Nicolás Maduro se va a inclinar a conversar porque necesita recursos, dijo Stefania Vitale

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Varios de los participantes de las conversaciones entre Maduro y ONG dentro del Foro Cívico se han defendido, primero aclarando que uno de los encuentros se hizo a título personal y que, además, sus acciones no representan el reconocimiento a la figura del gobernante. La investigadora en ciencias políticas, Stefania Vitale, expresa que este diálogo es necesario para lograr soluciones inmediatas y a largo plazo estructurales.

El martes 5 de abril se transmitieron los retazos de una reunión entre el gobernante Nicolás Maduro, parte de su círculo de confianza y diversos actores sociales vinculados al Foro Cívico. El objetivo del encuentro: reanudar los puentes de comunicación y concertar planes para atender las crisis política y social.

Otra reunión se produjo dos días más tarde para empezar a operativizar las propuestas, esta vez sin la presencia del mandatario y con la lupa puesta en los representantes de organizaciones no gubernamentales bajo el alegato de otorgar «legitimidad» al régimen venezolano.

Varios de los participantes se han defendido, primero aclarando que uno de los encuentros se hizo a título personal y que, además, sus acciones no representan el reconocimiento a la figura de Maduro.

«El señor Maduro desearía que su problema de legitimidad se resolviera con la visita de unos venezolanos (…) Sería muy básico decir que la visita de 12 ciudadanos le dio legitimidad», decía en una entrevista Mariela Ramírez, vocera del Foro Cívico y coordinadora de Dale Letra.

Tampoco consideran que este «toque técnico», como han denominado desde la sociedad civil al intento de diálogo, reemplace a los políticos en conflicto. «Los representantes de la sociedad civil no pueden sustituir a los actores políticos», reiteraba Keta Stephany, secretaria de información de Fapuv.

La economista e investigadora en ciencias políticas, Stefania Vitale, expresa en entrevista con TalCual que estos diálogos son necesarios para lograr soluciones inmediatas y a largo plazo estructurales para atender el plano social, pero dependerá del mismo Nicolás Maduro y las ONG que esto «no sea un asunto circunstancial».

También señala que las críticas vienen dadas desde el desconocimiento o la sensación de «desplazamiento» de algunos grupos políticos. «Independientemente del escenario, un grupo de sociedad civil conformado como el Foro Cívico es relevante para toda la composición en términos de articulación».

—¿Maduro puede estar buscando un salvavidas democrático con las ONG o le resulta más fácil transar acuerdos con ellos que con actores políticos?

—Tenemos que tener presentes cuáles son los incentivos de Maduro y su círculo más cercano, y esos incentivos hoy están atados a 2024, a una elección presidencial. Ellos comprobaron que pudieron ganar las elecciones de 2018 en medio de una gran falta de legitimidad, no solo por la gran abstención y el desconocimiento internacional. Entonces, se apunta a 2024 bajo el escenario de que van a dispensar una buena gestión pública, que no es una promesa nueva pero sí está enmarcada en un plan.

Hace unos meses tuvimos una muestra muy parcial con las elecciones regionales, donde se cedieron algunas condiciones electorales y sí hubo un cambio a favor; no el que totalmente queremos para el país, pero sí positivo a condiciones que se materializaron. Pero, al final del día, fue un proceso lleno de arbitrariedades certificado por la Unión Europea. Más allá del proceso mismo electoral, Maduro generó incentivos a la oposición y diferentes grupos a participar como la eliminación de los protectorados, eso lo ha cumplido hasta el momento. Hay concesiones pendulares y una apertura que es muy inestable. Luego se habla de una mejora, pero es una mejora tenue. Nadie en su sano juicio querría volver a las condiciones de 2013, por ejemplo.

Maduro se va a inclinar a conversar porque necesita recursos, que pueden ser liberados a través de la desactivación de las sanciones. Eso, evidentemente, sería en el marco de conversaciones con Estados Unidos y una negociación.

El tema de las sanciones es polarizante, por lo que Maduro va a buscar grupos que estén más dispuestos a la conversación y analizar esto de forma más seria, pero ¿qué tan creíble puede ser el régimen de Maduro? También depende de ellos mismos que esto no sea un asunto circunstancial, que solo mire a 2024 con miras a obtener recursos para su campaña o la gestión. Además hacer campaña comunicacional para vender esto como una mejora cuando no lo es y después olvidarse de los compromisos.

¿Cómo hacer más bien que Maduro cumpla con sus compromisos? Desde las oposiciones, se tiene un grupo de la sociedad civil que es válido, porque la sociedad civil debe tener una expresión y una voz, y es importante. En cualquier democracia del mundo necesitas acción colectiva.

Maduro debe estar demandando a grupos opositores diferentes al G4 —eso es válido—, que se sienten en esa mesa los grupos que representan a un mapa regional porque tienen cierta legitimidad; además del propio G4 y la sociedad civil que también es importante allí.

—¿Tienen suficiente peso estas ONG para lograr acuerdos sociales con el gobierno de Maduro?

—Eso estaría por verse. Parcialmente están en manos del Foro Cívico —del cual no formo parte— ganar legitimidad dentro de la misma sociedad. Ellos han expresado que se han reunido con diferentes sectores y van a seguir haciéndolo. También reunirse con las comunidades, desde lo micro hasta lo más grueso de las representaciones del país, y en la medida de que eso ocurra el Foro Cívico tendrá un activo más fuerte, una voz mucho más relevante en conversaciones sobre los grandes temas del país.

—Después de las reuniones se vieron diversas respuestas en redes. ¿Dialogar, lograr acuerdos con Maduro debilita o desacredita a las ONG y los actores sociales?

—No los va a desacreditar. No obstante, qué está pasando, hay unos ruidos en redes sociales. Hay unos ruidos de personas, imagino yo, que no tienen toda la información o no saben lo que está pasando. También de grupos que están en redes sociales navegando en representación de dolientes, es decir, de grupos políticos que se ven amenazados por la sociedad civil y no debieran verlo de esa forma. Independientemente del escenario, un grupo de sociedad civil conformado como el Foro Cívico es relevante para toda la composición en términos de articulación.

Buscar una solución negociada para Venezuela requiere una articulación constante de intereses y actores, si hay una representación más o menos importante de la sociedad civil como ellos (Foro Cívico) que están velando porque precisamente no queden temas socioeconómicos o políticos por fuera, eso hay que aplaudirlo.

Por el lado de los grupos políticos se sienten amenazados porque no cumplieron con los objetivos de cambio político, tenían un cuantioso monto de recursos y no hicieron la tarea, abandonaron el trabajo político a lo largo del territorio, aunque entiendo que lo están rescatando. Entonces, en lugar de mirar esto con malos ojos, creo que debería haber muchas más conversaciones entre todos estos grupos y reorganizarse dentro de la oposición.

Estas ONG al igual que los grupos políticos que puedan estar en estas conversaciones, al igual que Estados Unidos, no deben perder de vista toda la democratización y reinstitucionalización del país. Hay que pensar inteligentemente cómo pintar de barniz a una futura negociación para que sea creíble, es decir, que el cumplimiento de los acuerdos de cada parte sean intertemporales, que ningún grupo se sienta amenazado de que se van a incumplir. Eso es vital para ambos, es el régimen político de Maduro versus los grupos políticos y sociales que representan a ese sector de la población que se opone a Maduro

—El Foro Cívico, en conjunto al cuerpo diplomático, está preparando encuentros entre los actores políticos. ¿Es necesaria esta intervención de la sociedad civil? 

—Totalmente. La impresión, a raíz de las declaraciones y acciones, es que una parte del G4 estaba abrazando parte del statu quo y eso no puede ocurrir. Están retomando trabajo político, etcétera; pero algunos sectores políticos no han abandonado la retórica vacía e ineficiente de Maduro se tiene que ir. Es lógico, nadie quiere vivir bajo un régimen autoritario, pero ¿cómo operativizar o instrumentalizar eso? Allí no había movimiento en los últimos meses que sea sistemático y realista.

Estamos acostumbrados a que la sociedad civil no tenga una voz tan fuerte y debemos acostumbrarnos a que sí la debe tener. De esas aguas, estos lodos. Esa es la naturaleza de la acción colectiva que además es difícil de transformar. Eso va desde la junta de condominio hacia arriba. Está en caso de Túnez, donde la sociedad civil fue protagonista de su propio cambio político.

—Decía Feliciano Reyna en una entrevista «los esfuerzos hay que hacerlos». ¿Hasta qué punto es válido sin que se vulnere a las propias ONG?

—Por eso es que los procesos de negociación son importantes para puntualizar este tipo de cosas. Las ONG han estado amenazadas y perseguidas por la coalición de Maduro. Aquí no hay reputación en juego. Las ONG, incluso la misma que representa una persona tan respetable como Feliciano Reyna, están prestando su tiempo, su esfuerzo, su conocimiento de la crisis humanitaria para abrirle campo a iniciativas que puedan conseguir soluciones parciales y más estructurales. Eso merece de entrada un aplauso.

Ahora, precisamente, el involucramiento de estas ONG tendría que reforzar la necesidad de que el funcionamiento cabal de las ONG debe ser respetado en todo el territorio nacional.

—¿Es importante que los actores sociales en conversaciones con Maduro sigan informando adecuadamente sobre los encuentros y los acuerdos?

—Sí, eso forma parte de las metodologías de negociación y ahorita estamos en una especie de etapa previa. Siempre que haya una metodología en cuanto a la comunicación, que es importante, es necesario informar a las comunidades, a la sociedad, a través de diferentes mecanismos por lo menos de lo esencial, que sea siempre genuino.

Luisa Quintero -TalCual

 

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