Gustavo Tovar-Arroyo: La rara visita gringa

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¿Qué carajo pasó?

De nuevo la administración Biden sorprende al mundo con una incoherente decisión de política internacional. No se entiende bien qué desea ni hacia dónde va. Ocurrió en Afganistán y su retirada ineficiente y mortal que convirtió a la nación más poderosa del planeta y a su presidente en un hazmerreir militar, ahora otra vez ocurre con la visita “diplomática” a Venezuela en medio de una cruenta guerra mundial en la que la dictadura de Maduro ha apoyado la invasión criminal de los rusos a Ucrania.

A decir verdad, lo incomprensible es que un día antes a la rara visita, el gobierno de Biden había publicado un comunicado que acusaba a Venezuela de ser una amenaza para su seguridad

¿Quién lo sabe?

Prefiero creer que la administración Biden no improvisa en Venezuela como lo hizo en Afganistán o con la crisis rusa. Prefiero imaginar que se trató de un acto de inteligencia (CIA) que político o diplomático. Porque si lo que se aspiraba el diálogo o la liberación de los presos políticos norteamericanos encarcelados por el chavismo, no hacía falta que fueran los representantes del Departamento de Estado y de la Casa Blanca juntos. O unos u otros. No la comitiva que fue.

Es raro lo sucedido, muy raro, pero prefiero considerar que se trata de una acción de inteligencia militar para entender en dónde está el madurismo que de un error.

Who knows?

¿Por qué hacen eso?

Un grupo de Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) financiadas por el chavismo, por boliburgueses y financistas vinculados con tenedores de bonos venezolano han sido creadas últimamente en los Estados Unidos y básicamente se dedican a promocionar diálogos inútiles entre la tiranía y la oposición o a servir de propagandistas de la supuesta benevolencia de algunos chavistas: “Hay chavistas que son buenos, se puede dialogar con ellos.”

No conocemos un solo chavista que no sea un criminal, ni uno. Son sin duda una peste asesina que ha arruinado a Venezuela. Espero que Biden no se haya dejado engañar.

Why do they do that?

¿Qué diablos está pasando?

Entiendo que estamos entrampados en cuanto a una solución frente a los criminales de lesa humanidad que rigen Venezuela. Dos posturas antagónicas, la primera de negociación y diálogo y la segunda de confrontación, sanciones y presión total, nos tienen mareados y sin rumbo claro al cual seguir. Por eso entendería la reunión en Caracas si es de inteligencia militar, pero si no fue así, si se trató de un avance oportunista para obtener petróleo o la liberación de los norteamericanos detenidos, como se ha dicho y visto, habría sido una claudicación irreparable.

Lo cierto es que la narrativa posterior a la visita ha traído más dudas que certezas y la contundente opinión del senador demócrata Menéndez nos dejó desconcertados a todos.

What the hell is going on?

¡Dios nos salve a todos!

La guerra criminal de Putin contra Ucrania ha dejado muy mal parado al presidente Biden, su gestión –aunque la entendemos porque evita una guerra mundial– ha sido comunicacional y políticamente incomprensible. Su accionar tan errático como obvio ha permitido a Putin actuar con previsibilidad de que no habrá represalia y por supuesto con total impunidad asesina. La endeble respuesta del país más poderoso de mundo ha provocado un caos criminal en la digna Ucrania.

La visita a Venezuela puede convertirse en el peor error que Estados Unidos haya cometido en América Latina, la percepción de lo ocurrido es muy mala, ¿lo será también lo negociado?

God save us all!

Posdata atemorizada

Como ciudadano americano, ruego, pido, exijo a mis compatriotas que lideran las conversaciones con criminales maduristas que sean coherentes y que si no saben qué hacer es mejor no hacer nada. Confío en mi nuevo país y confío en su gente, una improvisación puede hundirnos aún más de lo que ya estamos con la guerra. Actuemos como en un estado de emergencia, no con frívola banalidad.

 

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