Los venezolanos están cansados de padecer las consecuencias de un modelo político corrupto que solo causa desigualdad, miseria y sufrimiento. En Venezuela la amplia mayoría quiere un cambio político, uno que permita el regreso de la democracia y la reconstrucción nacional. Para cumplir esa meta es ineludible que sepamos escuchar las demandas de la sociedad y prestar atención a las necesidades que tiene el país.
Hoy más que nunca quienes nos dedicamos a la política debemos ser humildes y comprensivos con los ruegos de los ciudadanos. La gente nos está exigiendo que logremos una unidad realista y comprometida con la situación que atraviesan. Nos están pidiendo una unidad con una estrategia coherente con lo que vivimos, que tenga metas claras, una con la que todos podamos sentirnos representados. Si realmente queremos cumplir con este gran objetivo, debemos alcanzar una nueva configuración política que sea amplia e inclusiva y que cuente con todos los sectores democráticos.
Pero para alcanzar esa unidad es necesario que podamos comprender lo que ocurre realmente a lo largo y ancho del país. Venezuela ha sufrido muchos cambios en los últimos años, generando una nueva realidad país. Cada región, cada estado, tiene una realidad distinta. Solo podremos entender la profundidad de esos cambios hablando con todos los ciudadanos que conforman la sociedad civil, los dirigentes locales, los empresarios, los venezolanos de a pie.
No podemos aspirar a un cambio en Venezuela sin comprender realmente las dinámicas sociales y económicas que ocurren en cada región. Necesitamos identificar todas las transformaciones que estamos viviendo para volver a conectar con los ciudadanos. Los venezolanos quieren ser escuchados y sentirse representados. Este es el camino para que todos puedan saber que son parte de esta tarea, y que todos sumamos para lograr el regreso de la democracia a Venezuela.
Entender las distintas realidades del país nos va a permitir no solo brindar soluciones acertadas a los problemas sino poder recuperar el ejercicio político y la confianza de los venezolanos. Un ejemplo de estas problemáticas es la situación tan precaria en las que viven los indígenas, que tienen que sobrevivir sin servicios básicos y con ingresos muy escasos. En algunas regiones la situación es crítica, como ocurre en el estado Delta Amacuro, donde existe actualmente un éxodo de la tribu Warao, que según expertos se enfrentan a la desaparición. Ellos también son venezolanos y merecen vivir en un país que les ofrezca calidad de vida.
Otro ejemplo es la migración de tantos venezolanos hacia Trinidad y Tobago, quienes se exponen a infinidad de peligros que ponen en peligro su vida y su libertad. En los últimos tiempos hemos sido testigo de grandes tragedias que han ocurrido por esta migración. Esta es una injusticia que atenta contra nuestros derechos básicos. Los migrantes solo buscan las oportunidades que aquí no consiguen. La reconstrucción de Venezuela permitirá que todos los que se fueron a otros países puedan regresar y encontrar oportunidades aquí también.
Estamos a tiempo de reflexionar y aprender de los errores pasados para corregir la ruta y así rectificar el camino que nos hemos trazado. Es momento de esa unidad verdadera e inclusiva porque aquí la mayoría de los venezolanos están comprometidos con la democracia, y debemos estar a la altura de ese compromiso. Solo en unidad y organizados convertiremos en realidad esa convicción que tenemos todos: vivir mejor es posible.