Textos y contextos
Se recogen en este tercer volumen de Apuntes sobre Venezuela mis artículos de opinión aparecidos en distintos medios de comunicación durante el periodo comprendido entre los años 2012 y 2018. Lo he bautizado con el lluvioso título de Selva Nostra.
Dicha recopilación se agrega a otras dos que la precedieron, a saber: El país que se asoma que se publicó en el año 2008 amparado en el sello editorial “Huella Editores”, Caracas, Venezuela, y posteriormente ¡Auxilio Freud!, en idéntica editorial y ciudad, pero ahora en el año 2012.
Del mismo modo que en los libros antes mencionados, los artículos incluidos en Selva Nostra han sido divididos posteriormente en secciones que obedecen tan solo a razones de carácter temático y de presentación, que respetando el ritmo y el orden cronológico general, permiten tanto una lectura del autor y de sus perspectivas, prioridades, apremios y contextos que llaman su atención, como la indagación de la escritura y tesituras discursiva y narrativa que utiliza y cimenta en orden y cadencias de ánimo, para entender, traducir y comunicar realidades.
Libro entonces este, biográfico en tantos sentidos, subjetivo hasta más no poder, en el que se enseñan y proponen, somatizan o evaden, esconden o posponen, duelen y gritan, rabian o callan, atesoran y escriben, amores y desilusiones inclementes por mi país, Venezuela, hoy hecha ruina a propósito, jungla de huir, no pase perro bravo, puente abismado, gente que fue de uno, rostro extraviado, esperanzas y anhelos, todo transcurriendo a borbollones en el mismo sobresalto de un tiempo inesperado que pronto pasará, así lo espero, cicatriz imborrable, inolvidable, imperdonable en tantas direcciones.
Debo dar las gracias de la manera más sincera a Magaly Pérez Campos, quien prologa el libro, brillante mujer, acuciosa politóloga y docente, quien fuera destacada y entrañable discípula de quienes fuimos sus profesores en la Escuela de Estudios Políticos de la Universidad Central de Venezuela, madre en común.
A mi hijo Klaus debo infinito agradecimiento por su tesón, a los 18 años de edad, lejos de nosotros por culpa de la crisis venezolana, por haberse arrojado a diagramar y corregir este potro indomable de las palabras. Qué nuestro Dios lo acompañe, proteja y guie.
Leandro Area Pereira