Gloria Cuenca: La ilógica politiquería III

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En este tercer artículo, termino de expresar la angustia y preocupación por lo que pasa en Venezuela. (No significa que mi angustia y preocupación no sigan. Más, no vuelvo a escribir sobre eso.) Reviso con atención: me doy cuenta de algo que resulta impactante. He escrito, desde hace más de 25 años, constantemente, sobre política. He dicho y publicado, tanto aciertos, como errores. Éstos, los errores, básicamente, por ser optimista y creer que no llegaríamos a la actual situación; que triunfaría la democracia sobre la tiranía; que los del gobierno tenían un mínimo de vergüenza y al saber que los rechazaban mayoritariamente, dejarían el poder. Debo admitir que también he confiado en casi toda la oposición, casi en automático; sin meditarlo con asertividad y adecuadamente. Otro error, imperdonable. Tengo que pedir perdón, -varias veces- por mi ingenuidad, a pesar de la cantidad de años, de lo vivido y conocido, pareciera que creí tanto, que me volví creyón, disculpen el coloquialismo.

Tampoco me puedo vanagloriar de las cosas dichas que resultaron ciertas. No sirvió para nada. Casi nadie cree en lo que decimos los opinadores. Sí les parece, bueno, le dicen a una, ¡Qué bien lo escrito en el artículo de esta semana! Pero, los líderes de opinión, (no se si desaparecieron) no leen, y, parece que nada de lo que se diga, vale la pena. Ni siquiera para reflexionar.

El caso es que, la politiquería, que impera en cualquier escenario, es el principal enemigo de la serenidad y la sensatez, que debería ser constante en la mente de quienes aspiran a conducir el país. La pregunta que deberían hacerse es: ¿quiero el poder para qué?; ¿podré hacer lo que he planificado? ¿He pensado y reflexionado sobre el cómo? ¿Qué haré con los opositores? ¿Cómo manejaré el problema de la corrupción y la delincuencia? Estas son solo, algunas de las preguntas vitales.  ¿Se las hacen nuestros líderes? O, la preocupación estriba: ¿quién va primero, tu o yo?, ¡Tu habla de primero, pero yo cierro! Chico, mejor ¡quítate tu para ponerme yo! En la tarima, tantos de los militantes ‘A’, versus tantos de los militantes ‘B’. ‘Hay que cuadrar a la gente’, ‘Ese hombre es mío/a.’ ¡Te encadenastes y pasastes tantos minutos más que fulano! ¡Lo cobraremos! Será qué: ¿Olvidaron qué es lo trascendente? ¡Salir de este régimen! Imposible, plantearse, esperar- me refiero a los egos- hasta después de haber tenido la solución al problema: salir del régimen y entonces, solo entonces, dedicarse a los propios intereses, a cumplir sus funciones, a madurar con calma, a ser efectivo, servir a la patria, ser reconocido, influyente, o lo que quiera que le interesa. O, se trata, simplemente, que saben que no pueden hacer nada concreto para resolver los problemas. Me carcomen las dudas. Así no se puede vivir. Menos aspirar nada concreto.

Y, ¿Cómo entra la politiquería en todo esto? Simplemente, de eso se ocupan a diario estos personajes, es su ocupación principal: politiquería y de la peor. Nos vemos envueltos en fakes, consignas, manipulaciones, prácticamente, sin darnos cuenta.  Resulta dañino para todos. Acaba con la Fe y casi con la Esperanza. Efectivamente, nos encontramos en una encrucijada terrible, y muchos compatriotas lo resuelven emigrando del país, a pesar de todas las implicaciones que tiene esa acción. Especialmente por los riesgos que se corren y por la xenofobia existente, en contra de los connacionales. ¿Cómo será el malestar? Nada los asusta: ni los horrores de la Selva del Darién, ni el desierto de Antofagasta, ni cruzar el Río Bravo. Hablamos de muerte, de agresiones de todo tipo, incluidas las sexuales, de las humillaciones, el hambre, las penurias, los robos y demás acciones, que ni se nos cruzan por la cabeza y que, en efecto ocurren. Nada, ni nadie los protege. Los niños casi abandonados, pierden la nacionalidad, muchas veces no pueden estudiar. Una auténtica catástrofe. Debería preguntarse la gente del gobierno. ¿Por qué se van los venezolanos? ¿Ellos creen que lo hacen bien? Hablan tonterías, les encanta discursear, verse en los medios y no cumplen con sus verdaderas funciones: las de servicio. Tal como dije al comienzo, a otra cosa mariposa. Nada más que decir al respecto.  Muchos temas sobre los que escribir, nada de politiquería, nunca más. Se contamina una, sin darse cuenta.

 

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