¿Entramos en la tercera guerra mundial? Pues mis apreciados lectores, todo parece indicar que es muy probable. Tomemos en consideración que el principal protagonista de esta llamada Operación Especial Militar, lo hizo utilizando pueriles argumentos en su pretendida justificación de esa criminal invasión, como por ejemplo que Ucrania era una cueva de nazistas, ignorando que el presidente y tres ministros de ese gobierno son judios, y que un 5 % de la población tiene esos orígenes étnicos. Putin entre otras argucias y pretextos para su cometido invasor, acusó al estado Ucranio de aplicar prácticas de genocidio en las regiones del Donbass, exactamente lo que sus soldados estan practicando en todo el territorio invadido desde el mismo inicio de las operaciones.
En este primer balance menciono el aspecto principal de nuestro universo: la vida. Fuentes de inteligencia occidentales, tales como la CIA, el M16 britanico o el Servicio Federal de Información o “Bundesnachrichtendienst” (BND) de la república Alemana consideran alrededor de 23.000 soldados rusos los caídos en combate, más unos 3.500 soldados del ejército ucraniano. Triste primer balance de estos primeros 50 días de combates, sin agregar obviamente las víctimas ejecutadas con frialdad, hecho conocido como crímenes de guerra. Pero la factura que deberán cancelar estos criminales, deberá incluir los males causados al ser responsable de más pobreza, no solo en los países en guerra, sino en buena parte del mundo, al crear situaciones las cuales conllevan el desmejoramiento de las condiciones de vida de esas naciones y que dependen en buena parte de Rusia y Ucrania como proveedores de esenciales materias primas. Solo basta recordar que entre ambos países producen más del 50 % del grano, la madre de todos los alimentos y Rusia es el primer proveedor de energía para buena parte del mundo.
Para la Federación Rusa las sanciones económicas, sociales y políticas que el mundo civilizado le ha impuesto se ha traducido en un rápido deterioro de sus estándares de vida, niveles que con el pasar de estos 30 años post Unión Soviética, para una gran parte de la población eran sinónimo de mejoría. Esta realidad la podemos ver con un ejemplo, el de la esperanza de vida:
www.datosmacro.expansion.com/demografia/esperanza-vida/rusia.
Pero parece que esta ganancia, más de la sociedad rusa que de ese déspota, de nada sirvió, no le fue suficiente y decidió regresar al pasado con todos los recuerdos de su experiencia como esbirro de la nada honorable KGB. Así tanto como los técnicos del Banco Central de la Federación Rusa, como los del Fondo Monetario Internacional concuerdan que de no resolverse este conflicto en tiempos perentorios, la nación de Lenin y ahora de Putin, camina a grandes y rápidos pasos hacia la condición de país en default, pasos los cuales los acerca a los deprimentes niveles de calidad de vida de la ya fallecida Unión Soviética, ya casi olvidados por ese pueblo tan sufrido históricamente.
Hasta el 24 de febrero (también en Venezuela el mes de febrero recuerda tristeza) Rusia mejoraba sus estándares de vida en forma rápida y constante como lo hemos visto con un dato relativo a la esperanza de vida, el cual nos dice mucho del comportamiento de su desarrollo social y económico. Igualmente observo como la tasa de desempleo, la cual normalmente en países de Europa se mantiene en 10 %, (Italia, Francia y España p.ej) mientras que en la Rusia actual, aquella que inspiró Mijail Gorbachov con su Perestroika
se mantiene en un 4.9 %, sin olvidarnos que la inflación en el año 2020 fue del 3.1 %, solo un punto y medio superior a la de la media europea.
Mientras Ucrania, la nación agredida y víctima de comportamientos inhumanos, era un país donde su crecimiento interanual era de un decente 3.5 %, al inicio de la invasión el Fondo Monetario Internacional calculó una caída de un 13,5 % siempre y cuando la guerra terminase en 45 días como máximo, caso contrario su pérdida de la producción de riqueza rondará el 45 % como mínimo para el año en curso. Venezuela perdió entre los años del 2016 al 2019 cifras equivalentes. Solo víctima del enemigo interno.
Desde la perspectiva global, somos testigos presenciales del vertiginoso proceso inflacionario que está viviendo la mayoría de los países, tantos los ricos, que al final como ricos sufren menos y los pobres, a quienes el fantasma del hambre se hace presente ya como huésped fijo de sus humildes hogares. Aquí podríamos concluir esta parte del primer balance utilizando un adjetivo: Sombrío, muy sombrío el futuro de esos dos pueblos de los cuales me declaro amigo y admirador. Vladimir Putin no es Rusia, es solo él con sus oligarcas, así como Maduro no es Venezuela, es solo él con sus ladrones.
Pero pasemos ahora a visitar la fábrica de amenazas, esa que si está en plena producción y que por el desarrollo de la guerra seguirá en alza. Comencemos con la primera y la cual es posiblemente la de más peso. Se trata con la cual el pasado día 2 de marzo Putin apareció ante las cámaras de la televisión rusa, quien para psicólogos y psiquiatras en ese momento se notaban síntomas de creciente nerviosismo. Era de esperar, ya que por los resultados, por el esperado, sería los de un saludo a la bandera, ya que los servicios secretos le habían asegurado que esa campaña sería finalizada como máximo entre una semana y 10 días. Coloquialmente hablando era como “un tiro al piso”. Pero como todos sabemos así no ocurrió. Se percibe que este fracaso conminó al presidente Putin a amenazar, no solo a los países de la OTAN, sino al mundo entero, con el empleo de armas nucleares y asi desatar un holocausto. Si efectivamente, el 2 de marzo acompañado por los otros dos generales, custodios ellos de los botones nucleares complementarios afirmó: ”Debido a que los más altos funcionarios de los principales países de la OTAN se permiten declaraciones agresivas en contra de nuestro país, estoy ordenando al ministro de Defensa y al jefe del Estado Mayor poner las fuerzas de contención (nucleares) del Ejército ruso, en régimen especial de servicio”, dijo en su mensaje a la nación sentado en un extremo del curioso escritorio de de 5,5 metros de largo.
La decisión de anunciar al mundo su orden de activar el arsenal nuclear, utilizando la trivial excusa por la cual Rusia corría el grave peligro de desaparecer ante el manifestado apoyo del mundo civilizado a la República de Ucrania, expresado inmediatamente después de iniciada la invasión, con la aplicación de sanciones extremadamente duras. Para muchos expertos esta declaración a pocos días de su fracaso de invadir y cambiar el gobierno de Ucrania por sus acólitos demostraba frustración y debilidad, aspectos estos de gran mortificación para un autócrata aparentemente auto aislado del mundo que le rodea.
El presidente Putin ha declarado que las sanciones, dependiendo de su alcance, podrían ser consideradas como una amenaza a su existencia como nación. El dia 22 de marzo el portavoz del presidente Putin, Dmitry Peskov, hombre de su absoluta confianza, volvió a amenazar al mundo con el pretexto ya utilizado por el presidente autócrata 20 días antes.
Pero Moscú dos días atrás, el 14 de abril amenazó con desplegar armas nucleares junto a los países nórdicos si Finlandia y Suecia se adhieren a la OTAN. “No habrá nada más que hablar sobre cualquier estatus no nuclear de la región del Báltico, el equilibrio deberá ser restablecido”, ha asegurado el vicepresidente del Consejo de Seguridad Dmitry Medvédev. Sin embargo, los países de la región advierten de que la zona no está desmilitarizada y Rusia ya cuenta con armas nucleares en el enclave de Kaliningrado, en fin otra mentira del gobierno de Rusia.
La Federación Rusa cuenta con el mayor arsenal nuclear del mundo, unas 6.257 cabezas nucleares. De las cuales unas 2.000 de las ojivas nucleares rusas son de corto alcance, las llamadas armas nucleares “tácticas”. Se trata de armas nucleares mucho más pequeñas, diseñadas para ser utilizadas contra tropas, instalaciones militares y búnkeres. El ejército ruso también ha lanzado en su cínicamente llamada Operación Militar Especial, la bomba termobárica, la cual es equivalente por el daño que causa a una bomba nuclear táctica. El día 4 de marzo el ejército ruso empleó una de estas bombas. Importante es mencionar que dio exactamente en el blanco previsto por los militares rusos: un hospital materno infantil en Mariúpol. Y el mundo se pregunta ¿Hasta dónde el mundo le permitirá a ese grupo de irresponsables y cleptómanos continuar en su política de poner el mundo de rodillas por el temor a que se utilice ese poder nuclear con su irresponsabilidad ya demostrada?
Concluyo esta nota citando al Profesor Paul Poast de la Universidad de Chicago, quien sostiene que la participación activa en la guerra va mucho más allá de enviar tropas al campo de batalla. Para este politólogo, armar o financiar a uno de los bandos de un conflicto es también participar activamente en él. La Unión Europea, la OTAN y los Estados Unidos lo están haciendo. Entonces si tomamos la afirmación del profesor Poast como buena ¿Ya estamos en la tercera guerra mundial? ¿Y si así fuese, será solo convencional o también…?
Anfi del Mar el 17 de abril del año 2022.