José Machillanda: Persecución política y exclusión social

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La persecución política, el abuso policial y la vigilancia militar crece exponencialmente por parte del régimen, coincidiendo con un exponencial desempleo y la nueva pobreza de la vida nacional, factores todos que potencian la desesperanza en Venezuela y de los venezolanos, dibujando a un régimen autocrático que impone la exclusión. Esa exclusión ha potenciado la migración venezolana a otras latitudes, declarando que en Venezuela hoy no se puede vivir quedando clara la estrategia perversa de este socialismo militarista, para aumentar su control y persecución sobre grupos y familias de venezolanos. He allí la barbarie socialista, que no comprende que en la democracia el individuo está por encima de comunidad y del Estado.

Este régimen farsante no ha podido entender que su propaganda de máxima violencia lo delata cuando crea un ambiente de persecución sobre muchos venezolanos, que prefieren huir. El régimen hace de la miseria, de la violencia, de la persecución, y -sobre todo- de la mentira sistemática un modo de acción sobre la venezolanidad. La tesis de la exclusión sobre específicos grupos venezolanos crece exponencialmente. En consecuencia, el líder político emergente, democrático, clase media, está impuesto ha convertirse en un líder clave que accione sobre el cuerpo social, que fortalezca con conductas y acciones la confianza para la recomposición en el ambiente social.

El liderazgo político democrático tiene que desarrollar, con fundamento de Reconstrucción, un discurso y acciones solidarias que neutralice la maniobra comunista socialista de imponer miedo y pánico a la ciudadanía, que como acción perversa muestra un modo de dominación. Ese modo de dominación está apoyado por el militarismo socialista que cree firmemente en el revolucionarismo instrumentado por el régimen, quehoy acciona como un despropósito que debe ser controlado por el liderazgo político. Hacer política tiene que ser la tarea impostergable del liderazgo democrático.

El liderazgo político emergente democrático vinculado con el saber, consciente de la necesidad de democracia tiene que hacerse entender y sentir ¡Ya! para que la barbarie del militarismo socialista entienda que Venezuela no es una isla, que su historia honor y práctica de la política obedece a la ciencia, a la rectitud y al cuerpo de leyes de la República. Son esos los instrumentos ideológicos y organizacionales de la democracia, en consecuencia, su actividad y su accionar debe facilitar crear una escuela pública, inmediata y general sobre la democracia y, como un solo cuerpo, defenderse frente a esta grotesca amenaza, entiéndase construir esquemas y articulaciones solidarias propias del Estado Providencia.

El liderazgo político emergente está impuesto a comprender la amenaza de la conducta militarista como un reto la paz social y la persecución de situaciones caóticas inhumanas, que tienen que ser contenidas mediante el genio del líder y el empleo de la ciencia política propias del Estado Providencia. El liderazgo político democrático está retado a interpretar frente a esta locura el rol histórico, que le toca frente a un régimen trastocado que poco le importa la venezolanidad, la paz social y el crecimiento generando al final una migración impuesta.

El liderazgo político democrático y la masa social atormentada por la persecución del régimen tienen que aproximarse al barrio, la comuna, la parcela para acercarse a hacer política de verdad. El liderazgo político emergente tiene que construir acciones inteligente y única que taponeen la perversión de migrar. Frente a la falsedad y maniobra perversa del régimen aparecerá la democracia, crecerán acciones y empeños entre el liderazgo y el cuerpo social para guarecer la familia y neutralizar la trampa y el engaño perverso que atiza un revolucionarismo inmoral.

Es original,

Director de CEPPRO-CSB – @JMachillandaP

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