El presidente chino, Xi Jinping, y la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen
La cumbre bilateral entre Bruselas y Pekín acaba en recriminaciones y advertencias mutuas sobre la crisis económica y de seguridad provocada por la invasión rusa de Ucrania
Ambiente sombrío, lenguaje sin vaselina diplomática y advertencias directas y tajantes. La cumbre de la UE con China, celebrada por videoconferencia este viernes, ha sido probablemente una de las más tensas de las 23 citas bilaterales que han mantenido los dos gigantes comerciales desde 1998. Los líderes comunitarios han exigido al presidente chino, Xi Jinping, que abandone su calculada equidistancia a favor de Rusia en la guerra de Ucrania y que se implique a fondo para imponer la paz. Sin apenas miramientos, la UE ha advertido a Pekín que con su indiferencia se está jugando su reputación internacional, unas palabras que evocan la sombra del estatus de Estado paria que Occidente intenta imponer a Rusia con sus sanciones. Los líderes han recordado a Xi que el daño a su imagen ya ha provocado una estampida empresarial e inversora en Rusia, un peligro que acecharía también a China si apoya la guerra del presidente ruso, Vladímir Putin.
“Esta cumbre no ha sido una más”, ha reconocido el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, al término del encuentro con Xi. Michel ha subrayado que “China no puede cerrar los ojos ante las violaciones rusas del derecho internacional” y ha urgido a Pekín a que “ayude a parar la guerra en Ucrania”.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, añadía, por su parte, que la reunión ha transcurrido “en una atmósfera muy sobria, con la guerra de Rusia contra Ucrania como telón de fondo”. Ambos han definido el diálogo con Xi y con el primer ministro chino, Li Keqiang, como “franco y abierto”, términos que aluden a la contundencia con que Bruselas y Pekín han defendido sus respectivas posiciones.
El ministerio chino de Exteriores, en un comunicado, también ha calificado la conversación como “sincera” y “en profundidad”. Lejos de comprometerse con la presión sobre Rusia que han reclamado Michel y Von der Leyen, Pekín se limita a indicar que Xi “siempre está del lado de la paz” y “alienta las conversaciones de paz a su manera”.
Desde el comienzo del conflicto, China ha adoptado una posición de “neutralidad escorada” hacia Rusia, su socio estratégico, y ha rechazado condenar el ataque ruso, que evita calificar de “invasión” o “guerra”. Se opone a las sanciones internacionales y responsabiliza del conflicto a la OTAN y Estados Unidos por no haber tenido en cuenta las “preocupaciones de seguridad legítimas” de Rusia.
Xi ha reiterado en la cumbre esa posición, al sostener que “la raíz de la crisis en Ucrania está en las tensiones de seguridad regionales que se han creado en Europa a lo largo de los años”, y ha instado a abandonar la “mentalidad de la Guerra Fría” en las arquitecturas de seguridad regionales y globales.
La UE exige a China que asuma su responsabilidad como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU y utilice su ascendiente sobre Moscú para detener la guerra cuanto antes. “También hemos dejado muy claro que China debe como mínimo no interferir en nuestras sanciones [a Rusia] si no las apoya”, ha advertido Von der Leyen.
Bruselas no amenaza expresamente a Pekín con imponerle sanciones en caso de que tercie a favor de Putin, con apoyo financiero o militar. Pero los líderes europeos han advertido a Xi de que las multinacionales están observando y evaluando la posición de cada país en el conflicto con vistas a decidir las inversiones a largo plazo.
“China se está jugando su reputación”, ha advertido Von der Leyen. Y los líderes comunitarios han recordado al presidente ruso que el daño reputacional ya ha provocado una estampida de empresas europeas en Rusia, una fuga que podría repetirse en el gigante asiático si la opinión pública europea percibe que Pekín apoya o financia la invasión de Ucrania, la muerte de civiles y la destrucción de infraestructuras neurálgicas en ese país.
El lado europeo no ha dudado en recordar a Xi la importancia del mercado comunitario para las exportaciones chinas. El comercio entre ambos bloques asciende a 2.000 millones de euros al día, mientras que el de China con Rusia es de 330 millones, según datos de la Comisión Europea.
Bruselas también ha tentado a Pekín con la calidad de las vacunas europeas contra la covid-19, desarrolladas con una nueva tecnología (ARN) a la que los investigadores chinos no parecen tener acceso de momento. “Siempre estamos dispuestos a compartir conocimiento y apoyo en esta materia”, ha ofrecido Von der Leyen tras recordar que en estos momentos la UE tiene al 70% de la población vacunada y al 52% con dosis de refuerzo, mientras que en China la pandemia todavía bloquea el 30% de la economía y al 25% de la población.
China, en cambio, ha culpado a Europa y a la comunidad internacional en general de “echar leña al fuego e intensificar las tensiones” con su castigo económico a Moscú. Y considera inaceptable lo que ha calificado como una alteración “por capricho” del sistema económico global y una “instrumentalización de la economía global como arma”.
Xi ha advertido que las drásticas medidas adoptadas por Occidente para golpear a Rusia pueden acarrear “graves crisis” en sectores como las cadenas de suministro, el comercio, las finanzas globales, la energía o la alimentación. Y que si las relaciones se deterioran aún más “podrían hacer falta años, si no décadas, para volver a enderezar la situación”.
“Las sanciones también tienen un precio para nosotros en Europa, pero es el precio por defender la libertad y la democracia”, ha afirmado Michel. Y ha advertido a China: “Estaremos vigilantes ante cualquier intento de circunvalar las sanciones o de ayudar a Rusia a prolongar la guerra”.
El País de España