El matraqueo y el comando. Me dejó boquiabierto.
Arias Cárdenas, ahora embajador en México, una misión a la que los gobiernos suelen mandar a los suyos que incomodan, están demàs o estos gestionan para eludir las preocupaciones y los motivos que les incitan, acaba de declararle a Oscar Schemel que, lo del matraqueo en las alcabalas persiste y, palabras más o menos, dejó sentado que de eso “va para el comando”.
Aquel Arias Cárdenas quien se alzó el 4f en el Zulia, el único que alcanzó “los objetivos trazados”, para decirlo con palabras de Chávez, pues en su espacio tomó el control del coroto, tanto que hasta hizo preso al gobernador, Fernando Álvarez Paz, electo por Copei, atrajo mi atención por las declaraciones que, mientras se desarrollaban los acontecimientos, dio a la prensa.
Chávez sólo tuvo la oportunidad de decir aquel breve discurso, el del “por ahora”, que impactó a la multitud. Arias no, mientras controlaba la situación en Maracaibo, como dije, pudo darle a la prensa unas largas declaraciones que fueron del conocimiento público. Me impactó porque según la versión periodística, quien hablaba era un joven militar que daba muestras de una cultura y unas concepciones del proceso histórico no propias entre la gente del ejército y más siendo un hombre de hablar pausado y nada autoritario. Tanto como para expresarse no solamente contra asuntos habituales y al alcance de cualquier político, como el despilfarro, la corrupción y las más abundantes calamidades de la gente, sino porque hizo alusión al modelo rentista, la necesidad de superarlo y establecer unas nuevas y diferentes relaciones con el mundo del capital.
Fue tanto lo que me impresionó que, por tiempo, llegué a creer era él el verdadero líder de aquel movimiento y no quien en Caracas dijo aquello de “por ahora” y más nada.
Además, Arìas Cárdenas, quien si mal no recuerdo, estuvo antes en un seminario, conserva la imagen de sacerdote, un tipo como lleno de paz interna y por demás buena gente y cordial y quizás en esto estribe su secreto. Por eso también siempre me ha caído personalmente muy bien. Pero por lo dicho ahora y la forma como lo dijo, me dejó perplejo y me hizo revisar su conducta.
Por aquella influencia, tiempo después, estando ellos presos en Yare, y habiéndome dado cuenta que en realidad el líder era Chávez, pues era a quien seguían mencionando como tal, la prensa y la gente toda atendían, todavía seguía creyendo que Arias Cárdenas era el segundo al mando, pero el guía intelectual de todo aquello.
No obstante con el tiempo, lo vivido y el estudio de algunos asuntos pude formarme la idea precisa acerca de quién es Francisco Arias Cárdenas.
Ahora, como dije arriba, he vuelto sobre èl porque acaba de dar unas declaraciones a Oscar Schemel, en las cuales se me revela como un individuo que está centrado en èl mismo, nada tiene què decirnos, tiró la toalla y está como conforme con lo existente, tanto que lo cotidiano, las calamidades de la gente no le preocupan ni llaman la atención. Pero lo más importante y llamativo es haberle dicho al entrevistador que, lo que más le preocupa son las “alcabalas”, esas en donde a todo el mundo bajan de la mula. Es eso, por encima de todo, lo que a èl incomoda y como si sólo fuese eso lo que a los venezolanos afecta y lo poco malo del gobierno.
“Si por mi fuese, las quitaría”, dijo el comandante a su entrevistador y agregó algo que me dejó estupefacto y merece una explicación del gobierno y todas las autoridades en eso envueltas. No sé si Arias pecó de ingenuo y confesó aquello por ser el mismo que emana de lo que abajo dice, nada màs y menos, el propio comandante Chávez, un personaje trashumante y sin conciencia exacta del rol a desempeñar y quiso dejar, de manera expresa, caer aquello como un mensaje a García. En ellas, Arìas Cárdenas deja muy mal parado a las autoridades que manejan esas alcabalas. Por esto, uno se pregunta a esta altura de la vida, en verdad ¿quién es Arias Cárdenas?
Es un hombre conforme, según parece, pues pese hay un hecho muy grave que compromete a factores importantes del ejército, según él, lo dejó allí.
Revisen la entrevista de Schemel y constaten a lo que me estoy refiriendo. Eludo mencionarlo o especificarlo porque uno sabe que “la cabuya siempre revienta por lo más delgado”. Mientras tanto, para que tengamos una idea del personaje del cual hablamos, haré referencia al Capítulo IV de un trabajo muy largo, un libro, en el cual manejo distintitas hipótesis del por qué Chávez se decidió por Maduro y que sirve para formarnos una idea, por lo menos aproximada, de quién hablamos.
En ese trabajo dije que al hablar de las discrepancias de Chàvez con “Arias y otros comandantes, como Acosta Chirinos”, son de vieja data; en sus declaraciones tanto al ex embajador cubano como a Eleazar Díaz Rangel, el comandante Chàvez dejó constancia de eso. Este último periodista, en el libro “Todo Chávez, de Sabaneta al socialismo del siglo XXI”, de la Editorial Planeta, segunda edición, comienza por preguntar a su entrevistado lo siguiente:
-“El 11 de febrero de 2000, usted anunció una de sus más importantes decisiones políticas, marcó distancia con tres comandantes compañeros del 4 de febrero, ¿sería simplista verlo como un deslinde entre una tendencia militarista que ellos pudieran representar y una civil, democrática que representarían Luis Miquilena y José Vicente Rangel, cuya salida del gobierno reclamaban?”
A lo que Chàvez respondió:
-“Sí, sería muy simplista. Ese deslinde no se produjo ese día; el 11 de febrero lo que hubo fue el reconocimiento por mi parte de la distancia o separación entre el grupo que conformamos el Directorio del Movimiento y reconocer que eso que había ocurrido ya en el 93 no tenía solución…..Yo siempre , más que nadie, traté de volver a integrar el grupo original del proyecto, de su ideología original, constituyente, bolivariano, revolucionario…Yo te comenté antes todos aquellos episodios en el cuartel San Carlos, en Yare, y después en libertad. Mientras yo salí a recorrer el país, a tratar de galvanizar fuerzas, organizarlas, impulsando la reorganización del Movimiento Bolivariano Revolucionario, las banderas bolivarianas, la estrategia constituyente, Arias Cárdenas apareció aquí en el Palacio Blanco al frente de aquel programa de asistencia materno infantil, y alguna vez preguntado, dijo que Caldera era la continuación del 4 de febrero; y lo mismo pasó con menor notoriedad, porque Francisco Arias Cárdenas era conmigo quien aparecía en el liderazgo. Los demás compañeros también tuvieron una posición destacada, e independientemente de la actitud, yo los sigo queriendo, pero también recordarás que Urdaneta se fue de Cónsul a Vigo, alejado sin confrontación, yo lo visité en Vigo, pero él venía aquí y no nos veíamos, estaba alejado de la actividad política, y el tercer compañero, el chivo Acosta –se refiere al comandante Joel Acosta Chirinos-, se vino a trabajar con Arias, se fue a Falcón como candidato a la gobernación en Mérida por Causa R, cuando nosotros llamábamos a no votar. Imagínate cómo era la relación que, Arias siendo Gobernador no nos atendió cuando queríamos verlo por unos muchachos del Movimiento que estaban presos…Yo llegué al extremo de aceptar ser candidato presidencial y él candidato a la Gobernación, y la gente bolivariana en Zulia no quería apoyar a Arias, los convencí de que lo apoyáramos , algunos se fueron, aceptamos eso aun cuando a Arias lo apoyaba COPEI y él no decía quién era su candidato presidencial, y un día andaba conmigo en una caravana y al día siguiente andaba en otra con Irene Sáez…..”
Para terminar este asunto que deja claro el deslinde entre Chávez y quienes con él lideraron el 4f y los primeros pasos del Movimiento Bolivariano, que dejó abierto el camino a Maduro, terminemos de leer lo que dice Chávez al respecto:
-“Yo tenía mucha fe dentro de mí que todo se recompondría, y al día siguiente de las elecciones, el lunes 7 de diciembre llamé a Caldera y le dije que necesitaba aquí al comandante Urdaneta y a Arias. Urdaneta y yo nos reunimos, y Arias se quedó una semana conmigo, dándome recomendaciones sobre cómo formar gobierno, el esfuerzo mío fue gigantesco, muchas veces guardé silencio, no quise responder ataques. Por eso es que te digo que el deslinde no fue ese día 11, no fue posible el avenimiento, como esos matrimonios en crisis que tratan de reconciliarse y no es posible. Eso fue lo que pasó, pero no creo que tenga que ver con la existencia de esas tendencias militaristas, para nada….Fue un deslinde muy pragmático, después, como candidato él fue utilizado contra todo el proceso por el cual luchó”. (Págs. 130-131)
Observe el lector que tales declaraciones son posteriores a la candidatura de Arias Cárdenas por el frente opositor. Lo que revela, para esa fecha, ya Arias había quedado al margen del liderazgo, pese regrese con posterioridad, ido Miquilena e invitado por el propio presidente y máximo líder.
Este Arias Cárdenas de ahora, después de aquellos devaneos, una trayectoria sinuosa, poco confiable, muestra ante Maduro, en la entrevista con Schemel, una fidelidad que, como hemos visto en la pequeña historia antes narrada y comentada, nunca tuvo con el comandante Chávez.
Pero reconoce que, pese las órdenes dadas por Maduro, el asunto de las alcabalas persiste, que èl “las quitaría de inmediato”, qué son viejas, que cuando era gobernador existían y no las pudo quitar, porque estaba de por medio eso que llamó “el interés del comando de formar su pote”. Es decir, no las pudo quitar. No las quitò “de inmediato”, porque había algo como un poder por encima de él.
Por todo esto, habiéndome refrescado y traído del pasado lo que fue su conducta, termino volviéndome a preguntar ¿qué insinúa, busca con esas declaraciones relacionados con los motivos del por qué existen esas alcabalas? ¿Hacia dónde apunta? Busquen las declaraciones dadas a Schemel donde “explica”, por qué no se metió de frente con el asunto de las alcabalas y prefirió dejar eso como estaba.