Dos expresidentes de Honduras, Juan Orlando Hernández y Porfirio Lobo Sosa, son acusados en EE. UU. de haber recibido sobornos del Cartel de Sinaloa. En México, al menos dos expresidentes podrían tener destino similar.
La imagen dio la vuelta al mundo. El 15 de febrero, el expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández, quien apenas terminó su mandato en enero, fue arrestado en un operativo policiaco realizado en Tegucigalpa.
Salió de su domicilio con un chaleco antibalas, fue esposado de pies y manos, y trasladado a una prisión donde espera la extradición solicitada por el Departamento de Justicia de Estados Unidos. Lo acusan de narcotráfico, corrupción y tráfico de armas.
En realidad, su futuro estaba ya previsto desde el 31 de marzo de 2021, cuando su hermano Juan Antonio Hernández, mejor conocido como “Tony Hernández”, exmiembro del Congreso Nacional de Honduras, fue sentenciado a cadena perpetua en la Corte de Distrito Sur en Nueva York, acusado de los mismos cargos.
Según el Gobierno de Estados Unidos, los dos hermanos, miembros del Partido Nacional de Honduras, hicieron sus carreras políticas pactando con el crimen organizado.
Del 2 al 18 de octubre de 2019, se llevó el juicio contra Tony. El Jurado lo declaró culpable. En el escrito presentado el 21 de marzo del 2021 por la Fiscalía, dio sus argumentos para solicitar al juez la sentencia de cadena perpetua.
En el documento, del cual tengo copia, se afirma que Juan Antonio junto con su hermano Juan Orlando realizaron “una conspiración de narcotráfico violenta patrocinada por el Estado”. Se acusa que ambos recibieron millonarios sobornos de la poderosa organización mexicana Cartel de Sinaloa y de una organización de tráfico de drogas de Honduras conocida como Cachiros, entre otras.
“Por más de quince años, el acusado (Tony) corrompió las instituciones democráticas de Honduras para enriquecerse, transportando al menos 185.000 kilogramos de cocaína, una asombrosa cantidad de veneno que ayudó a importar a los Estados Unidos. Para lograr este asombroso nivel de distribución de drogas, el acusado comandaba miembros fuertemente armados del Ejército hondureño y la Policía Nacional…”, afirmó la Fiscalía.
“…Vendió ametralladoras y municiones a los narcotraficantes, algunas de las cuales obtuvo del Ejército de Honduras, controlaba laboratorios de cocaína en Colombia y Honduras; sobornaba a los políticos, incluyendo presidentes pasados y el actual de Honduras (Juan Orlando); y ayudó a causar al menos dos asesinatos”. Con ello Tony, habría ganado más de 138,5 millones de dólares.
En el expediente 1:15 cr 379 abierto contra Tony en la Corte de Distrito Sur de Nueva York, del cual tengo copia, vienen los pormenores de la historia de corrupción. La narración siguiente está basada en documentos que forman parte de ese expediente por el que Tony ya fue sentenciado.
Narcopolítica
Los primeros contactos de Tony con el mundo criminal fueron en 2004. Su amigo Carlos Toledo lo presentó con el narcotraficante Víctor Hugo Díaz Morales, alias “El Rojo”, quien a su vez trabajaba para un pez más gordo: Héctor Emilio Fernández Rosa, alias “Don H”.
De 2004 a 2010, Tony proporcionó información sensible a la organización de “Don H” para ayudarlo a evitar que su droga fuera confiscada y, a cambio, recibía pagos procedentes de las ganancias derivadas de la venta de dicha droga.
Para “Don H” era un espléndido negocio, gracias a la información de Tony podía cruzar cargamentos de cocaína que iban de los 500 a mil kilos cada uno.
En 2008, Tony se convirtió en proveedor de cocaína de los narcotraficantes locales “El Rojo” y Fernando Josue Chang Monroy. La droga era procesada en un laboratorio de su propiedad ubicado en Colombia. Gracias a sus contactos con la Policía Nacional, incluyendo su propio primo Mauricio Hernández Pineda, quien era policía, Tony conocía las rutas más seguras para traficar la droga y contaba con la complicidad de oficiales del Gobierno de Honduras. Con estas facilidades creó su propia marca de cocaína: “TH”.
La cocaína de Tony tenía una pureza del 99 por ciento, por lo que Chang Monroy decidió traficar esa droga a la Ciudad de México para que el Cartel de Sinaloa la llevara a Estados Unidos.
En ese mismo año, 2008, Tony conoció, en una reunión del Partido Nacional de Honduras, a Amílcar Alexander Ardon Soriano, quien era alcalde de El Paraíso. Ardón Soriano combinaba sus actividades políticas con el tráfico de droga.
“En la misma época, Porfirio Lobo Sosa pidió a Ardón Soriano por $2 millones (de dólares) para apoyar su campaña a la presidencia (de Honduras) y la campaña de Juan Orlando Hernández para reelegirse en el Congreso”, señala el expediente judicial.
Ardón Soriano entregó el dinero a Lobo Sosa, “a cambio de protección en el narcotráfico y un puesto para su hermano Hugo, en el Gobierno de Lobo Sosa”.
En 2009, se llevó a cabo una reunión en la sede del Partido Nacional en San Pedro Sula, en la que estaba presente Juan Orlando Hernández. Ahí, Lobo Sosa confirmó a Ardón Soriano que recibió el millón de dólares. Juan Orlando instruyó a Ardón Soriano para “decir a todos los alcaldes y candidatos del Partido Nacional que voten la boleta de todos los congresistas para que podamos tener la mayoría dentro del Congreso”, señala el expediente judicial.
Lobo Sosa aseguró a Ardón Soriano que, “si ganaba el Partido Nacional”, sus operaciones de narcotráfico quedarían protegidas porque la Fiscalía no lo iba a investigar. Y le ofreció que, de ganar las elecciones, le daría a su hermano Hugo Ardón Soriano el cargo de administrador de Fondo Vial.
Según las leyes de Honduras, dicho fondo tiene como objetivo asegurar el sostenimiento financiero y la ejecución del servicio de mantenimiento de la red vial de ese país.
Para reunir más fondos, Tony también pidió dinero a “El Rojo” para la campaña presidencial de Lobo Sosa y la campaña para congresista de su hermano Juan Orlando. A cambio, le prometió que no habría decomisos de cocaína y no habría detenciones, y que le proporcionarían información de más calidad y de mayor importancia para llevar a cabo el tráfico de droga.
En 2009, Tony pidió dinero a la organización de tráfico de drogas más violenta en Honduras, conocida como Chachiros, quienes aportaron a las campañas de Lobo Sosa y Juan Orlando Hernández al menos medio millón de dólares.
El ascenso al poder
En 2009, hubo un golpe de Estado contra el entonces presidente de Honduras, Manuel Zelaya. Ese mismo año, Lobo Sosa fue electo Presidente de Honduras y Juan Orlando Hernández fue reelecto congresista y fue nombrado presidente del Congreso.
Gracias a la protección política, Tony multiplicó sus cargamentos de tráfico de cocaína. Los transportaba a través de Panamá, Costa Rica y Nicaragua, y arribaban a Honduras, a la región llamada “Gracias a Dios”.
En 2012, siendo Lobo Sosa presidente de Honduras y Juan Orlando jefe del Congreso, viajaron a Estados Unidos. Ese Gobierno quería que Honduras cambiara su ley para permitir la extradición de hondureños, lo cual hasta ese momento estaba prohibido. No había tratado de extradición.
Para quedar bien con el Gobierno de EE. UU., Juan Orlando impulsó las reformas en el Congreso y legalizó la extradición de narcotraficantes hondureños a ese país. Irónicamente, gracias a esa ley, ahora él mismo será extraditado.
En aquella época, el Gobierno estadounidense lo consideraba un aliado. En poco tiempo, su nombre pasó a la lista de enemigos.
En 2012, Tony decidió que él mismo quería incursionar en la política. Compitió por el Partido Nacional de Honduras y ganó. Por ese periodo, en vez de traficar directamente la cocaína, rentó sus helicópteros al narcotraficante “El Rojo” para que él lo hiciera.
Sobornos de “El Chapo” al expresidente de Honduras
En 2012, en la frontera entre Honduras y Guatemala, fue robado un importante cargamento de cocaína propiedad del Cartel de Sinaloa, entonces comandado por los narcotraficantes mexicanos Ismael “El Mayo” Zambada y su socio Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”.
“El Chapo” reclamó a Ardón Soriano el robo. Para evitar un problema mayor, Tony recomendó a Ardón hablar con el presidente de Honduras, Lobo Sosa. Para resolver la situación, ordenó el envío a dicha frontera 120 soldados armados hasta los dientes, no para proteger a los ciudadanos, sino para proteger los cargamentos de droga. El Cartel de Sinaloa quedó conforme.
En 2013, “El Chapo”, quien se supone era uno de los narcotraficantes más buscados en el mundo, viajó al poblado Espíritu, en Copán, Honduras, para reunirse con Tony y otros narcotraficantes locales, incluido el Cartel Valle.
Ahí, “El Chapo” pidió protección para los cargamentos del Cartel de Sinaloa en la frontera entre Honduras y Guatemala, estratégica para el trasiego de drogas a México.
Tony dijo a “El Chapo” que, si su hermano ganaba la presidencia, podía darle protección a sus cargamentos, así como protección para el Cartel Valle y Ardón Soriano. Guzmán Loera le ofreció un millón de dólares para apoyar la campaña presidencial de Juan Orlando.
En ese mismo 2013, Tony se reunió de nuevo con “El Chapo”, los integrantes del Cartel Valle y Ardón Soriano, en la localidad El Paraíso, y les informó que su hermano había aceptado el pago.
Ahí, Tony reiteró su promesa de proteger los cargamentos de droga en todo el territorio de Honduras, si su hermano ganaba la elección presidencial. Fue entonces cuando El Chapo entregó a Tony un millón de dólares en efectivo.
Juan Orlando Hernández ganó las elecciones en 2013 y en enero de 2014 tomó posesión como presidente. Pero, tras su llegada al poder, comenzó a incumplir sus acuerdos y arrestó a integrantes del Cartel Valle, porque estos habían intentado asesinarlo. Eso molestó a “El Chapo”, el pago del Cartel de Sinaloa había sido para proteger a todos sus socios.
En 2015, Ardón Soriano y Tony abordaron el delicado tema con Juan Orlando Hernández. El entonces presidente de Honduras reconoció haber recibido el soborno, pero dijo que no estaba obligado a nada y que estaba dispuesto devolver el dinero al Cartel de Sinaloa.
Era demasiado tarde para dar un paso atrás. Ahora, está arrestado esperando su extradición.
¿Siguen expresidentes mexicanos?
En México, hay un refrán que dice: “Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”. La historia de los dos hermanos de Honduras podría servir de advertencia a políticos en México, como los expresidentes Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, emanados del Partido Acción Nacional y el Partido Revolucionario Institucional respectivamente.
Durante el juicio llevado a cabo contra “El Chapo” en la Corte de Distrito Este de Nueva York, a fines de 2018 y principios de 2019, su abogado de defensa Jeffrey Litchman afirmó que “El Mayo” Zambada, líder del Cartel de Sinaloa, había pagado sobornos a los expresidentes de México Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, a cambio de protección.
“Voy a decir esto con más énfasis”, afirmó Lichtman en noviembre de 2018, cuando inició el juicio de “El Chapo”, “el presidente actual (Peña Nieto) y el expresidente de México (Calderón) recibieron cientos de millones de dólares en sobornos de El Mayo, de acuerdo con los testigos del Gobierno”.
Actualmente, en Nueva York, está bajo proceso el ex Secretario de Seguridad Pública Genaro García Luna, acusado de narcotráfico y corrupción. Si se lleva a cabo su juicio, podrían salir a relucir los detalles de esos sobornos a los expresidentes mexicanos. Si es así, ¿tendrían el mismo futuro que Juan Orlando Hernández?