDO POLÍTICO, con la correspondiente PROTECCIÓN INTERNACIONAL. Tal como he denunciado, Nicolás Maduro –presa de un odio irracional– ha ordenado el desarrollo de operaciones de búsqueda y captura al mejor estilo pinochetista en el exterior, montando operaciones de vigilancia,  seguimiento y hostigamiento  en mi contra, de mi esposa y de mis hijos. Han intentado todo tipo de maniobras judiciales, solicitando mi extradición en distintos países; y, en todos, han sido derrotados de manera contundente, hasta el punto de ser sancionados.

Pero el madurismo no se detiene, y sabemos que seguirá intentando maniobras judiciales diversas, utilizando argumentos absurdos, mentiras  y falsos positivos; para ello, siempre contarán con abogados dispuestos a cualquier cosa por dinero. El madurismo en su persecución y odio seguirá gastando dinero de todos los venezolanos, pero como diría un personaje “Esos reales se perdieron”.

Como dije en mi último Comunicado Público, nosotros, siempre con la verdad por delante y los seguiremos derrotando en cualquier terreno.

Estas reflexiones sobre la verdadera cara del madurismo, la esencia política y moral que sostiene el modelo político y económico impuesto por Maduro serían más que suficientes para abrir un debate entre todos los sectores políticos nacionales, fundamentalmente, en el seno del Psuv, otrora partido del Presidente Chávez, y de los militares que soportan con sus armas esta situación. Se impone una profunda reflexión, dejar atrás el miedo y asumir, como lo vienen haciendo distintos sectores de manera valiente, una postura crítica con respecto a lo que sucede y articular una acción política que, en el marco de la Constitución, produzca un cambio radical en la situación del país, que pasa, necesariamente por la salida de Maduro, hecho este que constituye, no solo la única posibilidad de rescatar el chavismo y volver al camino de Chávez, sino que la salida de Maduro, el cambio de este gobierno es un elemento fundamental, indispensable, para volver a la Constitución, devolver los Derechos a todo el pueblo, para solo entonces iniciar la reconstrucción de nuestra amada patria.

 

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