El pensamiento contemporáneo, lugar en que los filósofos colocan la antropología de las ideas, algo así como el alma, el cuerpo corporal, el sentido de la vida, la sexualidad, el yo y el tú, y hasta la ética de la perplejidad, se inunda de conceptos pretendido comprender lo que no entendemos por mucho esfuerzo que hagamos, pero lo hacemos con la finalidad de darle algún sentido a nuestra existencia, y eso, en sí mismo, es loable.
Johannes Kepler, en su obra sobre los misterios del Cosmos, cuyo nombre es “Mysterium Cosmographicum”, nos decía:
“No nos preguntemos qué propósito útil es el canto de los pájaros, cantar es su deseo desde que fueron creados para cantar. Del mismo modo no debemos preguntarnos por qué la mente humana se preocupa por penetrar los secretos de los cielos… La diversidad de los fenómenos de la Naturaleza es tan grande y los tesoros que encierran los cielos tan ricos, precisamente para que la mente del hombre nunca se encuentre carente de su aliento básico.”
Claras palabras que ayudan a no sentirnos vacíos de preguntas apoyados en alguna que otra corta respuesta.
Esa es parte de la cognición que nos embarga cuando nos enfrentamos a los fenómenos celestes, naturales sin duda, pero que, debido a tanta duda y al deseo de trascender más allá de las estrellas, nos acercamos a indagar el misterio de la Creación, a la esencia de nosotros mismos al ser – y eso igualmente es un enigma – diminutos seres especiales.
Estos días de febrero, en algún lugar del cielo nocturno, “hay lluvia de estrellas”, esa luminiscencia de la que estamos construidos y a la que sin duda regresaremos siempre.
Ese agraciado turbión de luz recibe el nombre de “Minóridas” o “Centáuridas”, un granizado florescencia que enciende la imaginación aunque ahora menos que en la antigüedad.
Nuestros cielos, a recuento de la polución y los resplandeces de las grandes ciudades, han dejado de tener el extraordinario misterio que le daban nuestros antepasados, y es que ellos solían, cada noche, mirar la bóveda celeste y descubrir las maravillas del Universo insondable.