Los orondos tecnócratas del régimen, socialismo”infame” del siglo XXI, orfebres de otra denominación convencional de nuestro pulverizado signo monetario, (ahora, bolívar digital) fallaron, reiteradamente, tal y como viene ocurriendo desde 2008, en sus expectativas por bajar la inflación mediante reconversiones monetarias, tal y como la implementada desde octubre pasado, cuando eliminaron unos seis ceros a nuestra maltrecha moneda, según los índices que ofrece el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), durante enero 2022): inflación, incremento de un 4,8 porciento; interanual, de un 405 porciento; canasta básica alimentaria: unos USD 365.- y pérdida de unos USD 56 millones de las reservas internacionales por la búsqueda de lograr un USD a una tasa de cotización inferior a unos cinco bolívares, sin reparar en daños potenciales, razón por la cual dichos tecnócratas andan en búsqueda de un formulismo (cerco) tribuario para revertir tales pérdidas, mediante impuestos a las transacciones en divisas y otras imposiciones parafiscales como las de trámites ante el Saren, con tarifas dispendiosas, confiscatorias e intimidatorias aparte de los tributos municipales y servicios básicos, que aumentaron en un 4,9 porciento y sin oferta de mejoría alguna, lo que ostenta características de un erario fallido. Pero, no precisamente a causa de las sanciones Trump, 2017, sino por la ineficacia y profanidad de sus adláteres tecnócratas, enchufaditos de vestimenta roja a disposición de un régimen divagante, que actúa, tan olímpicamente, por “ensayo y error”, reforzando, así, el inicio y marcha mediocre de nuestra economía, ahora, más proclive, aún, a una “economía sumergida”, con miras a reforzar su inobjetable y nototio mal arranque, 2022.