Colombia votó contra la tradición política

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Los candidatos a la presidencia de Colombia: Rodolfo Hernández. y Gustavo Petro. El líder de izquierda gana con el 40,3% la primera vuelta y se disputará el poder con el exalcalde de Bucaramanga (28,2%).

Colombia votó este domingo contra el establishment y contra la tradición política que siempre ha gobernado el país. El líder de la izquierda, Gustavo Petro, venció en la primera vuelta de las presidenciales con el 40% de los votos, seguido del candidato populista, Rodolfo Hernández, con el 28%. Los colombianos eligieron cambio frente a continuismo y cerraron la puerta al uribismo, que rápidamente se movió para apoyar a Hernández. La fuerza que ha aupado a la presidencia a los mandatarios de las últimas dos décadas pierde elecciones, pero se resiste a perder poder. En un país en el que nunca ha gobernado la izquierda, Petro se impuso de forma clara, pero este solo es el primer asalto de la carrera presidencial que se definirá el 19 de junio. En tres semanas, las urnas volverán a abrirse y pondrán a prueba la capacidad del izquierdista para trasladar su victoria a una segunda vuelta, en la que tendrá enfrente al candidato más inesperado. La irrupción del indefinible exalcalde de Bucaramanga, a quien nadie vio venir hasta el final de la campaña, anticipa una batalla muy reñida.

El gran derrotado de la jornada fue el candidato de la derecha, Federico Fico Gutiérrez. El exalcalde de Medellín se convirtió durante la campaña en la cara del continuismo, lo que lo acabó devorando. A Fico, aunque se presentó como un político independiente, lo apoyó todo el poder político del país. Desde el uribismo a los dos grandes partidos tradicionales, el Conservador y el Liberal, que decidieron cerrar filas con él ante el avance de Petro. En sus primeras palabras públicas, Gutiérrez reconoció su derrota y dio su apoyo sin ambages a Hernández para la segunda vuelta. Eso le complica las cosas a Petro.

Fico, con un 24%, sumó algo más de cinco millones votos. Hernández logró casi seis. Si todo el establishment que apoyó a Fico se va directamente con Hernández, sumarían 11 millones de votos. El líder de la izquierda obtuvo este domingo 8,5 millones. La seriedad de Petro, que salió a hablar tres horas después de conocerse los resultados, puso cara al momento al que se enfrenta el candidato que llegó a pensar que ya lo tenía todo hecho. “Hay cambios que no son cambios, son suicidios. ¿Qué queremos, cambio o suicidio?”, dijo desde el hotel en el que se llegaron a congregar 450 medios de comunicación.

La jornada electoral transcurrió con normalidad en todo el país después de la campaña más tensa que se recuerda en Colombia. Los votantes llegaron a las urnas con la certeza de una victoria de Petro, pero nadie se atrevía a poner la mano en el fuego por quién sería el segundo. Después de meses en los que los sondeos dibujaron una batalla a dos entre el candidato de la izquierda y el líder de la derecha, ambos candidatos se estancaron y un tercero inició una cabalgada que el silencio de las encuestas de la última semana, al que obliga la ley electoral, dejó de medir hace 10 días. Los resultados confirmaron que durante esta última semana Hernández siguió ganando apoyos. Lo hizo a su modo, a través de mítines en Instagram y Facebook, y sin participar en ninguno de los debates entre el resto de candidatos. Rodolfo, al que muchos llaman ya el Trump colombiano, llegó al domingo convencido de su victoria: “Hoy hacemos historia”. Una vez conocidos los resultados, desde la cocina de su casa, un solitario Hernández publicó un vídeo en sus redes: “Perdió el país de la politiquería y corrupción”.

Petro no lo tenía fácil en segunda vuelta con ninguno de los dos, pero con una élite política en horas bajas, prefería encontrarse con Fico el 19 de junio. El líder de izquierda ha navegado en todo este tiempo la incertidumbre desde un cómodo primer puesto en las encuestas. A lo largo de los meses de campaña moderó su discurso y se le vio especialmente tranquilo en los debates electorales. Enfrentarse a Fico era enfrentar a todo lo que había hecho frente siempre, pero ahora contaba además con el apoyo de gran parte de una sociedad que demandaba un cambio de rumbo. La amenaza de Hernández solo se vio al final, y en la campaña del candidato del Pacto Histórico empezaron a aflorar las dudas.

El líder de la izquierda llegó nervioso a las urnas, consciente de que esta es su última oportunidad. En la misma mesa de votación, se dio cuenta de que se había olvidado su cédula de ciudadanía en casa, el único requisito que había el domingo para emitir el voto. Tuvo que esperar a que alguien se la llevara. Cuando sí metió la papeleta en la urna, invitó a los ciudadanos “a cambiar la historia del país”.

Gran parte de la sociedad votó con esa idea, casi el 70%. Consolidar un cambio después de décadas de gobiernos conservadores en manos de una misma élite política. La caída de Gutiérrez convierte la clásica batalla entre la derecha y la izquierda en una historia del pasado. Ese fue el escenario de segunda vuelta hace cuatro años, pero el país ha cambiado mucho desde entonces. En 2018, el candidato del uribismo Iván Duque venció en primera vuelta y volvió a hacerlo en segunda ante Gustavo Petro. La luna de miel con el presidente duró poco, apenas un año después de llegar al poder, Duque tuvo que enfrentarse en 2019 al primer asalto del estallido social. Miles de personas salieron a las calles para mostrar su descontento en unas protestas que se volvieron intermitentes y que en 2021 se repitieron con tanta fuerza en todo el país que se prolongaron durante más de dos meses y paralizaron ciudades enteras de Colombia.

Con el segundo puesto del excéntrico candidato Rodolfo Hernández, la batalla cambia de eje. Colombia eligió cambio a toda costa, el de la izquierda de Petro (62 años) o el de la incógnita de Hernández (77 años). Cualquiera de los dos supone un verdadero quiebre. El izquierdista, que genera enorme temor entre toda la élite política, dispuesta a votar por cualquier que no sea él. Y el exalcalde de Bucaramanga, un enigma que la derecha, ya derrotada, empezó a abrazar la misma noche electoral. La única experiencia política de Hernández fue durante su alcaldía en Bucaramanga, de donde aún tiene pendiente una cuenta con la justicia, que lo citará en julio para dirimir una acusación de corrupción por un contrato público.

La irrupción tardía del exalcalde de Bucaramanga recuerda a otras citas anteriores y no tan lejanas. El día que Pedro Castillo venció en la primera vuelta de las elecciones de Perú, hace ahora un año, algunas televisiones ni siquiera tenían preparada su foto y tuvieron que ilustrar sus primeros resultados con una silueta en sombra. Hoy Castillo gobierna Perú. La cara de Hernández sí se conoce, pero no tanto qué hay detrás del candidato que no duda en público de llevar la contraria a su propio programa electoral si la ocasión lo merece. Las próximas semanas servirán para ahondar en su propuesta. Ahora es él el protagonista. Después de una campaña que giró siempre alrededor de Petro, el izquierdista suena ahora a viejo conocido. El domingo se cerraron las urnas, pero este lunes comienza una nueva campaña. A Colombia le quedan tres semanas de infarto.

Inés Santaeulalia Es la jefa de la oficina de EL PAÍS para Colombia, Venezuela y la región andina. Comenzó su carrera en el periódico en el año 2011 en México, desde donde formó parte del equipo que fundó EL PAÍS América. En Madrid ha trabajado para las secciones de Nacional, Internacional y como portadista de la web.

 

Las movidas de los perdedores para definir al presidente

La derecha, el centro, las estructuras y los partidos tradicionales fueron los grandes derrotados. ¿Cómo pueden desequilibrar la contienda?

El gran derrotado de estas elecciones fue el establecimiento. Colombia decidió ayer que la segunda vuelta se disputará entre dos opciones con un marcado discurso de cambio y que están lejos de los grandes estructuras políticas que tenían a Federico Gutiérrez como su gran apuesta. La candidatura del Equipo por Colombia, tenía el apoyo de políticos de trayectoria como David Barguil, Alejandro Char, Enrique Peñalosa o Dilian Francisca Toro, y también contaba con la fuerza de los tres expresidentes que se han metido de lleno a las últimas elecciones del país: Álvaro Uribe, Andrés Pastrana y César Gaviria, a quienes se puede señalar como los otros grandes derrotados de la jornada.

Y es que se supone que a Gutiérrez le tenían que mover apoyos maquinarias de peso como las del Caribe y, de forma oficial, las de los tradicionales partidos Conservador y Liberal, que fueron la segunda y tercera fuerzas más votadas en las pasadas elecciones legislativas. A pesar de eso, perdió en los siete departamentos de la región Atlántica, que hace cuatro años apoyaron en su mayoría la aspiración de Iván Duque. Tras los comicios de este domingo, también salieron derrotados partidos como la U y el MIRA, empeñados en mover una candidatura que no superó el 25 %.

En su discurso final, Gutiérrez aceptó la derrota y dejó claro su camino para la segunda vuelta. El exalcalde de Medellín, tras agradecer a sus votantes, manifestó que para él y su fórmula presidencial, Rodrigo Lara Sánchez, siempre estará Colombia por encima de sus intereses personales. Consciente, como dijo, de que su posición puede ser decisiva para definir al próximo presidente, anunció su apoyo a Rodolfo Hernández. “No he hablado con Rodolfo, ni necesito hacerlo, y quiero expresar públicamente que nosotros no queremos perder el país y que no vamos a poner en riesgo el futuro de Colombia, de nuestras familias y nuestros hijos”, mencionó el candidato al reconocer la derrota.

Otro candidato que desde anoche definió su posición fue Enrique Gómez. El aspirante del Movimiento de Salvación Nacional, que reconoció que los grandes vencidos de la primera vuelta fueron los partidos tradicionales y les hizo un llamado a renovar su forma de hacer política, manifestó su apoyo total a Hernández porque, a su modo de ver, es la única carta para “frenar la dictadura socialista”. Y aunque apenas superó los 50.000 votos, con los que poco podrá negociar, dijo que su adhesión se hará “sobre la base de un mínimo programático”.

Federico Gutiérrez: Rodrigo y yo votaremos por Rodolfo Hernández

El centro, aunque era previsible por los resultados de la consulta del 13 de marzo y las encuestas, se consolidó como la gran decepción de las elecciones de 2022. Si bien en la consulta que ungió a Sergio Fajardo como el aspirante de la Coalición Centro Esperanza alcanzó 2,2 millones de votos, ayer el centro no superó los 900 mil apoyos. Es un descalabro a todas luces si se tiene en cuenta que hace cuatro años, el exgobwrnador de Antioquia obtuvo 4,5 millones de sufragios.

La derecha, el centro, las estructuras y los partidos tradicionales fueron los grandes derrotados. ¿Cómo pueden desequilibrar la contienda?

Fajardo no cantó su voto y durante su discurso la única referencia que hizo a la segunda vuelta es que “las dos personas que encabezan las elecciones representan un cambio”. No obstante, hay que recordar que fueron múltiples los coqueteos entre este y Rodolfo Hernández e incluso estuvo muy cerca una alianza entre ambos.

No obstante, desde el centro también llegarán varios votos al Pacto Histórico. Solo basta recordar el guiño que hizo Alejandro Gaviria a la candidatura de Gustavo Petro y que en las semanas previas a la primera vuelta presidencial, varios congresistas y militantes de partidos de centro decidieron declinar su apoyo a Fajardo para irse con Petro. Así las cosas, mientras la derecha y parte de los partidos tradicionales se irán de forma decidida con Hernández, en el centro podría estar la clave para desequilibrar la segunda vuelta.

Felipe García Altamar – El Espectador de Colombia

 

 

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