Carlos Mujica: Instantes

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¡Hoy, el presente! En realidad tiene temporalidad, el presente es el instante en el cual pulso una tecla; es instantáneo y por eso temporal. Fugazmente el tiempo se nos escapa en cada instante. ¿Son instantáneas las cosas? En un segundo nuestros órganos sensoriales: vista, olfato, audición perciben una ilimitada cantidad de aconteceres, cada instante es tiempo; tiempo que no se cronometra, pero que sin embargo, es tiempo. Que el hacedor del instante es tan inaprehensible que fugazmente se nos escapa. Ese efímero instante es a su vez para la humanidad que lo vive y lo padece todo el universo. Todo un universo que en el instante siguiente se ha olvidado. Sin que lo percibamos siempre se mantiene un instante presente. El instante que lo sustituye asume a su vez el presente porque todos los instantes son siempre presentes, porque el instante sustituido se extingue. La sutileza de los instantes del tiempo compite con la sutileza de los instantes percibidos en nuestro cerebro. La sutileza de los instantes temporales es la sutileza, sin que se perciba, de todos los acontecimientos que registra el cerebro, aunque ese registro psíquico instantáneo inmediatamente se olvide con la sucesión del instante que le sigue.

Nuestro cerebro pues, reproduce instantáneamente todos los acontecimientos que instantáneamente reproducimos mientras el instante que le sigue lo sume en el olvido. El instante no es el olvido ni el olvido es el instante presente. El instante se revela en imágenes de la realidad. El olvido, pues, es un mecanismo mediante el cual el instante presente se funde en el instante que le sigue. De modo que el olvido es la carencia entre dos instantes. El instante no es una apreciación personal sino un fenómeno del tiempo en el cual el olvido atrapado entre dos instantes. La humanidad hizo costumbre convertir un fenómeno natural discreto en el presente en un fenómeno natural continuo en la sucesión de presentes que se tornan en pasados.

 

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