La Refinería de Puerto La Cruz, como el resto de la industria petrolera del país, está condenada a la desidia por el régimen chavista desde hace más de 10 años. Basta con recordar el derrame de hidrocarburos registrado en las costas de Lechería a mediados de marzo de 2022, o el incendio que se produjo en el interior de la planta días después, para tener una idea de su nivel de deterioro.
Hay que recordar también que estas instalaciones estuvieron paralizadas prácticamente en un 100% por alrededor de cuatro años. Y fue hasta finales de 2020 cuando se inició un proceso de recuperación que al día de hoy sigue sin concretarse en su totalidad.
Según explicó José Bodas, secretario general de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela (Futpv), la producción en la refinería porteña se ubica hoy en 100.000 barriles diarios, aun cuando la capacidad máxima es de 187.000l b/d.
“Desde hace un año que se comenzó a producir de nuevo, todo ha sido muy intermitente. La política que está promoviendo Pdvsa es de aumentar a, por lo menos, 150.000 b/d, pero dado el estado en que se encuentra la refinería, es imposible”.
Asimismo, detalló que la producción se divide actualmente entre las plantas destiladoras atmosféricas DA-1 y DA-3, siendo la primera la que ofrece mayor eficacia.
A media máquina
Bodas señaló que hay muchos “cuellos de botella” que obstaculizan el desempeño de la refinería e impiden llegar a la meta propuesta.
“Primero que todo, el estado actual de las calderas no es el más favorecedor. Estas son las que se encargan de producir vapor y hay demasiadas deficiencias. Además, a eso debemos sumarle las fallas en las turbinas, que son las que distribuyen el vapor”.
El sindicalista agregó que otro de los impedimentos para trabajar a un ritmo ideal son los equipos y compresores que tienen altas vibraciones. Y es que para evitar accidentes, están obligados a mantener las vibraciones bajas, lo que a su vez causa que caigan los flujos.
“Hay fugas, inconvenientes con los hornos, y ahora hasta las lluvias serán un factor influyente en la producción”. En ese sentido, el analista petrolero William Hernández ve como un “ensayo y error” todo lo que está haciendo el régimen de Maduro por recuperar la producción, sin dedicar el tiempo y dinero necesario.
“En el intento desesperado por sacar a flote nuevamente a la industria, han ocurrido varios incidentes como derrames e incendios, que afortunadamente no han dejado víctimas fatales, pero es peligroso confiarse”.
Inversión millonaria
Para acabar con todo tipo de contratiempos y generar los 187 mil b/d para los que está construida la refinería, Bodas afirmó que es necesario hacer un esfuerzo de gran envergadura que amerita prácticamente la reconstrucción de la refinería. Y evidentemente, esto requeriría una gran inversión y años de trabajo.
“Es difícil dar una cifra exacta, pero la cantidad de dinero que se debe gastar para recuperar la producción se aproxima a los 2.500 millones de dólares. Y una vez hecha la inversión, los frutos no se verían sino en dos años como mínimo”.
El vocero gremial detalló que, así como hay equipos que necesitan un “cariñito”, hay otros que es necesario sustituirlos. “Por ejemplo, las calderas deben ser reemplazadas, así como los tubos, el sistema de agua, bombas y torres. Otros necesitan mantenimiento para ser mejorados, mientras que algunos requieren una actualización, ya que son máquinas con tecnología de hace más de 50 años. Así sí mejoraríamos la producción”.
El secretario general de la Futvp reiteró que la reestructuración debe ser a un nivel tan profundo que hay que optimizar hasta el agua que se trae del río Neverí para ser tratada y luego distribuida en todo el sistema.
Caso omiso
Bodas recordó que en el año 2010, cuando todavía era presidente de Venezuela el fallecido Hugo Chávez, se le advirtió al Ejecutivo Nacional sobre el estado preocupante de la industria petrolera, pero nadie hizo caso.
“En conjunto con la Corriente C-Cura presentamos un informe de toda la situación en que se encontraban las empresas mixtas, muelles, refinerías, gasoductos y oleoductos. Advertimos que la industria se caía a pedazos por falta de inversión y aun así todo siguió como si nada”.
Aseveró que a la ya comprometida situación, se le sumaron las sanciones del gobierno de Estados Unidos, que a su juicio tuvieron un impacto casi mortal para Pdvsa.
Por su parte, Hernández coincidió en que el bloqueo a nivel internacional trajo consecuencias nefastas para la petrolera estatal, porque algunos equipos con los que se hacía mantenimiento preventivo y correctivo eran importados de la nación norteamericana.
“Como paliativo, el chavismo hizo alianzas estratégicas con Irán, pero ellos manejan otro tipo de tecnología que no va acorde a los equipos que hay en Venezuela y esa es otra causa de la intermitencia”.
Negociaciones con EEUU
Bodas reconoció que los posibles acuerdos que se están negociando con el gobierno de Venezuela y su par estadounidense sería una buena noticia para todo el que hace vida en la industria petrolera, pues de esa forma tomaría más fuerza la idea de incrementar la producción al nivel máximo y los interesados estarían obligados a invertir.
“Obviamente sería positivo para la clase trabajadora. Actualmente somos alrededor de 1.000 los que estamos fijos en la empresa, cuando en su mejor momento éramos, al menos, 2.300. Pero ya todos sabemos la situación salarial y la cantidad de deudas que desmotivaron al trabajador y lo obligaron a buscar otras alternativas para generar ingresos”.
Sin embargo, advirtió que no hay que dar nada por sentado todavía hasta que salga un anuncio oficial por parte de las autoridades. “Por lo pronto, tenemos que seguir trabajando en las condiciones que venimos haciéndolo desde abril del año pasado, con la mayor cautela posible”.
Javier A. Guaipo – Lapatilla.com