Prueba de fuego a la medicina, por Gustavo Franco
Luego de tener al mundo en vilo tras colapsar por un paro cardíaco durante un partido de la Eurocopa 2021 entre su selección –Dinamarca– y Finlandia, Christian Eriksen volvió a los terrenos de juego tras firmar con el Brentford inglés. Jugó 60 minutos, los cuales fueron suficientes para que registrará una asistencia. Fue un partido amistoso, pero igual sirve para poder tener esperanza de que este tipo eventos cardiológicos signifiquen cada vez un peligro menor para salud, y que no sea necesario el retiro del deporte para preservar la vida.
El Brentford es un equipo modesto de que recientemente subió a la primera división de Inglaterra. Lo que se debe destacar de la trayectoria del Brentford del oscurantismo de las divisiones inferiores del fútbol inglés hasta la Premier League es su uso del ‘Big Data’ y, en general, el entendimiento del fútbol como un deporte de márgenes pequeños. Dentro de esos márgenes pequeños entra la salud de los futbolistas.
Será interesante ver si se toman precauciones adicionales ahora que hay un jugador que ha vivido lo que vivió 17 en activo. Porque ya Inglaterra vivió un episodio aún más angustioso, si cabe, y que terminó siendo un auténtico milagro. El 17 de marzo Fabrice Muamba, entonces jugador del Bolton, cayó desplomado en el campo en un partido de FA Cup contra Tottenham Hotspur. Al jugador se le detuvo el corazón por 78 minutos. Pero a los dos días ya su corazón latía sin medicación. Y pese a que se tuvo que retirar definitivamente del deporte, al mes de su paro cardíaco le fue dada el alta hospitalaria.
En Italia, que era donde jugaba Eriksen, la ley no le permite jugar al fútbol con el desfibrilador que se le tuvo que instalar en el corazón. Por ello tuvo que desvincularse del Inter de Milán, equipo con el que había logrado ganar la Serie A.
Viendo que en Italia hubo una intervención del gobierno y del órgano legislativo (debido, también, a eventos cardiológicos que se produjeron en ese entorno), seguramente habrá mucha observación el caso de Eriksen. Los protocolos en estos casos deben permitir la intervención rápida. También es cierto que ya hay un precedente de un jugador que, aunque no padeció de un paro cardíaco en el campo, sí se le tuvo implantar un desfibriliador: fue Daley Blind –jugador del Ajax–, y lo tiene para hacer frente a una inflamación del músculo cardíaco.
Ahora que Eriksen tiene un desfibrilador automático implantable será un caso aún más mediático sobre el que hay que tener los ojos puestos, y ver si las legislaciones van en concordancia a lo que hoy permite la ciencia médica. Algunos países son muy restrictivos (Italia el que más, para mala fortuna del danés), y a lo mejor no están al día con lo que permite la tecnología. Esperemos que este sea el caso, para que así más futbolistas no tengan que dejar la carrera –o el sueño de una carrera–. Pero también por Christian Eriksen cuyo talento merece ser visto, en la medida en que su salud no corra más peligro.
Periodista deportivo es editor del portal web Línea de Tres – @GusFrancoH