En 1998 todos los fanáticos de MLB, vivimos una temporada con mucho sabor y entusiasmo, desde aquel comienzo el 31 de marzo hasta el final, nos rodeamos de noticias de batazos de vuelta completa donde Mark McGwire y el dominicano Sammy Sosa, disputaban una carrera para alcanzar el récord de 61 jonrones implementado por Roger Maris en el año 1961, y el extra fue que como el récord se alcanzó temprano antes del final de temporada, entonces la emoción siguió hasta ver cuál sería el tope de estos batazos para cada uno de estas estrellas del béisbol.
Este hecho, que produjo el crecimiento de visitas por parte de los fanáticos a los estadios, ayudaron a la organización de las Grandes Ligas a reivindicarse frente a los fanáticos, ya que cuatro años antes se vivió una terrible huelga, lo cual dejó un sabor muy amargo para los aficionados, quebrando su confianza e interés por el espectáculo. En ese año de 1994, los dueños de equipos presentaron a las grandes ligas y asociación de jugadores una propuesta de contrato colectivo que definiría salarios topes con la excusa de que con su propuesta se acortaría el margen entre equipos de nóminas altas y bajas. Por su parte los jugadores representados por Donald Fehr vieron amenazados sus intereses, creyendo en todo momento que la nueva propuesta, los desamparaba dentro de las negociaciones de los peloteros que quedarían como agentes libres (Peloteros sin contratos que se sientan a negociar con los equipos que muestren sus ofertas) así como en el arbitraje salarial (Instancia que evalúa incrementos salariales según el desempeño de cada atleta).
Así que al no haber acuerdos, la asociación de peloteros inicio una huelga el 12 de agosto faltando poco menos de dos meses para culminar la ronda regular, en ese momento se pensó que se colocaría presión sobre los dueños de equipo para que desistiera de sus pretensiones contractuales, y pensando que se podría lograr un acuerdo pronto para retomar los juegos que permitiera terminar la temporada y jugar los ansiados playoff y serie mundial. Pasaría un mes de negociación con las operaciones detenidas y es entonces cuando Bud Selig comisionado de la liga decide dar por concluida el resto de la temporada, nadie se imaginó que el conflicto nos dejaría por primera vez y después de noventa años consecutivos, sin posibilidad de observar una serie mundial y un nuevo campeón para ese año. Este conflicto se extendió más allá de 1994, pues al año siguiente la nueva temporada comenzaría tarde y por ende con los juegos reducidos de 162 a 144, por equipos.
Antes de este conflicto laboral, se habían presentado 7 huelgas previas, pero ninguna tan prolongada ni tan fatídica como esta que logró anular 948 juegos.
Debemos hacer mención a la actuación de los dueños de equipos para el año 2020, donde en pleno protocolo sanitario acordaron, iniciar una temporada de grandes ligas, donde la mayoría estuvo de acuerdo en que los salarios se ajustaran a la proporción de juegos y por ende de ingresos que se obtuvieran con esa temporada de 60 juegos para cada equipo y una postemporada con un formato de mayores equipos en participación, llevarla de 10 clasificados a 16. Una vez que se acordó la situación económica y pago para todos de forma porcentual, el equipo de los Dodgers de los Angeles entrega un contrato al Jugador Mookie Bests por la cantidad de 365 millones de dólares por doce años, importándole un bledo las discusiones previas que tuvieron sus colegas de equipos en ir con salarios recortados para afrontar el daño causado por el protocolo sanitario, que inclusive no permitía el ingreso de aficionados a los estadios de pelota.
Entramos entonces la situación actual, luego de que el pasado 01 de diciembre 2021 venciera el actual contrato laboral, los jugadores comienzan el conflicto de exigencias, con pretensiones de que se mejoren ciertas condiciones que favorezcan a quienes batean, corren y lanzan.
Del lado de los jugadores existen propuestas que intenta colocar montos mínimos de inversión, ya que consideran y demuestra los hechos que hay una cantidad significativa de equipos que no quieren ser competitivos, por ello demandan colocar un monto mínimo de inversión, con lo que se estaría obligando a estos equipos a que acudan a la agencia libre para contratar jugadores, por ello lo que se exige entonces es un incremento al límite del Impuesto al Balance Competitivo (CBT). Esto sin dudas reduciría la brecha entre los equipos que invierten mucho y los que no. También se solicita un aumento al salario mínimo.
Hasta los momentos existen avances mínimos, en las negociaciones por ambas partes, entre ella tenemos la aceptación de colocar una figura de bateador designado permanente, actualmente el bateador designado toma los turnos en el cajón de bateo por el pitcher y esto solo lo vemos en los JUEGOS de la liga americana, ya que en la liga nacional batean los pitcher, siendo entonces que vendría al menos 15 puestos de trabajos nuevos en las grandes ligas, con la inclusión de esta figura en la liga nacional.
Sin embargo, tal como se desarrollan las negociaciones, las cuales llevan dos meses de discusión y no se ven muy claras que pudieran apuntar a un entendimiento, con el añadido que los cátcher y pitchers, deben reportarse para los entrenamientos la próxima semana, lo cual hace pensar que se pudiera presentar nuevamente un escenario como el que se desarrolló en 1994 que condujo a la lamentable huelga de peloteros. Ojalá puedan entenderse y no se llegue a lo extremo del conflicto.
Cronista deportivo – @lennynbasket