La situación en Ucrania tal como la está manejando EEUU debería conducir a una guerra mundial. Solo la sabiduría, la seguridad y la confianza en la propia fuerza que está demostrando Putin como líder del pueblo ruso nos ha evitado que estalle esa guerra. Esta situación también está poniendo a prueba a la dirección política de Venezuela, a Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y Vladimir Padrino López, síntesis de la unión cívico-militar.
Nicolás Maduro ha sabido ganarse el respeto del pueblo venezolano y de pueblos de América Latina y el Caribe. La solidaridad internacional con Venezuela encabezada por China, Rusia, Irán, Cuba y todos los pueblos del mundo antiimperialistas y patriotas es una alianza que garantiza una sólida muralla de pueblos unidos que jamás serán vencidos.
Esa unión de pueblos es garante de la paz y del progreso. Es una alianza para la producción de bienes y servicios, para un comercio justo entre pueblos hermanos que producen contra la guerra y por el bienestar de los pueblos. EEUU ha tratado de configurar una alianza de gobiernos como los de Australia, Gran Bretaña y otros que tratan de reconstruir el pasado colonial, un pasado de flotas imperiales, que no va a prosperar más allá de los discursos imperiales plasmados en mapas sostenidos por las ambiciones de grandes potencias respaldadas por EEUU, pero sin pueblos que hoy no los van acompañar en aventuras imperiales claramente fascistas, racistas en la que podrán reclutar a pueblos manipulados por grandes medios de comunicación que hoy día acompañan las asociaciones fascistas, pero los tiempos y los gobiernos que en el pasado se unieron para provocar la Segunda Guerra Mundial ya pasaron a la historia. Por más que EEUU mueva millones de dólares y de soldados, esa época concluyó. Ya no es posible movilizar millones de soldados, no importa que estén súper armados, que cuenten con grandes medios de comunicación. Pese a los poderes imperiales que los respaldan, como decía Mao Zedong, no son más que “tigres de papel”, no importa, como decía Nikita Jruhsov, para atemorizar a los pueblos que tengan “dientes nucleares”.
Los pueblos no se atemorizaron, siguieron adelante y vienen triunfando. Así se hace la historia. No desde la cobardía. Generalmente, los pueblos no se rinden.