Pedro Morales: “Recuperación” sin valores, universidad, economía real y salario vital

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El creciente avance del control mental (“The future of mind control”) en el orden individual y colectivo es un hecho innegable e incontrovertible por más que se ignore o menosprecie en algunas latitudes geográficas. Tanto así que ha  contribuido a allanar el terreno al inminente colapso mundial multifactorial, que incluye por supuesto a la “sensible” dimensión económica, que para el caso que se trata aquí se plasma concretamente en la ineludible catástrofe alimentaria que se avecina (“The coming food catastrophe”); donde la escasez de alimentos y las materias primas (maíz, trigo, aceite de girasol, cebada, etc.), la subida incontrolable de los precios de estos productos finales e intermedios, conforman (como un hecho real e irreversible)  las condiciones tormentosas para una “megahiperestanflación” y hambruna generalizada pero esta vez a escala global: porque en Venezuela la hemos estado sufriendo progresiva y exponencialmente en los últimos tiempos.

Y esto ya no como un evento profético bíblico de los tantos que se han venido comprobando a la luz de los hechos, sino la premonición también verídica de las múltiples  cumplidas (tal vez porque es un medio donde de antemano se declaran intenciones de lo que se pretende desarrollar),  una vez que han sido presentadas, tituladas y descritas en la misma portada de la revista británica “The Economist”, que para el caso de la reciente publicación (21-05-2022), titula y visualiza la hambruna globalizada por un tiempo indefinido, con la implicaciones nefastas o fatídicas sobre al menos el 80% de la población mundial.

Sobre este contexto o panorama bastante fatalista, pero al mismo tiempo confiando plenamente en la divina misericordia de Dios Padre y en la protección auxiliadora de nuestra Santísima Madre María, proseguimos en el análisis con la proposición central formulada en el texto expositivo anterior (21-05-2022) relacionado con el “bono salarial humanitario”:

La propuesta de “Ley de Ajuste Venezolano” así como lo ha sido el “Estatus de Protección Temporal” (TPS),  son de oportuna y pertinente  solidaridad humana para aproximadamente 400.000 venezolanos que se encuentran en el territorio de los Estados Unidos de América (EE.UU.), pero de la misma forma es urgente una protección y resguardo humanitario para más de 20 millones de venezolanos que residen en Venezuela. Por consiguiente se exhorta que inicie un similar proceso, pero en este caso para lograr que el gobierno de los EE.UU. libere nuestros recursos, y en un tiempo perentorio se puedan realizar las transferencias mensuales respectivas bajo la figura de ayuda monetaria o bono salarial humanitario por un monto superior a los mil quinientos dólares (1.500 USD), en este caso, a los trabajadores que residen en Venezuela: todos ellos bajo la categoría de población económicamente activa e incorporando igualmente a los  jubilados y pensionados.

Se solicita la buena voluntad de toda aquella persona  que se sienta identificada con esta petición (sea venezolano o de otra nacionalidad), para que pronuncie su apoyo comprometido y solidario a esta gestión, mediante el llenado del formulario muy breve que se halla en:   https://bit.ly/3wUFEh2  (El Nacional, 21-05-2022  https://bit.ly/3wUUFj6).

« ¿Nos comimos las verdes y ahora nos corresponde disfrutar de las maduras

Estamos en plena recuperación económica asevera con insistencia el régimen gubernamental venezolano, lo que igualmente secundan algunos agentes económicos  pertenecientes al sector empresarial y economías domésticas, que de alguna manera u otra se encuentran “favorecidos” con el flujo circular monetario, que se alimenta y retroalimenta de fuentes de ingresos no provenientes de la propia economía real de nuestro país.

En realidad nos encontramos inmersos dentro de una  burbuja antieconómica, sostenida sobre una volátil y al mismo tiempo vulnerable dependencia: peor que la renta petrolera. Sin exagerar, una actividad económica que apenas se motoriza con los ingresos provenientes de otras categorías de ingresos agravantes, que son diametralmente opuestas al salario fijo infravalorado e inconstitucional que reciben los trabajadores de Venezuela.

En otras palabras, dicha recuperación será simplemente imposible de alcanzar de manera ética, equilibrada y sostenible, debido a la incesante rencilla, protagonismo efectista de los dirigentes y ansias ilimitadas de perdurar en cualquier parcela o isla de poder, a la amorfa y atomizada sociedad con valores humanos, cardinales y teologales en decadencia, a  la política de estado de negar la reactivación de las universidades de excelencia y calidad, a la persistencia del modelo de enclave rentista que niega la diversificación y expansión de la economía real,  y además con la renuencia premeditada de remunerar al trabajador decente con un salario mínimo vital  con pertinente poder adquisitivo. Entonces veamos en parte de donde emanan estas aserciones:

La brutal crudeza de la situación que nos ha correspondido padecer a los venezolanos en todas las dimensiones de la vida (económica, social, moral, espiritual, etc.), sin duda nos ha conducido a una situación de miseria extrema, ubicada incluso por debajo de la línea de pobreza internacional. “La pobreza degrada y destruye, moral, social y biológicamente al más grande milagro cósmico: la vida humana. La existencia de la pobreza es una aberración de la vida social, un signo evidente del mal funcionamiento de la sociedad” (Boltvinik, 2003)

En efecto, solo limitándonos al periodo entre el año 2013 hasta finales del 2021, el “Producto Interno Bruto” (PIB), es decir la producción material total medida en unidades monetarias (que representa el criterio economicista o  mundano por excelencia para medir el bienestar y prosperidad de la naciones), y además generada en Venezuela por todos los actores económicos que integran los diferentes sectores de la producción, ha mantenido una drástica merma en su magnitud, al pasar de los US$258.993 millones hasta la cifra de US$42.530 millones, lo que indica una caída estrepitosa en el orden de los  US$216.463 millones o del 84 % aproximadamente. Que en términos del producto per cápita, significa una reducción significativa para cada venezolano: al pasar de los US$8.697 a los US$ 1.542.

Asimismo es una verdad inobjetable, que la seguridad alimentaria venezolana o   autoabastecimiento con producción nacional, no supera en promedio el 30%. Así por ejemplo: “De cada 10 arepas consumidas este año, solo 2 fueron preparadas con maíz nacional, las otras 8 con el importado” (El Nacional, 13-12-2018: https://bit.ly/3a3ufUE )

Es decir, a través de la  economía de puerto, que significa un negocio extraordinariamente rentable para los involucrados (pero divorciados en pleno con los intereses de la actividad económica, la economía real y la población del país), es como se ha fundado de espalda a la soberanía nacional, el incorrecto e insustentable proceder para satisfacer las necesidades de alimentación.

Basada en esta realidad se deduce del modelo teórico matemático ya antes reseñado como “Sistema de Información: Proyección y estimación IPAP”, que para un abastecimiento con producción nacional del 30% (y el 70 % proveniente del extranjero), y con una supuesta tasa de crecimiento anual del PIB del 7 % (cuestión sumamente difícil dado el plan globalista afincado en el neofeudalismo, la necroeconomía y la necropolitica,  a la par de las tendencias mundiales y locales no tan halagüeñas observadas en múltiples variables, y no solamente en las económicas), se tendría que realizar un esfuerzo comprometido y mancomunado como país por un tiempo alrededor de los 33 años para lograr recuperarnos efectivamente.

Atmósfera espiritual:

Las personas que se incomodan y enojan cuando se habla con la verdad proveniente del Espíritu de Dios,  son las que se rigen por el “padre de la mentira”.  Entonces, así genere reacciones negativas de parte de esas personas, la actitud seguirá siendo: anunciar el amor de Dios, denunciar el engaño y manipulación que vivimos, y renunciar definitivamente a  la mundanidad o espíritu del mundo… En tal sentido téngase presente a Génesis 41, 1-36:

“Aconteció que pasados dos años tuvo Faraón un sueño. Le parecía que estaba junto al río;  y que del río subían siete vacas, hermosas a la vista, y muy gordas, y pacían en el prado.  Y que tras ellas subían del río otras siete vacas de feo aspecto y enjutas de carne, y se pararon cerca de las vacas hermosas a la orilla del río;  y que las vacas de feo aspecto y enjutas de carne devoraban a las siete vacas hermosas y muy gordas. Y despertó Faraón.  Se durmió de nuevo, y soñó la segunda vez: Que siete espigas llenas y hermosas crecían de una sola caña,  y que después de ellas salían otras siete espigas menudas y abatidas del viento solano;  y las siete espigas menudas devoraban a las siete espigas gruesas y llenas…

…El sueño de Faraón es uno mismo; Dios ha mostrado a Faraón lo que va a hacer.  Las siete vacas hermosas siete años son; y las espigas hermosas son siete años: el sueño es uno mismo.  También las siete vacas flacas y feas que subían tras ellas, son siete años; y las siete espigas menudas y marchitas del viento solano, siete años serán de hambre.  Esto es lo que respondo a Faraón. Lo que Dios va a hacer, lo ha mostrado a Faraón.  He aquí vienen siete años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto.  Y tras ellos seguirán siete años de hambre; y toda la abundancia será olvidada en la tierra de Egipto, y el hambre consumirá la tierra.  Y aquella abundancia no se echará de ver, a causa del hambre siguiente la cual será gravísima…

Y el suceder el sueño a Faraón dos veces, significa que la cosa es firme de parte de Dios, y que Dios se apresura a hacerla. Por tanto, provéase ahora Faraón de un varón prudente y sabio, y póngalo sobre la tierra de Egipto. Haga esto Faraón, y ponga gobernadores sobre el país, y quinte la tierra de Egipto en los siete años de la abundancia. Y junten toda la provisión de estos buenos años que vienen, y recojan el trigo bajo la mano de Faraón para mantenimiento de las ciudades; y guárdenlo.  Y esté aquella provisión en depósito para el país, para los siete años de hambre que habrá en la tierra de Egipto; y el país no perecerá de hambre”.

Fuente: “Perspectiva Económica y Académica Contemporánea”. UNET. Años: 2018 al 2022.      Pedro Morales. Postulante a Rector de la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET)

pedromoralesrodriguez@gmail.com  @tipsaldia. – +584168735028

 

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