No faltará algún fanático de Maduro o algún opositor más fanático aún que diga que todo lo que hoy sucede en Ucrania es obra del maquiavelismo del Presidente, quien lo ideó para lograr que Biden necesitara de nuestro petróleo y flexibilizara las sanciones. Sería entones Maduro, apenas iniciándose como gobernante, quien organizó en Ucrania el Euromaidan, entre noviembre 2013 y febrero 2014, contra el Presidente electo Viktor Yanukovich, quien fue asediado por manifestantes violentos que exigían la asociación entre Ucrania y la Unión Europea. Este movimiento logra el respaldo de la oposición política, de la élite económica ucraniana acusada de corrupción y enriquecimiento ilícito y de varios grupos neo nazis. Las protestas contra Yanukovich se dieron en las regiones central y occidental del país, con el asalto de edificios administrativos y enfrentamientos que causaron muchas víctimas civiles.
La fuerza de los manifestantes lleva a la huida del presidente Yanukovich y al establecimiento de un gobierno interino, que de inmediato es enfrentado por los partidarios del Presidente depuesto, localizados principalmente en el sur y el oriente del país. La mayor oposición se genera de parte de los ciudadanos rusos de la península de Crimea, quienes organizan un nuevo gobierno en Crimea y en la ciudad de Sebastopol. Convocan a un referendo de secesión y obtienen un respaldo del 97 por ciento de los consultados, por lo que proclaman la independencia de la República de Crimea. En los días subsiguientes ocurren enfrentamientos entre el ejército ucraniano y los separatistas rusos de Crimea, quienes, con ayuda del ejército ruso, logran que el ejército ucraniano se repliegue y abandone la península. Crimea es anexada por Rusia.
Casi al mismo tiempo comienzan las protestas del Donbass contra el Maidam, lo que lleva a los independentistas pro-rusos a proclamar las repúblicas populares de Donetsk y de Lugansk. Para mayo de 2014, 16 ciudades del sudeste ucraniano se encuentran en manos de éstos. La respuesta del ejército ucraniano no se hizo esperar, lo que llevó al uso de tanques y lanzagranadas contra los combatientes civiles en la ciudad de Mariupol con una gran cantidad de muertos y heridos. Pese a la oposición rusa, los separatistas convocan dos referendos que confirmaron la independencia de Donetsk (89%) y Lugansk (96%), lo que agrava los enfrentamientos y las acusaciones y contraacusaciones entre los gobierno ucraniano y ruso. No obstante, se firman los acuerdos de Minsk para garantizar la paz y la autonomía de las regiones secesionistas, pero los mismos fueron violados por el gobierno de Ucrania.
En este punto, aparece la OTAN movilizando sus tropas a Polonia, Rumania y los países bálticos, en apoyo al gobierno ucraniano. Van ocho años de guerra civil entre los independentistas y el ejército ucraniano con miles de muertes, 14 mil para unos y 20 mil para otros. Al final, se produce la invasión rusa al territorio ucraniano, con el argumento de proteger sus fronteras ante la continua expansión de la OTAN hacia el este de Europa desde 1997, incumpliendo los acuerdos verbales con Gorbachov a la caída del muro de Berlín, y que continuaría con la incorporación de Ucrania entre sus miembros.
Como un efecto colateral de estos enfrentamientos y de las sanciones impuestas por EEUU contra Rusia en materia energética, aparece en Venezuela una misión del gobierno de EEUU, para conversar y acordar con Maduro la eliminación de las sanciones contra el petróleo venezolano y la compra directa de nuestro crudo para cubrir la falta de los suplementos rusos. Éste es un desenlace que nadie imaginaba, pero que la inventiva popular, ayudadita por el gobierno, pudiera achacar al genio diplomático de Maduro. Éste ya dijo, para que no les quede duda de cuál será su actitud: Las dos banderas, venezolana y estadounidense, están de nuevo juntas y se ven muy bonitas.